No se enseña en los profesorados cómo es dar clases a 20 chicos en aulas con techos de chapa. Tampoco se le paga más al maestro o maestra que intenta enseñar en aulas móviles cuando la temperatura ronda los 40 grados como en estas últimas tardes de marzo. Entonces los docentes, siempre tan criticados por lo que hacen y no hacen, se las arreglan como pueden y terminan haciendo asistencialismo.
Les piden a preadolescentes, nada menos, que no corran en los recreos. Algunos les hacen caso y se guarecen bajo un techo o un árbol y se quedan charlando. Otros juegan y vuelven empapados de sudor, con olores de todo tipo a cuestas, y así los maestros tratan de continuar la jornada escolar bajo un ventilador que pasa desapercibido.
La Capital habló con Gabriel Navarro, maestro de 5º grado de la Escuela Nº 1380 Roberto Fontanarrosa y con Raquel Vera, la directora de la Nº 1333, ambas de la zona sudoeste. Los dos docentes cuentan cómo se las arreglan sus alumnos y ellos.
Y desde el gremio, la Asociación del Magisterio de Santa Fe Rosario (Amsafé) se pintó un panorama aún peor para esta época: relevó 60 establecimientos y comprobó que en 35 el caudal de agua no es suficiente (en 23 de esos casos el perjuicio es de toda la zona) y 32 poseen problemas en las instalaciones eléctricas. Hay que apantallarse con algún objeto a mano, ya que los ventiladores no se pueden enchufar.
Bidones
Ante las altas temperaturas y la poca agua en el barrio, en la Escuela Nº 1380 de zona sudoeste los nenes y nenas sacian la sed con bidones de agua.
Foto: Marcelo Bustamante/La Capital
Claro que eso no es todo, ya que 18 escuelas no tienen habilitado el servicio de gas en todo el edificio y en 22 no hay aulas suficientes, así que hay que amucharse.
Todo muy difícil, más cuando por estos días, en otros años, se acostumbraba a que los más chicos hablaran del otoño y pegaran hojas secas en un papel. Difícil porque las cosas cambiaron y se agravaron y encima nada de todo esto está en la currícula de ningún terciario de formación docente.
Aulas de chapa
Navarro es docente de la Nº 1330 desde hace 8 años y ahora está a cargo de un curso de 22 alumnos, a los que les da clases de sociales y lengua. El y ellos transcurren estas tardes calurosas bajo salones de estructuras ensambladas, prácticamente prefabricados con techos de chapa. Y Vera está a cargo de una escuela de nivel inicial donde concurren alumnos de la comunidad qom.
Son 200 alumnos en 5 salas: tres de material y dos móviles. Casi latas de sardinas térmicas que se proyectaron "por un tiempo", pero ya cumplieron 4 años.
"Por ahora los chiquitos están en período de aprestamiento", dijo este jueves la directora. "Eso implica que vienen un ratito, comen un alfajor y se van. Si tuviéramos que dar clases en estos días sería prácticamente un sufrimiento para todos".
El tema no es nuevo y ya lo expresó el cuerpo docente en una marcha en la que también se pidió seguridad para las escuelas. Pero hay más carencias.
"A las aulas móviles hay que agregarle que hace tres años que pedimos ventiladores, pero la burocracia es muy lenta. El último pedido de 26 aparatos lo presenté en noviembre y aún no llegaron. Hay aulas sin ventiladores y otras con aparatos a media marcha. Acá siempre falta algo: cuando se cubre una cosa faltan cinco y una va priorizando. Lo cierto es que con ventiladores no se puede estar y sin ventiladores, menos".
En la provincia de Buenos Aires ya se redujeron los horarios escolares y hasta se suspendieron las clases en algunas escuelas por la ola de calor y ante la ausencia de ventiladores, refrigeración o agua. Y la decisión dividió aguas entre la comunidad educativa, los gremios y los representantes políticos del distrito. Se registraron estudiantes descompensados en clase, alumnado que consumió agua con larvas y padres y docentes que fueron a exigir infraestructura digna en las escuelas públicas.
Amsafé no tomó una postura definitiva sobre el tema, según contó a este diario el secretario general del gremio en Rosario, Juan Pablo Casiello, pero este viernes presentó una nota al Ministerio de Educación para expresar su proeocupación por la falta de condiciones mínimas adecuadas en algunas instituciones escolares en medio de esta larga y dura ola de calor.
Los "Tévez" y la comprensión lectora
"Acá dar clases es muy difícil no solo porque los chicos tiene déficits en la comprensión lectora, sino por muchos problemas sociales emergentes: viven con poca luz, poca agua, falta de una vivienda digna, parasitosis y gastroenteritis y eso lo naturalizan lamentablemente. Pero nosotros los docentes no podemos replicar esa postura, por eso pedimos bidones de agua porque no sabemos en qué estado está la de los bebederos o la que sale de una sola canilla", dijo Navarro.
El docente habla de problemas en la comprensión lectora y es difícil no pensar en lo que complicó los dos años de Covid a todo el alumnado, pero en casos estructurales y muy anteriores a la pandemia, como el del niño que fue el futbolista Carlos Tévez en Fuerte Apache.
Es que antes de ser el segundo jugador argentino con más títulos de la historia, solo por detrás de Lionel Messi, goleador de Boca y técnico de Central, Carlitos fue un nene que fue a la escuela solo 8 años y la abandonó sin saber leer. Y confesó ante la televisión el año pasado que aún hoy lee un libro y no puede avanzar en las páginas porque no entiende lo que lee. Habrá luego distintas lecturas sobre esto: algunos culparán a la escuela porque "no educa" y "los pibes pasan de grado igual". Se reirán de Tévez porque habla mal inglés y dice "very difficult”. Otros quizá se pregunten cómo niños como él pueden aprender lo que demanda el campo laboral actual, en contextos tan adversos y empobrecidos.
En la escuela donde dicta clases Navarro asisten 420 alumnos que van también a comer. En pleno verano se conformaban con una vianda fría (un sandwich y una fruta). Ahora, con el ciclo escolar iniciado y la cocina centralizada activa, los nutrientes y calorías aumentan como el calor en los platos de guisos, hamburguesas o arroz con pollo.
"Tratamos que transpirados o como sea los chicos estén en la escuela igual porque lo que no se hace acá, en general, no se hace en las casas, la mayoría de los chicos no tienen un acompañamiento familiar que los contenga, acá dar tareas no tiene sentido: se trabaja en la escuela", dijo el maestro antes de adelantar que este jueves trabajaría con su grupo en sociales el sentido histórico del 8 de marzo y el Día Internacional de la Mujer.
Y cerró con un dato del que se rio para no llorar. "En las aulas no solo sufrimos de altas temperaturas, sino de sonido en estéreo: las paredes son tan finitas que lo que da un docente lo escucha todo el grado de al lado". Difícil.