Ilda Crispín ríe a carcajadas cuando recuerda lo que le sucedió el jueves 16 de enero. Había abierto el diario La Capital en la página 2 para ver la sección en la que un personaje sube y otro baja, como hace siempre, y de pronto hizo un descubrimiento: al lado, en la imagen que llenaba la sección denominada "La foto histórica", había "cositas" que le resultaron familiares. Primero reconoció el vagón del tranvía en el que durante mucho tiempo dio clases y sintió un cosquilleo de emoción. Después miró con detenimiento y el hallazgo fue todavía más sorprendente: la maestra a la que se veía enseñando a un grupo de alumnos en ese "aula" de una escuela de Bajo Hondo era ella.
"Quedé media tocada, no podía creerlo", cuenta Crispín, todavía entre risotadas. A los 76 años, hace mucho que está jubilada pero todavía recuerda con cariño el ejercicio de la docencia y aquella escuela ubicada en una zona de quintas, en las afueras de Rosario, cerca de Soldini. Un lugar que inesperadamente ahora le dio una nueva alegría: la foto en la página 2 del diario, una imagen que ya tiene 52 años y que el diario rescató de su archivo.
La mañana del jueves Crispín fue a hacerse estudios médicos y, previsora, compró un ejemplar del Decano de la prensa argentina por si la espera llegara a ser larga. Inesperadamente eso no ocurrió y entonces decidió sentarse a comer en un bar del centro. Allí abrió el diario en la misma sección por donde lo hace siempre: el Sube y Baja (ese día estaban el joven futbolista Thiago Geraldik y el empresario Federico Alvarez Castillo, el protagonista del escándalo del cordero arrojado desde un helicóptero).
"Mientras miraba eso vi de reojo los asientos del tranvía y me resultó familiar. Entonces empecé a ver con más detenimiento y me dije: «¡Esa soy yo!»". Es que pasaron muchos años, pero yo todavía me reconozco", cuenta divertida.
Después desgrana algunos recuerdos sobre la época de la foto. Había venido a Rosario desde Ceres ("Estaba de novia y él trabajaba en el ferrocarril, así que nos casamos y alquilamos un departamento en Gálvez y Paraguay"). A la escuela iba en un colectivo de la empresa Cotal por la avenida Godoy. Se bajaba al final de la arteria, caminaba 700 metros y llegaba a una chacra. Allí la esperaba el propietario con un sulky. Y así, en ese vehículo tirado por caballos, llegaba hasta la escuela.
Era un establecimiento modesto. Sólo tenía un aula de material, destinado al primer grado, y el vagón en desuso del tranvía. "Ahí daba clases yo, como se ve en la foto que ustedes publicaron". Además había una letrina que construyeron los soldados conscriptos que hacían el servicio militar en Rosario.
Crispín volvió a la escuela muchos años después. Así supo que habían construido una nueva, toda de material, con cancha de básquet y hasta un escenario para los actos. "Todo había cambiado mucho, pero los recuerdos no", dice.
Uno de esos recuerdos la lleva a sus alumnos. "Como es una zona de quintas, no compraba verdura porque ellos me traían todo: acelga, perejil, rabanitos, lechuga". Sólo iba a la verdulería a comprar papas. Otro recuerdo es que la avenida de Circunvalación aún era de tierra y que por allí pasaba un ómnibus, pero cuando llovía eso no ocurría. "El único medio de transporte seguro era el sulky", comenta.
El jueves, cuando se descubrió en el diario, no resistió comentárselo a una persona del bar donde estaba almorzando. "Salí en el diario, pero cuando tenía 22 años", le dijo. Hasta que no le mostró la foto su interlocutor no entendió de qué le hablaba. Era verdad: en la foto tenía esa edad porque la imagen es de junio de 1967.
Crispín se recibió de maestra normal nacional en Hercilia, a 15 kilómetros de su pueblo. Tenía 17 años. Trabajó dos años en Ambrosetti, dos más en Monigotes, otro tanto en Ceres y finalmente se mudó a Rosario. Es viuda desde hace "mucho tiempo" y tiene tres hijos varones.
La hija de uno de ellos, su nieta, le pidió en estos días que le mandara vía WhatsApp (vive en Buenos Aires) una foto de la página del diario donde está dando clases en un vagón del tranvía. "Me cargó: dijo que una de las alumnas que se ven en la imagen es Mirtha Legrand", cuenta y otra vez se ríe con ganas. Después anticipa que mañana volverá a leer el diario y que volverá a empezar por el Sube y Baja.