Pablo tiene 17 años y quienes lo han visto jugar aseguran que "la rompe" en el Club Atlético Defensores De La Plata de La Rioja. De enganche o de 8, por adelante, el sueño del pibe es llegar a la primera división del fútbol argentino. O, al menos, lo era hasta hace algunos meses. "Mi hijo dejó la escuela por el fútbol, pero ahora ya ni quiere jugar", se lamentó ayer su papá, Pablo Pizarro.
Pablo es uno de los seis chicos riojanos que estaban alojados en pésimas condiciones en una pensión trucha de Tucumán al 2600, donde habían llegado hace unos tres meses, según denunciaron sus familiares, "detrás de la promesa de un manager que se presentó como veedor de la Fundación Lionel Messi y les aseguró que los haría jugar en NOB y Renato Cesarini". Un vínculo que negaron desde la fundación del futbolista (ver aparte).
Pizarro padre llegó ayer a la mañana a Chilecito (La Rioja) después de un viaje muy agitado que emprendió a Rosario para buscar al pibe que hacía semanas le pedía "que lo saque" del albergue de Pichincha.
El hombre se presentó en la comisaría 7ª de Rosario el jueves, acompañado de los padres de otros muchachos, del juez de Cámara de Chilecito, Daniel Flores, y del diputado provincial riojano Rodrigo Brizuela, donde relataron las condiciones en que vivían los menores. Situación que terminó con la clausura de la pensión por falta de habilitación, falta de higiene y condiciones de seguridad.
Con la constancia de esas actuaciones y otros documentos, el grupo está preparando una presentación judicial por estafas reiteradas y extorsión en los tribunales riojanos.
"Un gran verso". Pablo es el segundo de los seis hijos de una familia muy humilde de Chilecito. Hasta octubre pasado su vida era muy tranquila: la escuela y las prácticas en Defensores De La Plata, le insumían gran parte del día. Quería llegar a primera y ese anhelo se le presentó muy cercano cuando en el club se empezó a comentar que "un veedor de la fundación de Messi estaba probando jugadores", recordó su papá.
El pibe no lo dudó. "Pedimos plata prestada para juntar los 2.500 pesos que nos pedía para hacer la prueba. Y también el resto del dinero que nos solicitaba para los viajes y la estadía en Rosario", contó con dolor el hombre.
En noviembre, Pablo llegó a Rosario y empezó a prepararse para ese futuro que por entonces se le mostraba próspero. "Le habían dicho que iba a entrenar en Renato Cesarini, pero en tres meses nunca pisó el club. Lo sacaban a correr por el parque. Le decían que tenga paciencia, que ya iba a llegar, que estaban arreglando los papeles. Mientras tanto yo les depositaba toda la plata que me pedían. Me deben haber sacado unos 25 mil pesos", calculó Pizarro.
El ídolo. Si bien le gusta jugar de volante por derecha, como el Cholo Simeone o el Pupi Zanetti, Lionel Messi es el ídolo de Pablo. "Su sueño era conocerlo", dijo con dolor el papá.
"Y le decían que lo iba a hacer, que iba a jugar con el. Lo llevaron a ver el partido de NOB contra San Lorenzo y le hacían la cabeza le decían que iba a estar allí. No es justo que hayan jugado conmigo, pero peor es que lo hayan hecho con la ilusión de mi hijo", se quejó el hombre .
-¿Alguna vez le hicieron una prueba mientras estuvo en Rosario?
-No. Nunca pisó una cancha de fútbol. Lo llevaban a correr al parque y nada más.
-¿Y le explicaban qué pasaba?
-Le decían que espere, lo maltrataban psicológicamente, las últimas semanas lo llevaban a trabajar a una pizzería. Ahí empezó a darse cuenta y pedirme que lo busque. Y cuando los padres vimos en las condiciones en que vivían nos queríamos morir. Durmiendo en el suelo, comiendo cualquier cosa.
-¿Cómo está ahora Pablo?
-Muy mal. Su sueño era jugar al fútbol. Dejó la escuela por eso. Y ahora, después de lo que pasó, ya me dijo varias veces que no quiere jugar. El daño que le hicieron es terrible. Terrible.