Los corredores gastronómicos Pichincha y Pellegrini volvieron a ser el epicentro de los festejos por el Día del Amigo en la ciudad. Sus bares y restaurantes representaron otra vez el escenario más elegido para esta celebración tan cara para los sentimientos de los rosarinos. En esta ocasión, los dos años de pandemia potenciaron el espíritu de encuentro que caracteriza esta fecha y los brindis se multiplicaron en cada mesa, en cada barra, hasta pasada la madrugada.
Desde la Secretaría de Control y Convivencia, se mostraron conformes con los operativos desarrollados. En el inicio de los controles “no se registraron inconvenientes de consideración”.
Los dispositivos, que estaba previsto que se extendieran hasta las 6 de la mañana en distintos puntos de la ciudad, comenzaron con 350 controles y se habían remitido al corralón 30 motos y 2 autos por faltas menores, como falta de documentación o elementos de seguridad como el casco. Hasta el momento no se habían reportado alcoholemias positivas.
Los primeros controles se hicieron en Corrientes y Pellegrini, Dorrego e Illia, Corrientes e Illia, Jujuy y Oroño, y Pellegrini y Oroño.
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Los controles de tránsito comenzaron sin incidentes.
Foto: Héctor Rio / La Capital
El frío no fue una factor de impedimentos para los festejos. A medida que fue transitando la jornada, grupos de todas las edades fueron copando los grandes parques, los espacios públicos y los locales cercanos a la ribera.
Tampoco la severa crisis económica que atraviesa el país logró conspirar contra los festejos. Más allá de que los que fueron a cenar a los corredores gastronómicos tuvieron que erogar como mínimo 2 mil pesos por persona, muchos locales lucieron a pleno. Aunque también es válido precisar que los bolsillos flacos obligaron también a muchos a celebrar en casas particulares pidiendo por delivery o comiendo a la canasta. Esa fue otra modalidad que se repitió.
La explicación del aluvión de clientes que abarrotó los principales bares y restaurantes de Pichincha y Paseo Pellegrini también radicó en la coincidencia, en esta semana, de las vacaciones de invierno con Buenos Aires. Eso le sumó un aporte de turistas de esa zona, que suelen venir a la ciudad en este tipo de recesos.
Y para estar a tono con el contexto actual, muchos dueños de locales gastronómicos ofrecieron interesantes promociones y descuentos que sirvieron como foco de atracción.
También es verdad que, como en los últimos años, los festejos se dividieron en jornadas anteriores y en otros horarios durante la jornada. Muchos rosarinos eligieron también compartir desayunos o meriendas para abaratar costos de la cita. En esa franja horaria, se ofrecieron desde opciones básicas por 400 pesos hasta más completas por mil.
Más allá de que los responsables de los locales gastronómicos remarcaron que vienen de sufrir el castigo que significó la pandemia para ese rubro, el Día del Amigo al menos se transformó en un pequeño alivio, en un guiño para continuar dando batalla a las adversidades que impone la economía argentina.
Para celebrar la amistad, los bares ofrecieron tablas y picadas para compartir, y promos de pizza con cerveza. Los que pudieron salir tuvieron que afrontar precios que variaban entre 2.000 y 3.500 pesos por persona. En Pichincha, se conseguían menúes con entrada, plato principal, postre y bebida por 3.000 pesos. Y también hubo alternativas de picadas y pizzas por unos 2.500. Y, en relación a las cervecerías, hubo locales que ofrecieron happy hour de bebidas y pizzas por dos mil pesos.
En parrillas o lugares más sofisticados, el costo de una cena superaba los 4 mil pesos por persona. Otro restaurantes ofrecieron menúes de tres pasos de entre 4.000 y 6.500 pesos.
Este fue el primer Día del Amigo bajo la normativa de alcohol cero con la actividad no recortada por las restricciones que impuso la pandemia por el coronavirus. El año pasado todavía se sostenían ciertas prohibiciones.