Por su parte, los gatos también cuentan con un sector específico. Los puentes colgantes, rascadores y comedores encabezan la lista de los productos más vendidos.
mascotas
Celina Mutti Lovera/La Capital
En ese sentido, el comerciante analizó: “Las mascotas son compañeros, es un mercado que creció mucho y va a seguir creciendo. La pandemia puso en evidencia esta necesidad de compañía”.
La venta de accesorios igualó las ventas de alimentos balanceados y hoy por hoy son muchos los pet shop que se sostienen con esos ingresos. Además, algunos eligen sumarle el servicio de peluquería y brindarles a los clientes todas las prestaciones en un solo lugar.
Es tanta la importancia que adquirieron las mascotas, que algunas veterinarias ya ofrecen cobertura médica. Desde paquetes básicos hasta premium, muchos dueños pagan mensualmente una obra social que cubre, según el plan, atención a domicilio, medicamentos, vacunación, antiparasitarios, análisis de sangre, un cupo de cirugías anuales y hasta servicio de cremación.
Los datos del Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa) respaldan esta tendencia. Desde 2016 se han incrementado las adopciones y se concretan alrededor de 350 por año, entre perros y gatos. Daniel Rinaldi, titular de la institución, aseguró que pese a la pandemia se sostuvo este crecimiento y muchos animales de compañía pudieron encontrar una familia. El trabajo en red con distintas agrupaciones y protectoras facilitó el encuentro y pudieron sortear en muchos casos las restricciones más duras.
El boom de la gatomanía
Los gatos pasaron de ser considerados animales fríos y distantes a convertirse en los más elegidos por los dueños en los últimos años. Las adopciones de felinos se equiparan con las de perros y comenzaron a ocupar un lugar preponderante en la vida de muchos jóvenes.
Según “Garras y Bigotes Rosario”, una protectora que alimenta a más de 60 animales diariamente, primavera y verano son las estaciones donde las gatas tienen crías, por lo que se incrementan las adopciones durante esos meses. Sin embargo, refuerzan la importancia de optar también por los adultos que buscan un hogar durante todo el año.
Virginia tiene 27 años y vive sola. Toda la vida tuvo canes, ya que eran el animal elegido por su familia, y hace tres años adoptó a Ozzy y después se sumó Kubo. “Desde que los tengo a ellos empecé a aprender a querer desde el desapego, algo que quizás con los perros no se da tanto. Los gatos te muestran otra forma muy divertida de querer y demostrar cariño, más particular”, consideró.
mascotas
Celina Mutti Lovera/La Capital
Si bien es propietaria, tuvo que adaptar muchos espacios de su hogar para la comodidad de sus gatos. En un principio, contactó a una especialista en felinos para que la orientara en el proceso de adopción y también le brindara recomendaciones para que sus mascotas estén lo mejor posible.
Para Virginia, en los últimos años “nosotros aprendimos a relacionarnos con los animales de una manera más consciente”. Incluso sentenció que prefiere vivir con animales y no con personas.
Rodrigo se presenta como “papá de Atari, una gatita de cinco meses”. También vive solo y decidió adoptar un gato porque siente que es “más compatible con su personalidad”. Para él, influyó mucho “la individualización de las familias” en este cambio respecto a las mascotas.
Al ser inquilino se encuentra con muchas más trabas a la hora de mudarse. Tiene que contemplar que el edificio acepte mascotas, que el departamento tenga balcón o alguna salida al exterior y que este cuente con una red para evitar posibles accidentes. Sin embargo, “no la cambiaría jamás”.
El joven celebra el lugar que se le da hoy a las mascotas, aunque advierte que aún hay personas “que los ven como objetos o juguetes”. “No creo que haya que humanizarlos, pero sí tratarlos con respeto y afecto, con empatía hacia otro ser vivo”, concluyó.
Los dos confiesan que comparten mucho contenido de sus gatos en redes sociales porque “quieren compartir esa ternura” ya que “son parte de mi vida”. Y no son los únicos.
Las nuevas estrellas de internet
Los videos graciosos de perros y gatos se viralizan en internet instantáneamente. Las fotos con animales juntan cientos de likes y se transformaron de a poco en los grandes protagonistas de la red.
Los dueños suelen dividirse en dos, los que eligen compartir contenido de sus mascotas en sus perfiles personales y los que dan un paso más y les abren su propia cuenta.
Barto es un labrador de poco más de un año y ya tiene más de 4 mil seguidores en Instagram. Tiene una hermana, Lisa, que es más grande que él y suele colarse en las fotos para aprovechar su fama.
Su dueña, Agustina, vive con su novio Braian y administra la cuenta. “Se me ocurrió la idea para poder subir las miles de fotos que le sacaba cuando llego a casa. Cada vez me empezaron a seguir más y más cuentas de mascotas”, relató.
Y agregó: “Me metí en un mundo que no sabía que existía. Miles de personas le crean cuentas a sus mascotas e interactúan entre sí, es muy gracioso y las fotos que suben son muy lindas”.
En @elbarto.labrador hay postales de distintos momentos diarios, como paseos, baños, juegos, travesuras y momentos graciosos. Además, a través de stories hace preguntas, encuestas, sube memes y videos. “Los seguidores son todas mascotas de varias partes del mundo; perros, gatos, cobayos de Argentina, Chile, Brasil, EEUU, España. No sigo a personas”, aclaró Agustina.
Para ella sus perros son una parte más de la familia. Explica que no recibe ningún beneficio económico por la cuenta de Instagram y sólo lo hace por diversión. “Es muy divertido personificar a las mascotas, ponerle voz y lo mejor, coleccionar fotos”, finalizó.
Club de perros
Ayelén (31) vive con su novio Ivan (33) y son dueños de Camus y Astrid, dos bull terriers. El deseo de adoptar un perro estuvo siempre y cuando se mudaron juntos lo concretaron. Confiesa que tenerlos “cambia un poco la manera en la que habitás tu casa”. “Tuvimos que pensar en dónde dejar cosas, cerrar puertas, no dejar nada a su alcance, cambiar la disposición del tacho de basura. Son cosas que vas aprendiendo en el camino”, argumentó.
La pareja coincide en que “son parte de la cotidianidad”. “Nosotros le damos el espacio como si fuesen dos integrantes más. Cuando nos contamos, contamos a los cuatro. Planificar salir a algún lado, ir de vacaciones, todo implica pensar en ellos”, explicó.
Admite que ha recibido cuestionamientos sobre el trato que les da pero que no les presta demasiada atención. “Mi perro de toda la vida, de mi familia, nunca durmió adentro en la habitación. Ahora ellos tienen su camita, calefacción y les compramos ropa. Mi abuela siempre me dice que el perro es perro, pero para mí tienen el mismo frío que nosotros y quieren estar igual de cómodos”, reflexionó sobre el papel de los animales en la actualidad.
Al igual que muchos otros dueños, sus perros cuentan con accesorios, ropa y obra social. Como si eso fuera poco, Camus va tres veces por semana a un “club de perros” para socializar con sus pares.
1casa cautiva-10.jpg
Foto Celina Mutti Lovera
Ubicado en Cerrito y Juan Manuel de Rosas, “Bacán con canes” es un símbolo de libertad. La casa antigua ni siquiera tiene numeración, porque no la necesita. Todos sus espacios son habitados por la manada de Federico, el creador del proyecto. Más de quince perros deambulan por las habitaciones, el patio y la terraza. “No tengan miedo”, pide antes de que un extraño ingrese al espacio. Con el mate en una mano y el termo en la otra, explica a cada visitante la importancia del lenguaje corporal y cómo comportarse, qué hacer si hay una pelea y cómo reaccionar. La casa es de ellos y los invitados deben acoplarse a su ritmo.
Cuando empieza a hablar, Federico aclara que le cuesta “ofrecer un servicio concreto”.
“Es un club. Pueden venir a dormir, pueden venir conmigo a mi casa, pueden quedarse solos, podemos salir a pasear. No es algo rutinario ni sistemático”, describió a La Capital.
1PERROS-56.jpg
Foto Celina Mutti Lovera
Hay distintos tipos de servicios de guarderías caninas y paseadores, la mayoría ofrece “compañía las 24 horas” y ese es su atractivo, la presencia. Fede, por su parte, hace de la ausencia su fuerte. Admite que hay veces donde no está, aunque tiene cámaras, pero confía en las condiciones que genera. “Dejar diez perros solos que no se conocen para algunos es impensado, para mí tiene mucho que ver con el concepto de club”, precisó.
Y amplió: “Vienen de lugares distintos, son de distintas razas, comen distinto, tienen distinto potencial, pero se aúnan en una atmósfera y están todos bien. Si a alguno le pasa algo, todos asisten. Si hay una disputa, aparece alguno a nivelar. Lo único que yo hago es sostener esa atmósfera y poner las condiciones, la limpieza, el orden, la seguridad”.
Esa búsqueda de confianza es transversal a su vida. A sus 37 años, ha trabajado como repositor en una vinoteca, en un hostel y también en el ambiente del teatro, disciplina que lo formó. No quiere encasillarse en la palabra “artista” pero todo lo que transmite al hablar y el ambiente que se vive en “Bacan de canes” lo confirman.
Como todo artista, tiene su mecenas. Graciela, una médica rosarina que ahora vive en Buenos Aires, lo contrató para que cuide su casa y sus mascotas mientras ella no estaba. “Trabaja lo más que puede para mantener la mayor cantidad de animales posibles. Ella estuvo en una situación de depresión muy profunda en la que estar con animales le salvó la vida y hoy se lo quiere retribuir”, expuso Federico. Fue el puntapié para desarrollar su proyecto y aún hoy es su sostén.
De lo de Graciela saltó al club, una casa que había estado ocupada durante un tiempo y en la que el dueño, Eduardo, le brindó facilidades para el contrato. Cada una de las instalaciones están diseñadas para el disfrute de los perros y todos los objetos que hay fueron encontrados en la calle y reciclados por él. "Yo no compro nada. Sólo herramientas para seguir creando", sostuvo.
Su encuentro con los perros se dio en el año 2011 y desde entonces no ha parado de crecer. No recuerda haber tenido mascotas en su infancia ni tampoco haber sido fanático de los canes. A partir de ese momento comenzó a tomar clases y tuvo su primera formación con dos adiestradores.
Si bien no es adiestrador certificado, a veces ayuda a algunas familias para modificar el comportamiento de sus perros. “Les comparto mis herramientas a cambio de que si notan cambios en el animal, que se dan en muy poco tiempo, hagan una donación a una protectora de zona oeste que se llama Patitas guerreras”, aclaró.
1PERROS-63.jpg
Foto Celina Mutti Lovera
No cobra por sus servicios ni tampoco se promociona, para Federico lo primordial es el boca en boca. Todas los perros y dueños que llegaron a él lo hicieron a través de recomendaciones. “Es un poco como Los Simuladores”, bromeó al respecto. “De esta manera sé que llegan las personas que tienen que llegar”, manifestó.
Para él también la sociedad resignificó su vínculo con las mascotas y lo considera primordial. “Los animales son la oportunidad de volver a un vínculo más sano, empático, amoroso. En las rondas de los parques se encuentran gente de distintos partidos políticos y disfrutan igual, ellos son el futuro y cada vez se demuestra más”, concluyó.
Perros y gatos se transformaron en un engranaje imprescindible en la vida de muchos jóvenes que los eligieron como compañía y disponen del amor y los recursos económicos para asegurarles su bienestar. Están quienes deciden invertir una gran parte de sus ingresos en su comodidad y los que pueden darle lo justo y necesario. En todos los casos, el tiempo y la atención son dos valores fundamentales. Lo cierto es que el papel de los animales de compañía se fue resignificando en los últimos años y todos coinciden en la importancia de verlos como pares y, por qué no, como un modelo a seguir.