En un agosto que debería ser frío como corresponde a todo invierno que se precie de tal, el calor y la humedad tornan el día insoportable. Los actores que harán la presentación teatral para incentivar la alimentación saludable charlan distendidos. El cartel con la palabra "presentes" en letras de molde domina la escena. Pablo Javkin ha dejado de lado el saco y pisa territorio hostil a los votos del Frente Progresista diez días después de la magra cosecha de las Paso.
Es miércoles y el barrio La Cerámica, en la zona norte de la ciudad, se convierte en escenario de una presentación de las obras del plan Abre. En ese reducto dominado por hogares poblados por laburantes de clase media, Cambiemos se ha llevado la mayor cantidad de votos de los vecinos.
Entre Roy López Molina y Anita Martínez cosecharon en el barrio 13.463 votos; lejos, muy lejos de los 3.800 que sumó Javkin, que también fue relegado por el peronismo. Por eso la elección del lugar no es azarosa. Forma parte del rediseño de campaña del Frente Progresista, que consiste en mostrar lo que se está haciendo en la ciudad más que seguir abonando la grieta Cambiemos/kirchnerismo.
El y la intendenta Mónica Fein les cuentan a los vecinos lo que hicieron allí y lo que van a hacer: ensanche de pavimento, mejoras hidráulicas y una inversión de 13 millones de pesos. Las obras están en marcha. Se ven. Algunas ya concluyeron. Cuesta creer entonces que la coalición oficialista que gobierna esta ciudad desde hace más de dos décadas sumara tan pocos votos en ese barrio y en tantos otros, donde también se hacen inversiones y obras de infraestructura.
"No es tiempo para lamentos. Comunicamos mal pero ahora hay que remontar", dice un veterano socialista, conocedor de contiendas electorales difíciles y con la vista puesta en el 22 de octubre, día en que habrá que ir nuevamente a las urnas para las elecciones generales.
Ceguera
No obstante, en esto de mostrar la realidad, la anteojera electoral le ha cegado la vista al primer candidato a concejal oficialista. Y en el marco del aniversario de la masiva marcha que reclamó mayor seguridad en Rosario, emite un irónico comentario hacia el Concejo, ámbito donde en 2018 deberá intentar lograr consensos si quiere que la administración Fein transite sin muchos sobresaltos los dos años que le restarán de mandato.
Al analizar lo que dejó aquella movilización, Javkin posa su mirada en la emergencia en seguridad que se aprobó en septiembre de 2016. "Fue uno de los pocos casos en que el Concejo se comprometió. Trabajó desinteresadamente y logró darle respuesta a la gente. Queremos que ese ejemplo no sea la excepción, sino la regla; que haya menos freno y más acuerdo para poder hacer", señala.
Quizás por el fragor de la campaña no pudo reparar que esa emergencia en seguridad era pedida desde 2013 por la oposición en el Concejo y que el Frente Progresista se había negado a apoyarla esgrimiendo la muletilla de la "estigmatización" que se hacía sobre Rosario en materia de seguridad. Es decir, el "freno" al que se refiere lo había pisado el propio oficialismo.
La emergencia le permitió a la intendenta, por ejemplo, direccionar fondos a las áreas de Control, colocar más luces en los barrios, instalar alarmas comunitarias y videocámaras. Desde que se aprobó, se ha realizado una inversión de 62 millones de pesos en la compra de luces LED, que dan otra iluminación y brindan entornos más seguros, se colocaron 69 paneles de alarmas comunitarias y 96 videocámaras, sólo por citar algunas acciones concretadas.
Esto se podría haber hecho al menos tres años antes. Miles de rosarinos hartos de la inseguridad tuvieron que movilizarse por las calles de la ciudad para que el oficialismo tomara nota de lo que estaba sucediendo. Es más, por esos días el gobernador andaba enfrascado en su idea de la reforma constitucional que le permitiría, entre otras cuestiones, su reelección.
Pero la marcha cambió la agenda y sólo ahí el Frente Progresista en el Concejo aceptó decretar la emergencia en seguridad. No fue, como dice Javkin, "uno de los pocos casos en los que el Concejo se comprometió" para dar respuesta a la gente. La oposición ya había enarbolado ese pedido desde 2013, cuando la violencia narco se llevó más de dos centenares de vidas en las calles de la ciudad.
Rediseño
Algo es seguro. La coalición gobernante parece haber aprendido de los errores y rediseña la campaña tras el duro reproche a la militancia que profirió el gobernador en Metropolitano días después de las Paso.
Y además, Miguel Lifschitz se diferencia del discurso de su primer candidato a diputado nacional, Luis Contigiani. El jueves por la noche, en el acto por el aniversario de la Bolsa se Comercio local, optó por dirigir sus críticas hacia el kirchnerismo. "No queremos volver al pasado ni a la década anterior, con secuelas de autoritarismo, corrupción y degradación de las instituciones, ni a otros momentos de la historia reciente", señaló delante de los hombres de negocios mientras habló de construir un "camino nuevo".
Como se ve, el cambio de estrategia está en marcha. El GPS electoral del oficialismo recalcula el camino. La llegada es el 22 de octubre y el Frente Progresista busca arribar mejor armado que el 13 de agosto pasado. Claro que para eso será vital sacarse las anteojeras.