En el lapso de los últimos cinco años, Rosario se quedó sin 11 comisarías, de las cuales cuatro permanecen abandonadas. Fueron cerradas en el marco del plan de construcción de seis megaestaciones de policía durante la gestión del ex ministro de Seguridad Maxiliano Pullaro, con la idea de refuncionalizarlas, pero en el medio hubo un cambio de gestión que lo dejó en pausa, luego vino la pandemia, y no se termina de conocer si el proyecto avanza lento o quedó trunco.
Una parte de los edificios policiales en transformación, algunos de gran valor histórico y patrimonial, hoy están vacíos, y en algunos casos fueron vallados. Si bien no quedó nada de valor, una ronda pasa esporádicamente para evitar destrozos y vandalismo. Desde el gobierno provincial manifestaron que la intención es abrir algunas de esas seccionales, pero están en muy malas condiciones edilicias. Hace falta una gran inversión para que puedan ser habilitadas y funcionar nuevamente. Una incluso tuvo que ser demolida.
Dentro de ese proyecto de eliminación progresiva de las 36 comisarías y subcomisarías de Rosario que comenzó en 2016, el personal de los edificios cerrados fue asignado a otras seccionales, que absorbieron la jurisdicción, y sus móviles pasaron al sistema de patrullaje por capas. Los vecinos de los barrios en los que se dieron de baja fueron derivados a otras dependencias, que en algunos casos quedan lejos, o deben recurrir a los Centros Territoriales de Denuncias, la Fiscalía o el 911.
Proyecto
El plan, que comenzó durante el gobierno de Miguel Lifschitz, partía del análisis de que, tal como fueron pensadas históricamente, las comisarías ya no daban respuestas a los vecinos en virtud de la complejidad del delito y la necesidad operativa actual, además de los vicios y nichos de corrupción consolidados durante años. Por eso, la idea era mejorar la capacidad de respuesta y aumentar la presencia policial en calle. Esta premisa también es sostenida por la actual gestión.
Mientras se transformaban las seccionales, se encaró la construcción de estaciones policiales multimodales, espacios modernos que funcionen las 24 horas, con tecnología, monitoreo de patrulleros en tiempo real conectados al 911 y a la central OJO, y condiciones edilicias dignas. Todo esto fue posible tras la ampliación de las plazas penitenciarias, por lo que fueron desalojados la totalidad de los presos en comisarías de Rosario.
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Se proyectaron seis megaestaciones, una por cada distrito y una séptima en la ciudad de Villa Gobernador Gálvez. Dos comenzaron a construirse, y las otras son apenas un bosquejo. Una de ellas, ubicada en Crespo y Sabatini (barrio Acindar), prometió inaugurarse en noviembre de 2019, pero al día de hoy está solo parcialmente activa. La otra está en el distrito sur (Uriburu e Hipócrates), y se proyectaba la finalización de la obra hacia el primer trimestre de 2020. Ninguna de las dos está en funcionamiento total.
Con menos comisarías, y el proyecto de estaciones policiales en pausa, o avanzando lentamente, hubo que instrumentar un modo de funcionamiento transitorio. Así, seis seccionales (la 2ª, 10ª, 15ª, 21ª, 32ª, y la sub 2ª de Nuevo Alberdi) que están en puntos nodales, fueron seleccionadas para absorber a las que cerraron o pasaron a ser funcionales a otras necesidades.
Las “mega”, como se les llama en la jerga policial, abarcan entre cuatro y cinco comisarías que se dieron de baja. Todos los procedimientos de calle van a esos lugares, donde se labra el acta y se inicia el expediente, y ahí van a parar todos los detenidos. El edificio es el mismo, porque la idea era que el sistema fuera provisorio hasta que se construyan las estaciones. Pero el plan quedó a mitad de camino, y hoy funciona “atado con alambre”.
Las cerradas son 11: la 1ª, 3ª, 4ª, 6ª, 8ª 11ª, 18ª, 33ª, 34ª y sub 19ª. Las otras funcionan, pero hay algunas que no hacen sumarios ni actuaciones, sino solo recepción de denuncias, o se encargan de los accidentes de tránsito, y en el caso de la 5ª y la 24ª (Granadero Baigorria) tienen detenidos de otros lugares de la provincia. Hay una idea de volver a abrir comisarías consideradas importantes o esenciales, como la 6ª y la 18ª. Pero habría que hacerles obras para ponerlas al día.
El detalle
La comisaría 1ª (Juan Manuel de Rosas al 1300) se convirtió en la base operativa de la Brigada de Orden Urbano (BOU). La seccional 2ª (Paraguay 1200), que sigue funcionando, absorbió las actividades de la 3ª (Dorrego al 100), que cerró sus puertas en abril de 2019 y está abandonada. El plan era que funcione allí la sede del Organismo de Investigaciones que trabaja para el Ministerio Público de la Acusación, pero no se concretó. También dejó de funcionar en esa dependencia la ex Drogas Peligrosas.
La comisaría 4ª (La Paz 450), donde también había dos módulos de detención de mujeres, se convirtió en base de la Policía Comunitaria en Rosario. La 5ª (Italia 2100) estaba planificada como punto de ingreso del Distrito Centro y continúa en actividad. En la planta alta funciona la Comisaría de la Mujer. La 6ª (San Luis 3200) cerró y fue designada como asiento de la Agencia de Investigación Criminal. Su actividad fue tomada por la 7ª de barrio Agote (Cafferata 345).
La comisaría 8ª de Puerto Norte, ubicada en Thedy 375 bis dejó de tener actividad en septiembre de 2019 y trasladó su base operativa a la 9ª de Joaquín V. González 950. Por un fallo judicial, el penal que estaba detrás fue demolido, y el Concejo Municipal había votado como intención que el edificio propio, perteneciente a la provincia, sea transformado en un espacio para el desarrollo de políticas de género. Hoy se lo ve vallado y en pésimas condiciones. Detrás se está construyendo un inmueble privado.
La 10ª (Darragueira 1100) es hoy megacomisaría, al igual que la 15ª (Sarmiento 4300), 21ª (Arijón 2300) y 32ª de barrio Godoy. La seccional 11ª de Tablada (Lamadrid 200 bis) se convirtió en base de la Policía de Acción Táctica (PAT). En la 13ª (San Nicolás 2000) se estableció la Unidad de Protección de Testigos. La 18ª de Francia 3670 y la subcomisaría 19ª de Las Flores (Flor de Nácar 7088), fueron cerradas y los inmuebles quedaron abandonados.
La 33ª, de zona sudoeste (Lavalle 5800), dejó de funcionar por los problemas edilicios del inmueble alquilado. También por una situación de infraestructura que la ponía en peligro de derrumbe dejó de funcionar la 34ª de barrio Rucci (Peyrano 2900), que fue demolida y reemplazada por una unidad móvil.