El robo indiscriminado de agua de los bebederos públicos producto de conexiones clandestinas realizadas en los alrededores genera enorme malestar en usuarios que suelen realizar deportes en la Calle Recreativa o quienes intentan disfrutar en familia la costa rosarina y ven imposibilitado el derecho de beber agua potable. Desde 2014 a la actualidad, a partir de una iniciativa impulsada por la Cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), se incrementó la instalación de bebederos en varios parques y paseos, pero aseguran que "aún falta mucho por hacer". El municipio relevó y planea instalar más dispositivos para satisfacer la demanda, al tiempo que llamó a denunciar las irregularidades provocadas en líneas generales por puesteros, carritos, food trucks y trapitos.
A falta de bebederos sobre avenida Belgrano, en la zona comprendida entre Pellegrini y el Monumento a la Bandera, y la franja de parque Sunchales y otro tramo hasta el Acuario, se suman los inconvenientes de quienes caminan por esos lugares y quieren saciar la sed y aquellos que se detienen para hidratarse mientras realizan actividad física.
Bebederos y conexiones clandestinas
Una postal elocuente es la siguiente: un sábado a media mañana, una mujer trota por la vereda de la avenida de la Costa y al detenerse en uno de los seis bebederos a la altura de Moreno se encuentra con que no sale una gota de agua, un recurso esencial y vital.
La sorpresa, e indignación a la vez, surge cuando a escasos metros de ese bebedero una persona carga hasta rebalsar un bidón de grandes dimensiones (podría rondar los 40 litros) con una manguera que sale desde una conexión "puenteada" —es decir, clandestina— de la conexión que irriga líquido a ese dispositivo público.
Esa misma situación se experimenta en el que se encuentra a la altura de Italia, se observa otra situación idéntica en inmediaciones del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) y lo mismo frente al complejo Emilio Lotuf, en el Parque Nacional a la Bandera.
Lo mismo ocurre hacia el norte, al pasar por el bebedero de la zona del Acuario y el siguiente, en la Rambla Catalunya. Es más, para sorpresa de este medio, tampoco fue posible beber agua en la zona del parque Urquiza, aunque en algunos casos ese imprevisto estuvo vinculado a un inconveniente en la presión del recurso.
En la mayoría de los casos, quienes suelen utilizar ese tipo de prácticas son los trapitos que se dedican al lavadode autos allí estacionados, pero también es una costumbre entre muchos puestos de comidas rápidas y al paso, que explotan el recurso a la vista de todos los que suelen frecuentar esa zona de Rosario.
Baja presión
El director de la Cátedra del Agua, Aníbal Faccendini, aseguró a este diario que reclamaron y relevaron los siguientes inconvenientes: "Baja presión, utilización indebida del recurso y directamente falta de agua".
"El problema de presión de agua, es un problema generalizado y grave. Nos ponemos a disposición para plantear las soluciones públicamente de este problema sobre el que seguiremos insistiendo", sostuvo.
En ese sentido, precisó que a lo largo de la costa de Rosario "tendría que haber un bebedero cada 200 metros, ya que el planteo de Aguas Santafesinas y del Estado respecto a las botellas personales es un despropósito".
En eso mencionó dos motivos: por un lado, la contaminación que supone el plástico y, por otro, que la mejor calidad de agua potable es la que corre y no la que se encuentra almacenada. "Lo planteamos en febrero de este año ante Assa; es un problema de varias gestiones estatales", señaló Faccendini.
Agua potable en espacios públicos
El catedrático admitió que desde 2014 "hubo avances", pero aclaró que "aún falta mucho por hacer en esta materia".
"Logramos que en bulevar Oroño hubiera por primera vez bebederos de agua, a partir de la ley de derecho de jarras". Y ocurre lo propio en los parques de España, Urquiza, Scalabrini Ortiz, Alem, y espacios de la zona sur, las cuatro plazas de Alberdi, y la zona de Mendoza y Avellaneda", enumeró.
En ese marco, relevó: "Rosario presenta 450 espacios abiertos entre plazas, plazoletas y parques. Y solo 5%, al menos durante el período 2012-2013 presentaba algunos precarios bebederos, pero la mayoría de ellos no funcionaba. Así fue que entre 2014 y 2015 logramos desde la Cátedra del Agua y de la Asamblea por los Derechos Sociales que colocaran 140 bebederos en distintas zonas".
Por su parte, la subsecretaria de Ambiente y Cambio Climático del municipio, Pilar Bueno Rubial, aseguró que hay planes de extender la red de bebederos públicos, al tiempo que se trabaja para erradicar este tipo de prácticas irregulares que a menudo denuncian usuarios.
"Todo el mobiliario urbano está sujeto a estas problemáticas sociales y económicas que conocemos", explicó Bueno Rubial para asegurar que el trabajo del municipio consiste en "denunciar a Aguas Santafesinas este tipo de irregularidades, ya que esto forma parte de la red de Assa".
No obstante, apuntó que este tipo de prácticas irregulares "no solo involucra a trapitos o cuidacoches".
También señaló que el mantenimiento y relevamiento de estos dispositivos "no llega a cubrir el nivel de daño o deterioro" de los bebederos ubicados en parques y paseos de la ciudad.
Más bebederos y refugios climáticos
A partir de los efectos consecuentes del cambio climático, el municipio proyecta extender la red de bebederos junto con los refugios climáticos, que este verano tuvieron muy buena aceptación en los rosarinos por tratarse de un dispositivo esencial en épocas de altas temperaturas y olas de calor.
"En esta temporada que se viene nuestra idea es duplicar la red refugios climáticos e incorporar más bebederos en espacios verdes, ya que se trata de elementos básicos", anticipó la funcionaria.
En ese marco, adelantó que proyectan "incremento de entre un 25% y un 30%" de la red de bebederos.
"Estamos en tratativas con Assa y con todos los distintos actores, pero también debemos mencionar que hay vecinos que manifiestan sus reparos, puesto que no quieren que se generen este tipo de prácticas irregulares como ocurre en avenidas y parques", comentó.