"La primera multa por llegar tarde a la reunión de gabinete, la tengo que pagar yo", confiesa Pablo Javkin. El intendente, a punto de cumplir un mes en funciones, está convencido de poner en evidencia ciertos gestos de austeridad, pero no sólo eso: también de respeto a las obligaciones hacia afuera y hacia adentro. "Pero ojo, no se trata de vender humo, sino de una cultura sobre cómo ejercer la función", le cuenta distendido a La Capital tras una recorrida por La Florida, en bermudas.
Al inicio de la charla marca la cancha. Dice que esta cuestión ligada al ahorro tiene dos planos: el impacto económico verdadero y el efecto simbólico en la manera de concebir el poder.
Sobre la primera arista, días pasados anunció un decreto de emergencia, ahorro y austeridad en el gobierno, un "esquema de optimización del gasto" ante la situación crítica que evidencian las arcas del municipio. "Hay que poner fuerza en las prioridades", marcó en una conferencia de prensa. Y dio a conocer una serie de acciones. El decreto prevé recortar gastos superfluos de autos y choferes para funcionarios, racionalizar el uso de recursos para acontecimientos públicos, eliminar el gasto de papel e impresión, recortar la utilización de teléfonos celulares y disminuir drásticamente todo tipo de erogación que no sea imprescindible para el funcionamiento de áreas críticas.
Sin embargo, estas prioridades tienen su lado B: una progresión de gestos que ya empezaron a viabilizarse.
Es que el intendente supone que, muchas veces, lo más resonante no impacta económicamente, pero pone a la vista conexiones importantes con los ciudadanos.
"Está claro que necesitamos ahorrar en horas extras y contratos para dejar de alimentar un déficit que no se puede sostener", detalla Javkin. No obstante, insiste en la existencia de "cuestiones ligadas directamente a la forma en que concebís el ejercicio de la función pública". Y añade: "Ahí, yo creo que hay una obligación de naturalizar, de normalizar y cotidianizar la forma de trabajo, que es imprescindible".
El intendente acompaña cada concepto con un ejemplo. "Si yo llego a un lugar y van 40 personas conmigo, no me va a hablar nadie. En cambio, si camino solo, termino charlando con todo el mundo", dice mostrando una faceta de cercanía que indudablemente le interesa. "La gente lo nota, lo percibe", suma al marcar esa circunstancia como prioridad en contraposición a una recorrida de obra en la que "te la pasás charlando con los funcionarios que la recorren con vos".
Es que en política, durante los últimos años, fue más común ver ocho personas de la Intendencia dialogando entre sí durante la visita a una intervención mientras sólo cuatro trabajaban en la tarea específica, que al revés. Para Javkin, "si hay menos personas hablando alrededor de los operarios que destapan un sumidero, todos ganan".
Empleados
Otro de los puntos que el jefe del Palacio de los Leones pone de manifiesto son los recursos humanos municipales que, en varias ocasiones, permanecen soslayados. "Terminamos de largar una campaña de redes ligada al respeto, en el marco de la temporada de verano. Está hecha con personal propio y cero peso a nivel contrato. Esto motiva hacia adentro; hay un montón de personas capaces de crear y diseñar; si no recurrís a ellas, se desmotivan. Es clave en la función pública que la gente se sienta reconocida. Eso cambia la inercia", resalta.
Como ya adelantó al oficializar en noviembre pasado su equipo de colaboradores, Javkin apuesta fuerte al control y el cuidado del otro. "Este será el gabinete del orden. Hay que ordenar la ciudad. Vamos a controlar en serio", dijo en su oportunidad. Pero no lo hará de cualquier manera, sin esa ligazón con los agentes, que considera indispensable.
"La jefa de la GUM (Guardia Urbana Municipal) y la secretaria de Control son mujeres de carrera. Yo no te puedo explicar el nivel de respuesta del personal en relación a lo que ocurría antes", expresa. Por eso, sostiene este concepto como una premisa: "La gente las banca, eso se nota. Se trata de aprovechar los recursos que el Estado tiene".
Según el intendente, los gestos deben ser demostraciones de mensajes a la sociedad, pero también muestras de responsabilidad en el trabajo cotidiano. Además de que los choferes no realizarán horas extras, los secretarios deberán manejarse con sus propios vehículos al igual que pagarse sus desayunos y almuerzos, las reuniones de gabinete tendrán condimentos extras: no sólo se beberá mate y agua, sino que ya empezaron a imponerse las multas por llegar tarde. "Y tengo que confesarlo, el primero en pagar una seré yo, junto al secretario de Gobierno, Gustavo Zignago", indica el responsable del Ejecutivo rosarino.
En todos los casos, serán sanciones en dinero ligadas al tiempo de la tardanza. Así, aunque muy simbólico, el fondo que se genere tendrá destino de donación o aplicación específica.
En esto, Javkin insiste con el gesto. "No es otra cosa que ganarse el respeto, que los secretarios tengan ganas de ir a la reunión, que es lo importante".
Una vez allí, la idea es dejar afuera los teléfonos celulares, como ya se vio en otros ámbitos gubernamentales, por ejemplo en ciertos actos encabezados por el gobernador Omar Perotti.
—¿Cómo vienen reaccionando en el gabinete ante estas medidas?
—Muy bien, sin problemas. Además, siempre hay que aprovechar el envión del inicio (risas).