Llegó el día. La película sobre el crack Lionel Messi dirigida por Alex de la Iglesia se estrenó ayer a la mañana en la escuela Las Heras (Buenos Aires al 4800), la misma donde el rosarino asistió a la primaria. Sin embargo, el barrio estuvo impregnado de la figura del astro durante toda la jornada porque, ya durante la noche, el documental fue proyectado para los vecinos de la institución en la que Leo comenzó a gambetear su destino. Las actividades se hicieron en el marco del Festival Latinoamericano de Video.
La figura de Messi ya es tan grande que, aún no estando presente, bastó referirse a él para que aparecieran las cámaras y los micrófonos de distintos puntos del mundo con el objetivo de reflejar una vez más “la cuna del crack”, como le insistieron sus editores que reflejara a un periodista de un medio europeo.
Messi está físicamente en España con la familia, a la espera del nacimiento de su segundo hijo con Antonella Roccuzzo, a quien conoció de niña en el barrio y hoy siguen juntos en Barcelona.
Los chicos de la escuela esperan que los visite, como cada vez que se rumorea o conoce que está en la ciudad. María Carmen Godoy y Andrea Sosa, maestras de la primaria de Leo, aún no se acostumbraron a que las busquen para hablar de Messi. “El año pasado con el Mundial fue impresionante la cantidad de periodistas que vinieron de todo el mundo para conocer sobre la vida de Messi”, acotó ayer una de ellas. Pero insistieron en señalar que “son los valores los que le permitieron a Messi alcanzar sus objetivos”.
La proyección de la película “Messi” se hizo en el patio techado. Entreverados, fueron apareciendo Valdano, Cruyff, sus amigos de la infancia, Iniesta y los entrenadores de su infancia y de la escuela (entre ellos el dirigente de Amsafé, Gustavo Terés), además de Menotti, compañeros de las inferiores de Newell’s y Tocalli. En el filme, todos hablan de él. También se destacan figuras centrales en la vida del jugador: su familia, en particular su abuela Celia, y sobre todo Jorge, su padre recreado como un hombre que pelea con tezón el sueño del pibe.
Leo se expresa con la pelota pegada al pie, con estiletazos de su genialidad, haciendo simple lo imposible, y muchos goles.
Entre otras personas fundamentales que se expresan en la película, está el endocrinólogo Diego Schwarztein, quien le dijo a Messi que iba a ser más alto que Maradona, pero a fuerza de un persistente tratamiento de inyecciones, que en la Argentina de comienzos de siglo lo llevaron a la dolorosa decisión de que para “crecer” se tenía que llevar sus “precariedades” a otro país. La cuna de crack no tenía obra social, ni clubes, ni Estado que aguantara a un pibe en 2000.
Y Frank Rijkaard, el entonces entrenador del Barsa, apostó a la juventud y lo llevó a jugar en el mundo de las estrellas del fútbol sin que perdiera esa habilidad con la pelota que se inició en las veredas y calles de un barrio donde, después de medio siglo se planea y debate un proyecto de transformación para el ex Batallón 121, ubicado frente a la escuela Las Heras.
El documental tiene una duración similar a la de un partido de fútbol, unos 90 minutos. Allí se ve que la pasión no le deja casi margen al costado humano. Le piden que “dé todo” a una persona que emigró en pos de un sueño que se convirtió en realidad.
Los presentes emocionaron con algunas imágenes del documental que recorre la vida del chico de Las Heras con anécdotas y recreaciones de una infancia en la que se pateaba la calle.
Afuera de la escuela, desde el techo de una camioneta Renault Kangoo, un altavoz repetía que por la noche la película se iba a proyectar nuevamente para los vecinos.
Sueños. Entre los chicos de la escuela, Messi es un ídolo y lo reflejaron con un mural. Es un orgullo, aunque cada uno tiene sus propios sueños y así están reflejados en dibujos. Al lado de la puerta del nivel inicial, Bianca y María se pintaron como veterinarias, Milena bailarina y otra con del mismo nombre, cocinera. Julieta maestra jardinera, Aaron policía y Lucio paleontólogo.