No los achica ni el frío, ni la lluvia, ni la oscuridad. Los voluntarios de Rosario Solidario se duermen pensando que otro está sufriendo y se levantan intentando ayudar. Con ese afán surgieron los desayunos solidarios, para servir algo caliente a quienes duermen en las calles de Rosario expuestos a las gélidas temperaturas.
Iván Corolenco hace cuatro años que sale todos los sábados, a las 7 de la mañana para repartir una bebida caliente a los que pasaron la noche a la intemperie. Es uno de los cerca de 100 voluntarios de Rosario Solidaria que realizan esta tarea con el deseo de sumar "un granito de arena" para mejorar una situación tan preocupante.
Antes de que amanezca, en grupos de dos o tres voluntarios salen a recorrer cinco zonas de la ciudad con agua caliente y alguna colación.
Juan Pablo Cambiazo tiene 28 años y trabaja en la instalación de equipos de aires. Este año está trabajando por la tarde, pero igual madruga porque de lunes a jueves sale a servir desayunos. "Me conozco a toda la gente, y ellos te esperan. Además, muchas veces me los cruzo por la calle y les llevo ropa, zapatillas o lo que les pueda conseguir", relata el joven que recorre la zona del bajo, desde Presidente Roca hasta La Fluvial. "Es muy gratificante lo que uno recibe solo por una hora al día. Son muy agradecidos", subrayó el voluntario.
A Germán Pérez de 39 años siempre le gustó ayudar y por una colecta de sangre conoció a Rosario Solidaria. Desde entonces empezó a salir bien temprano en invierno para repartir desayunos.
"La gente espera el desayuno pero también aguarda un rato de charla, de interés por ellos", señaló. Contó que lo que se ve es muy duro porque hay hombres, mujeres y hasta familias enteras que duermen en la calle. "Algunos no tienen casa, y otros lo hacen para no perder el lugar de trabajo ya que muchos son "trapitos", comentó Germán.
"A pesar de que la realidad es tan dura, algo podemos hacer y una opción son estos desayunos", explicó y dijo que lo que más cuesta son los días de lluvia, pero que pensar en los que están en la calle les da ánimos para salir igual.
"Si siempre esperamos que alguien solucione los problemas, nadie lo va a hacer, hay que empezar", puntualizó.
Todos los miércoles Daniela Famea, abogada de 46 años, se levanta más temprano y se junta con los demás voluntarios para recorrer una zona de la ciudad. "Cuando empezás no querés dejar porque ves la necesidad que hay en la gente y porque a uno le hace bien, ¡cargas las pilas!", confesó la profesional que al volver a su casa,se pone los tacos y se va a su estudio jurídico.
"Cada noche me acuerdo de los que están en la calle y me da mucha tristeza. Hay diversas historias y situaciones diferentes, y a varios ya los ayudamos a solucionar su situación y pudieron dejar la calle", contó Daniela.
Las bajas temperaturas demandan aún más la asistencia y desde Rosario Solidaria solicitan voluntarios. También necesitan café y colaciones para robustecer los desayunos.
Los interesados en participar o colaborar, pueden contactarse a través de la página de Facebook:Rosario Solidaria.
algo caliente. El desayuno es una excusa para poder conversar..