Como parte de una iniciativa para explorar nuevas formas de contar historias, desde este domingo La Capital ofrece a sus lectores la posibilidad de descargar en forma gratuita el suplemento especial "Las voces de la (des) información durante el terrorismo de Estado" para leer en formato Kindle.
Para descargar el informe periodístico basta con hacer click en este link o en el botón de descarga que figura más abajo. Una vez descargado debe enviar el archivo (disponible en formato mobi) a su cuenta de Kindle para poder leerlo en el dispositivo electrónico o en las aplicaciones de Amazon (obtener la app de Kindle para PC, Android o para iOS). También puede leerse con un programa como Calibre y convertirse a cualquier e-reader que utilice.
"Las voces de la (des) información" fue producido para conmemorar el 46° aniversario de la última dictadura militar. Se trata de una serie de entrevistas en profundidad y perfiles a periodistas que trabajaron en los medios de comunicación de la ciudad durante esos oscuros años cuando el secuestro, la tortura y la desaparición de personas se transformó en una política de Estado.
¿Cuánta de esta información llegaba a las redacciones de diarios, radios y televisión? ¿Qué se podía publicar? ¿A qué costo? Armando Cicerchia era por entonces redactor del Informativo de LT3 y recuerda que por esos días un coronel interventor obligó a renunciar a su cargo. Alicia Simeoni recién había ingresado como periodista en La Tribuna cuando le tocó cubrir la visita de Jorge Rafael Videla y su esposa Alicia Hartridge, al Museo Histórico Provincial, pero custodios con armas largas la rodearon cuando quiso acercarse al dictador para preguntarle por los desaparecidos. Luis Etcheverry, quien ya trabajaba en la sección Espectáculos de La Capital, admite un escenario de miedo y autocensura.
A esos testimonios se suman los recuerdos de Enrique "Quique" Pesoa, Oscar Bertone, Ruben Pron y Alberto Gentilcore, todos trabajadores de prensa, quienes repasan lo vivido personal y colectivamente entre 1976 y 1983.
En la segunda parte del informe, Juan Nóbile, quien desde 2004 integra el Equipo Argentino de Antropología Forense, explica por qué aún sesgada y amañada, la información de las agencias del gobierno y de los partes policiales que se replicaban en los medios de la época fue una herramienta valiosa para años más tarde ubicar los restos de las personas asesinadas.
De acuerdo al Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en el país hubo 223 periodistas y trabajadores de la Comunicación desaparecidos. En Rosario no hubo periodistas asesinados: sí cesanteados sin derecho al reclamo ni a la defensa laboral en momentos donde la prohibición recaía en la actividad política y gremial y el Sindicato de Prensa, como el resto de los gremios, estaba desarticulado.
Las voces de trabajadores de prensa de esa época que compila el informe de La Capital son fundamentales para intentar entender qué fue de esa profesión durante estos días. Un material de lectura reposada al que, ahora, los lectores podrán leer en formato Kindle.