Un dato que preocupa y llama la atención en este momento crítico de la pandemia en Rosario es que si bien la edad de los internados bajó en forma considerable en relación al 2020, casi 15 años en promedio, eso no se traduce con la misma contundencia en el descenso de la mortalidad: siguen muriendo 6 o 7 de cada 10 pacientes que requieren ser intubados.
Mientras el año pasado la mayoría de los pacientes internados tenían alrededor de 70 años, ahora son personas de 55 años o menos. De hecho, hay pacientes de alrededor de 30 años en estado crítico.
En el sector público, durante el pico de 2020, la mortalidad en terapia intensiva de quienes estaban en respirador se ubicó en alrededor del 70% y ahora es del 60%. En el sector privado fue de más del 60% en la primera ola, y si bien se venía notando una tendencia a la baja en algunos sanatorios, en estos últimos días comenzó a trepar nuevamente.
Los médicos que están atendiendo en la primera línea a los enfermos de Covid dicen que todavía no se puede comparar la primera ola con la segunda porque ésta recién empieza, por eso, los números pueden cambiar.
Lamentablemente, las expectativas no son del todo buenas. El panorama del que son protagonistas y testigos así se los indica.
Las diferencias más profundas entre la situación más crítica de 2020 (cuando se alcanzaron casi 1.400 contagios diarios en Rosario) con el momento actual (con 860 casos promedio en la última semana) es que el sistema de salud santafesino llegó esta vez al colapso, algo que se pudo evitar el año pasado; la velocidad de los contagios es muy alta, están viendo cuadros muy severos y de rápida evolución en personas jóvenes, en muchos casos sin enfermedades previas y los equipos de salud están agotados.
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Así lo reflejaron a La Capital Federico Fiorilli, coordinador de Terapias Intensivas de la provincia de Santa Fe, y Carlos Lovesio, uno de los pioneros de la especialidad en el país, quien está a cargo del Departamento de Terapia Intensiva del Sanatorio Parque.
“En las terapias intensivas, la mortalidad global (sumando personas en respirador y sin respirador en UTI) fue del 45 al 50%. Entre los que necesitaron asistencia mecánica respiratoria fue del 65 al 70%. De cada 10 pacientes en esa situación 6 o 7 fallecían, y eso no es distinto a lo que estamos viendo ahora”, dijo Fiorilli. La misma evaluación hizo el director del Eva Perón, Jorge Kilstein.
“Aquellos pacientes con shock séptico o requerimiento de drogas vasoactivas o que requirieron diálisis tuvieron mayor mortalidad”, destacó el médico. “Un número cercano al 70% refleja la mortalidad de la primera ola”, sumó.
Más jóvenes
Fiorilli dijo que es esperable que ante la baja en el promedio de edad disminuyera la mortalidad por complicaciones por Covid, pero aún no se está viendo de manera contundente, y agregó: “No es prudente hacer una comparación a esta altura porque falta tiempo para el pico de la segunda ola. Pero esperamos que a la larga, la mortalidad sea menor a la del año pasado, por ahora el cambio no se ve de forma rotunda”.
“Las personas que atendemos ahora son más jóvenes que las del año pasado, y casi cuadruplican los tiempos de permanencia en internación, de allí que cuando ingresa un paciente tarda mucho tiempo en desocuparse una cama. Los pacientes de menor edad tienen más resistencia a los embates del virus, por eso se quedan mucho más”, señaló.
Cambios en la atención
La mayor experiencia en el abordaje del paciente crítico con Covid puede ayudar también en esta etapa: “Cambiamos las estrategias de ventilación respecto de la primera ola, usamos más cánulas nasales de alto flujo, cascos (helmet), y eso va mejorando los resultados”, dijo Fiorilli, quien comentó que además cuentan con otros fármacos disponibles como antiinflamatorios de última generación que no estaban al alcance el año pasado en la Argentina.
Respecto del perfil de los pacientes con complicaciones severas a causa del Sars Cov 2 la edad varió, pero no las comorbilidades: casi todos tienen obesidad, diabetes, hipertensión. Desde ya, agregó, hay personas que tienen cuadros severos sin enfermedades previas.
Forilli hizo hincapié en la falta de recursos humanos: “Podemos tener más camas, más respiradores, más medicamentos, pero si no tenemos personal especializado en terapia las cosas se complican. Es lo que los terapistas estamos reclamando desde hace años: el recurso calificado y la valoración de ese recurso, porque uno puede tener excelentes profesionales, como los que tenemos, que ponen todo, pero no hay terapistas suficientes y esto no es un problema nuevo en el país”.
En el sector privado
Carlos Lovesio dirige la terapia del Sanatorio Parque, que pertenece a Grupo Oroño, uno de los centro médicos de referencia en el interior del país en el manejo de pacientes con Covid. El médico dijo a este diario: “En nuestro caso, en la primera ola tuvimos una mortalidad del 60%, y veníamos viendo que había bajado al 36%. Eso sobre un total de 150 pacientes, mucho más jóvenes en promedio que los del año pasado. Pero, en los últimos días las cosas comenzaron a cambiar. Tenemos casos de gente muy joven con cuadros graves, de mala evolución en pocos días y son personas sin comorbilidades. Para hacer una comparación real hay que esperar que pase la segunda ola”.
Lovesio no descartó que la cepa Manaos, que es mucho más contagiosa y genera cuadros más severos, sea la responsable de esta situación, que lo preocupa.
“Los pacientes ingresan a los pocos días del diagnóstico y se descompensan rápido, es lo que estamos viendo esta semana”, comentó. “Tienen 30 años, algunos menos, y sin problemas de salud previos”.
Agregó que “si bien en la mayoría de los casos los internados en terapia tienen sobrepeso y obesidad, actualmente hay gente sana que se enferma gravemente por Covid”, advirtió.