"Cerramos. Fueron 30 años de historia: de la cerveza y el whisky solitario al daiquiri y tragos de autor, del rock argentino al trap, de decenas de pibes diciendo 'mis padres se conocieron acá', de la seducción en la barra a la histeria por pantalla táctil". El anuncio y síntesis de usos y costumbres de tres décadas corre por cuenta de Luis María "Lulo" Corradín, dueño del ahora ex bar Berlín y su antecesor Zeppelin, en la mítica cortada empedrada rosarina llamada Pasaje Fabricio Simeoni (ex Zabala), entre Sarmiento y Mitre. ¿Qué se viene en su lugar? No se sabe a ciencia cierta, pero todo indica que no será un nuevo bar sino un emprendimiento inmobiliario.
"Una pena que no sigan la marca y la mística del bar. Esta cortada significó bohemia, juventud, sueños, noches, vecinos, amigos, arte, nostalgia y hoy tristemente abandono", señala el hombre que tenía apenas 21 años cuando le compró la llave del negocio a un bar universitario ubicado en el subsuelo de la cortada y quien hoy se va del lugar contando la historia de un inmueble de más de 70 años e innumerables anécdotas. Corradín ya le había anticipado el cierre a Rosario Plus y la noticia corrió como reguero de pólvora.
En los 60, cuando había un mercado de verduras donde está la plaza de la Cooperación, en el subsuelo sonaba folclore desde lo que se llamaba La Peña del Cacique. En los 80, con la vuelta de la democracia, se abrió Balequé, el bar que muchos recuerdan porque "el piso estaba en el techo". Sí, el cielo raso estaba adornado con decenas de objetos, tan suspendidos en el aire como el rock nacional y tenía shows de artistas. Luego se instaló El Retoño, "un espacio estrictamente universitario, de gente de Humanidades y Psicología", le cuenta Corradín a La Capital.
Después "llegamos nosotros con Zeppelin y la música que nos gustaba: salvando las distancias fuimos una especie de Cemento local", agrega al referirse a la discoteca porteña que abrió el fallecido Omar Chabán en los 80 en Constitución. "Nos fuimos con Zeppelin a Tucumán y Belgrano y abrimos allí Berlín, hace 26 años". Fin de viaje.
En 2016, una nota del suplemento de Cultura de La Capital le dedicó tres páginas al Berlín. "Un símbolo que perdura. El bar de la cortada empedrada", se leía como título. Y se decía que no era casual que su nombre se hubiera inspirado en la caída del muro en la capital alemana, en 1989, como el reencuentro de dos cultura separadas, de jueves a domingos.
Se lo presentaba, al cumplir 20 años, como una vidriera de obras de teatro, escuela de teatro, café concert, música variada, poesía, pintura, fotografía, video, clowns, cine, humor y hasta radio en vivo.
"No reconocíamos fronteras a la hora de activar el escenario", decía Corradín por entonces, cuando aún no había abierto Dr. Jekill y Mr. Hyde (también en la cortada pero en la esquina de Mitre) y La Roquería (Wheelwright al 1700, frente a la Casa del Tango).
Hoy el mismo dueño de esos emprendimientos pero ya volcado al rubro de las motos, bicis y propaganda antiguas, reafirmó: "Siempre intentamos entender al público joven de cada momento desde atrás de la barra, intentamos ser lo más inclusivos posibles, siempre promovimos la cultura y a los artistas de acá". Y habla en primera persona del plural porque no solo se refiere a él sino también a su hermano Fabián, con quien vivió la apertura de estos bares y, claro, del Berlín.
Leyendas berlinesas
La muestra de que los objetivos de sus dueños, que recibieron un reconocimiento por parte del Concejo Municipal, se cumplieron son las verdaderas leyendas que pasaron por el Berlín. Pappo, Willy Crook, Bersuit Vergarabat, Daniel Melingo, Los Piojos, Luis Salinas, Las Pelotas, La Mississippi, Diego Frenkel, Palo Pandolfo, Antonio Birabent y Cholo Montironi.
El subsuelo fue también set de filmación para "Días de Mayo", el film de Gustavo Postiglione. Y como no podía ser de otro modo fueron parte de la noche berlinesa Coki Debernardi, El Regreso de Coelacanto, Los Vándalos, Vudú, Caburo y Bonzo Morelli.
No estuvo ausente en el bar el humor de transformistas como Mimí Nervios y Mariquena del Prado ni las historias de Alejandro Dolina. Tampoco se perdió el bar de la cortada las actuaciones de artistas como Salvador Trapani, Juan Pablo Geretto, Andrea Fiorino y Gachy Roldán. Todos los géneros, sin edad.
Corradín estudió Psicología pero nunca terminó la carrera. Su hermano cursó veterinaria. Ambos dejaron marca en un lugar que cobijó a la noche rosarina y que desde ahora será parte del pasado. Como el Muro de Berlín, que se cayó pero tiene historia.