Entonces, una mañana se levantó, preparó su desayuno y comenzó a cebar unos mates para contemplar, con música relajante de fondo, un ciudad que lo había cobijado cuando tenía apenas 23 años. En ese lapso prolongado en Rosario tuvo tres hijos: una mujer y dos varones, y es abuelo orgulloso de cuatro nietas. Sin embargo, no reniega de su soledad. Se considera un hombre solitario, que disfruta de su soledad, pero siempre termina acompañado y rodeado de su familia y amigos, con quienes alterna café y comidas para no perder la costumbre.
Orselli (81 años), llegó desde Bell Ville, su ciudad natal cuando tenía 23 de la mano de su amigo y coterráneo Norberto Chiabrando, con quien ya habían comenzado a desandar un camino en la agencia de publicidad de aquella ciudad. Pero su oficio ya había comenzado mucho antes, cuando participaba en los actos escolares, en la kermesse de la iglesia, en la propaladora que anunciaba la llegada del circo a la ciudad y hasta de acomodador del cine local.
Cómo pasaba sus días en su pueblo natal
Cuenta que su vida transcurrió dentro del bar y ramos generales que tenían sus padres en su ciudad natal. "Siempre viví en el bar hasta que me vine a Rosario. Yo andaba con una guitarrita para ganarme unos mangos y por eso hice de todo", revela quien nació justamente en la tierra de las pelotas de fútbol que marcaron toda una época y fueron las primeras en fabricarse de forma sellada, sin costuras de tiento, hilo que lastimaba constantemente a los jugadores cuando cabeceaban en pleno partido.
Además, es la tierra donde nación Mario Alberto "El matador" Kempes, histórico jugador de Central y la selección argentina campeón en el Mundial 1978. De allí, de toda esa síntesis, surge Julio Orselli, aunque su vida transcurrió como propalador de funciones de los circos que llegaban al pueblo, publicidades locales junto a su amigo Chiabrando y otras presentaciones que realizaba a partir de su voz particular y la que le abrió paso a su carrera profesional en la radio y televisión de Rosario.
De hecho, el fútbol lo acompañó gran parte de su carrera durante los fines de semana como locutor comercial en la cabina de los estadios Oscar Marino, Héctor Vidaña, Edel Lovera y Juan Gerardo Mármora.
—¿Qué es de tu vida desde que no estás en los medios?
—Llevo una vida tranquila, que transcurre con mucha paz, tranquilidad y alejada de los medios por decisión propia. Viajo mucho a mi pueblo natal donde tengo la otra mitad de mi vida: parientes, sobrinos, amigos y hasta mis viejos, a quienes voy a visitar al cementerio; aprovecho también para recordar momentos de mi niñez, novias que fueron y que ya no están, en fin, estoy tranquilo.
Asegura que le gusta andar suelto y en soledad, pese a que no pierde oportunidad para juntarse con su "barra de amigos" en algún café de Rosario y contar anécdotas como las que repasó en diálogo con La Capital, de su amistad con el Chango Sala y toda la barra que formaba parte de De 12 a 14 y compartían con algunos periodistas y secretarios de este diario. Después de varias mudanzas, dos matrimonios y "tres o cuatro noviazgos que quedaron en el camino", afirma que vive solo, en la zona del bulevar Oroño.
—¿Recordás como llegaste a Rosario?
—Llego por Norberto Chiabrando, que fue el primer locutor de LT2 cuando se funda el 20 de junio de 1965 y al año me dijo que me iba a llamar para venir a Rosario y así cumplió. Se necesitaban más locutores, me hicieron una prueba y entré un 20 de junio de 1966, con los festejos del Día de la Bandera. Él era compañero mío y teníamos una agencia de publicidad allá en Bell Ville, con parlantes en la calle y todo lo que te puedas imaginar que se hacía en los pueblos.
De 12 a 14, el clásico de los mediodías
Julio cuenta que Chiabrando comenzó con el Noticiero 3 hasta recalar en LT8 y conducir "Los Mejores". Allí comienza su camino en la conducción con Noticiero La Capital a partir de un canje de ese momento. Allí permaneció dos años hasta que llegó un productor porteño y propuso realizar una magazine para columnistas al noticiero. Ese fue el germen de De 12 a 14.
"Le dijo a Gollán que había que hacer un magazine y propuso poner al Chango (Raúl Hermán) Sala (quien fue secretario de redacción del diario), Carlos Bermejo en espectáculos y Miguel Tessandori como columnista deportivo y así nació De 12 a 14".
“Había buena onda. Siempre destaco esto y quiero que se entienda: no se mezclaron nunca los roles de cada uno, cada cual atendía su juego y esa fue la clave para convivir y tener una buena relación dentro del programa y afuera de las cámaras también. Por eso llevamos tantos años juntos, con esa química y buena sintonía y humor en cada programa”, valora Orselli de aquellas épocas doradas.
Recuerdos de otras épocas
También guarda gratos recuerdos en 44 años de trayectoria. Una de esas fue la llegada del Papa a Rosario y le tocó conducir la transmisión en el Monumento a la Bandera en conjunto con colegas de Canal 5. "Estuve al lado suyo mientras celebraba la misa junto a Orlando Davó (locutor de Canal 5) porque había una transmisión en conjunto", recuerda. Valora que en aquellas épocas eran "amigos en la calle" con Raúl Granados y al aire había una "competencia sana" a la hora de disputarse la audiencia y las publicidades de Rosario y la región.
"En las reuniones estábamos siempre juntos charlando en alguna barra de algún bar de la época como Paco Tío, My Glass, Augustus. La verdad que la pasábamos bien y era otra época", comenta.
Allí conincidían con viejos editores de La Capital y todo el equipo de De 12 a 14, entre otros. Esas costumbre aún las conserva, aunque ya no en las barras, y es por eso que lamenta que hayan levantado el servicio gastronómico de una reconocida librería de peatonal Córdoba, donde disfrutaba del café con amigos por las tardes.
Rosario, la otra mitad de su vida
Desde 1966, Julio Orselli transcurrió el resto de su vida en Rosario, donde tiene tres hijos, una mujer y dos varones, y cuatro nietas. "Hago lo que puedo y me reparto como puedo, aunque ellos también tienen sus actividades", señala. Pero, más allá de todo eso, asegura que disfruta sus momentos de soledad.
"Me gusta mi soledad, pese a que no estoy solo nunca. Rosario me adoptó como uno más y por eso salgo la calle y me encuentro con gente. Me gusta estar solo en casa, desayuno y tomo mis mates, aunque me tocó viajar bastante y eso me alejó de mi soledad", confiesa.
"Viajaba mucho con los equipos de fútbol por las transmisiones radiales en Buenos Aires. También transmitíamos las peleas en el Luna Park los sábados a la noche como locutor junto a Vidaña y terminamos haciédonos amigos con Tito Lectoure, que era el productor general. También conocía gente famosa como Cacho Fontana, entre tanta gente famosa", rememora.
—¿Qué representó Antonio Carrizo para vos?
—Fue mi maestro. Por eso puse esa foto en el perfil de whatsapp. Trabajamos juntos e inauguramos las antenas de las repetidoras en Venado Tuerto, Pergamino, El Trébol, Rufino, es decir, todas las repetidoras que Canal 3 tenía en esos lugares. El conductor general era Antonio y yo el co-conductor. Después coincidimos en el Festival Iberoamericano de la Publicidad, en El Círculo, y nos hicimos muy amigos. Él venía a hacer un programa los sábados a la mañana a LT8 y luego viajábamos juntos a Buenos Aires cuando íbamos a relatar las peleas de boxeo.
Esa fotografía que Julio graficó su foto de perfil de whatsApp pertenece a la entrega de los Magazine de Oro en 1993. "Esa fue la primera vez que se entregaron los primeros Magazine de oro; por Buenos Aires estaba Antonio y yo por Rosario. Por eso decidí colocar esa foto, porque a la distancia era un maestro para nosotros, lo escuchaba el país con su programa "La vida y el canto".
—¿Cómo ves los medios hoy?
—Creo que se dispersó tanto la señal de audio como de imágenes a tal punto que no sabés qué estás escuchando. Antes eran tres y una cuarta con Radio Nacional; conocías a todas las voces, locutores e informativistas, pero ahora eso es diferente. Tampoco me gusta como se amplificó el dial y la televisión porque cada uno tiene su propio canal de streaming. Hay demasiada oferta y poca demanda, entonces eso no rinde. Antes hacías un anuncio y lo veía todo el mundo ahora eso no existe más. Además, las redes sociales te alejan un poco de todo eso y hace que no consumas medios prácticamente.
—¿Seguís sosteniendo la misma postura de aquella vez cuando dejaste Canal 3?
—Fueron sencillamente dos palabras: me cansé. Ya se había cerrado un ciclo. Me acuerdo que me llamó el Indio Luque y no me creía; me insistía con que yo iba a volver, que no podía estar si ntrabajar. Y le insistí para que entienda que mi ciclo en televisión estaba terminado. Recuerdo con gracias que aquella vez le jugué un porrón y todavía me lo debe (risas).
Es que para Julio había pasado toda una vida al frente del micrófono. Desde los actos escolares donde oficiaba de locutor, la propaladora junto al Gordo Chiabrando, la agencia de publicidad y toda la trayectoria en Rosario eran más que sufiencites. Pero aclara que la decisión no la tomó de una día para el otro. Confiesa que eso le llevó dos años de análisis junto a su psicoanalista, con quien venía elaborando la posibilidad de dejar la profesión.
"Dos años antes de dejar el canal lo venía analizando con mi analista. No fue una cosa impulsiva, de un día para el otro. La verdad que mi psicoanalista me ayudó mucho, un tipazo". Y así fue como un día entró a la oficina de Alberto Gollán, le dio la mano y le dijo "no va más, se acabó", como dice el tango.