Salir a la vereda para sacarle una foto a la luna es una actividad que no requiere más que un celular, abrir la puerta que da hacia la calle y tener unos minutos disponibles para hacer la mejor toma posible. Pero para los alumnos de la escuela Simón de Iriondo, de barrio Ludueña, es un riesgo intentar cumplir con la tarea: a la noche, le dicen a la “seño”, hay “toque de queda” y nadie puede salir de casa por el riesgo de quedar en el medio de un enfrentamiento entre bandas. Esta historia que una docente contó a La Capital es apenas una de las tantas que se registran por estos días en las escuelas rosarinas, lo que llevó a que los maestros realizaran un paro y se manifestaran públicamente este martes contra la violencia y las balaceras que están sufriendo los establecimientos, para reclamar que se ponga fin a esta situación.
En una multitudinaria movilización, que se inició alrededor de las 10.30 y por la magnitud demoró una hora en ir desde plaza 25 de Mayo hasta plaza San Martín, cientos de docentes expresaron consignas que giraron en torno a “basta de balaceras” y “basta de violencia”. También se sumó al mismo pedido personal no docente, profesores universitarios, centros de estudiantes, personal estatal y organizaciones sociales.
En la manzana de la Escuela Nº 1.243 (primaria) hay también tres instituciones educativas: otra primaria, un jardín de infantes y una de enseñanza técnica. Toda la comunidad es blanco de robos y arrebatos, aunque según Daniela, docente de la institución que se acercó hasta la plaza 25 de Mayo, los alumnos de la técnica se llevan la peor parte por los elementos “de valor” que llevan a clases. De hecho, ese establecimiento fue blanco de una amenaza a finales de abril, cuando dejaron un cartel en la puerta que prometía “plomo” por “culpa de algunos estudiantes”.
Para el resto, el arrebato de celulares se convirtió en moneda corriente. “Ya no hacen la denuncia porque saben que no va a pasar nada”, se lamentó. Y no se acuerda desde hace cuánto que la situación está así, sin perspectiva de ningún tipo de mejora.
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Entre los presentes había gremios y organizaciones sociales, pero también se vieron banderas de jardines de infantes, centros de estudiantes secundarios y de profesorados, y de la Orquesta Sinfónica Provincial.
El pedido de la comunidad educativa y los gremios que se sumaron a la movilización fue “por infancias y escuelas sin violencia”.
Tarea incompleta por la violencia
María Celeste es docente en la Escuela Nº 6.055 “Simón de Iriondo” desde hace siete años. Todos los ciclos lectivos los vivió atravesados por la violencia en el barrio, contada por sus alumnos: “Me da miedo la naturalización que tienen los chicos sobre la situación. Dicen que a las 12 de la noche parece que toca la murga, por la cantidad de tiros que escuchan”.
Los robos a docentes que viven en el barrio y que llegan desde otros barrios a dar clases a la escuela también es algo común, pero para graficar la situación que viven los chicos en el barrio, contó: “Teníamos una actividad en la que había que sacarle una foto a la luna, pero (los alumnos) me dijeron «seño, no puedo salir a la calle de noche porque hay toque de queda». Y eso no es algo que disponen las autoridades”.
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“Desde el año pasado que vengo escuchando cosas muy graves, algo que no me pasó en otros años. Hay mucha incertidumbre sobre qué va a pasar porque pareciera que nada alcanza”, dijo.
Infancias vulneradas
Varios docentes expresaron que vivieron hechos de inseguridad tanto a la ida como a la vuelta de las escuelas donde trabajan, algo con lo que también tienen que convivir. En el medio de la movilización, Claudia, una docente que se acercó hasta la plaza para manifestarse, señaló que ya le robaron tres veces el celular y que el sueldo no alcanza para comprar una y otra vez el mismo equipo: “Tengo que estar conectada con mis alumnos y no puedo”.
En grandes letras celestes, Patricia, que hace diez años trabaja en la Escuela Nº 1.172 “Paul Harris”, hizo un cartel que decía: “Quien no se atreve a luchar no merece enseñar”. Además, sumó otro: “+ amor - balas. Paren de matar”.
marcha docentes violencia
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
“Los chicos cuentan lo que viven en el barrio, son alumnos de 3º y 4º grado. Están en una situación muy vulnerable y por eso vinimos hoy acá”, señaló sobre los alumnos de la escuela que está en Roca al 5800.
La movilización fue hasta plaza San Martín, donde, desde antes de las 9, esperaban en una gran carpa los ex combatientes de la Guerra de Malvinas y a quienes se fueron sumando otras personas con el correr de la mañana. Las columnas de manifestantes llegaron alrededor de las 11.30.
Esta movilización es la antesala de un paro general con movilización en Rosario que se llevará adelante el 22 de junio. Participarán organizaciones sindicales, sociales, religiosas y políticas “para que la sociedad diga basta de violencia”, según adelantó el secretario general de Amsafé, Paulo Juncos.
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"Se acordó un plan de acción para decretar un paro general de actividades en la región de Rosario para el jueves 22 de junio. El viernes próximo habrá una reunión con una importante cantidad de organizaciones sindicales, sociales, religiosas y de distintos sectores de la sociedad. Vamos por un paro general de actividades con amplia movilización ciudadana, que signifique un llamado de atención más fuerte del que estamos haciendo hoy los docentes para poner poner sobre la mesa esta problemática, y que la sociedad diga basta”, aseguró.