Casi el 70% de los alimentos que las familias de los alumnos de las escuelas provinciales reciben desde hace 15 meses son productos procesados que nutricionistas y las propias guías alimentarias del Ministerio de Salud de la Nación recomiendan "moderar" en el consumo. Esta ayuda vino a reemplazar el plato de comida caliente, la fruta y la copa de leche que en tiempos previos a la pandemia los chicos recibían en los comedores, pero que sin embargo, no contienen ni un solo alimento fresco.
"Los alimentos entregados son legumbres, cereales y sus derivados y no contiene ningún cereal en su variedad integral para que aporte fibra", señaló la presidenta del Colegio de Profesionales de la Nutrición, Verónica Franceschini, y apuntó que se trata de “una gran cantidad de hidratos de carbono complejos, que contribuyen al desarrollo de patologías cómo el sobrepeso y obesidad".
La alimentación y sobre todo la malnutrición viene siendo un síntoma de la pandemia agudizado en los sectores populares. Así lo mostró días atrás un informe de Unicef Argentina que reveló que una de las mayores alteraciones en niños, niñas y adolescentes fue en los hábitos alimentarios. Un dato no menor si se tiene en cuenta que el 30 % de los chicos en edad escolar tienen sobrepeso y un 6 % obesidad, según datos oficiales.
En abril pasado, a través de un relevamiento en más de 46.600 niños y adolescentes de 2 a 18 años, incluidos 5 mil santafesinos, la organización Barrios de Pie y el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) construyeron el Indicador Barrial de Situación Nutricional. En la provincia el trabajo detectó que el 43% de los pibes que concurren a los comedores relevados están malnutridos, sobre todo con sobre peso.
En la puerta de la Escuela Nº1.257 en Barrio Las Flores, cada 15 días madres y padres de los más de 380 alumnos que tiene el establecimiento de Clavel al 7000 retiran los alimentos que entregan las auxiliares del comedor, además de tener contacto cara a cara con las maestras.
Los intercambios van entre tareas de matemáticas y ejercicios de ciencias naturales y fotocopia que los docentes preparan organizados en bancos en las veredas y que las más de las veces ellos mismos costean, según señala la delegada de Amsafé Rosario Marisa Aybar, para llegar a los muchos alumnos que no tienen ningún acceso a la virtualidad.
Las mamás y los papás que retiran los alimentos ponen el ojo en la cantidad, pero también en la calidad. "Antes te deban uno por cada chico, ahora parece que no", se queja un padre y una madre apunta a que "este mes ni leche ni azúcar; no tocó".
"Esto alcanza apenas para tres o cuatro días, pero además hay que comprar alguna carne o algo porque si no, no se puede comer y no todos tienen", apuntó la siguiente en la fila.
BOLSA2.jpg
"Apenas alcanza para uno días", responden todas las mamás consultadas por La Capital, muchas a cargo de familias numerosas.
Virginia Benedetto
De hecho muchas de las familias además de la ayuda que reciben en el establecimiento, estructuran la alimentación en base a los servicios de comedores y organizaciones sociales y quienes tienen hijos menores de 6 años cuentan con la asistencia nacional de la tarjeta Alimentar. Un modelo de pobreza que se replica y crece en todos los barrios.
Ajustes previos
María es auxiliar en el comedor. "Antes de la pandemia todos se quedaban a comer, ni uno dejaba de venir al comedor y a la copa de leche", afirma y si bien dice que en la previa al coronavirus "las raciones de comida son calientes", reconoce que hace tiempo que se venía ajustando la calidad de la comida.
La carne al horno y el cuarto de pollo con guarnición hacía rato que ya no estaban en el menú. Sin embargo, cuenta que "el reemplazo había sido la carne de cerdo, los guisos con carne, arroz amarillos y había milanesas". Y la fruta también era parte de los almuerzos.
Desde marzo de 2020 el reemplazado fueron los módulos alimentarios. Las bolsas que llegan a las escuelas desde la Cocina Centralizada se entregan cada 15 días con fideos, arroz, puré de tomate, harinas leudantes y de maíz, lentejas, un litro de aceite, una lata de jardinera y otra de duraznos; sin embargo, los 800 gramos de leche en polvo, el azúcar, el saquitos de mate cocido y la chocolatada solo se entregan en el primero, es decir una vez al mes. Y así detallado está consignado en las circulares que llegan a las escuelas que los reparten.
Que esta semana no había ni azúcar ni leche no pasa desapercibido. Con dos nenas de 12 y 6 años en la escuela una mamá dice que "días y no más". Laura tiene una beba y un hijo de 11 años en 6º grado. "No alcanza y eso que el mío no toma tanta leche", dice la mujer y Romina, también con dos chicos agrega: "Antes te daban uno por chico, pero ahora ya no”.
Los especialistas
Solo basta repasar las guías de alimentación saludable del Ministerio de Salud de la Nación para percatarse de que nada de lo que reciben la familias está entre los alimentos frescos de los cuales se promueve el consumo de varias porciones por día.
Es más, en su sitio web Salud incluso advierte que apenas se consumen 2 porciones de frutas y verduras por persona de las 5 recomendadas para una buena nutrición y más aún, alerta también que justamente son los chicos y adolescentes quienes consumen un 40 por ciento más de bebidas azucaradas, 2 veces más de snacks y 3 veces más de golosinas respecto de los adultos.
A esas observaciones La Capital suma las consideraciones y la lectura minuciosa que la titular del Colegio de Profesionales de la Nutrición hizo sobre los bolsones entregados a las familias por el Estado santafesino.
“Los módulos no responden al perfil nutricional que se promueve desde el concepto de una «alimentación saludable» basada en alimentos variados y preferentemente frescos, que aporten todos los nutrientes esenciales y la energía necesaria para que cada persona pueda hacer las actividades diarias y mantenerse sana", remarca Franceschini y lo má grave, recalca es que "no contienen ni un solo alimento del grupo 1, que son frutas y verduras frescas".
La especialista indica que “mayoritariamente son parte del grupo 2, es decir, legumbres, cereales y derivados" y hace hincapié en que tampoco "contienen cereales en su variedad integral que son fuente de fibra".
"Esto muestra la gran cantidad de hidratos de carbono complejos, que contribuyen ampliamente al desarrollo de patologías como el sobrepeso y la obesidad", dice y pone en cuestión sobre si se trata de una mera cuestión económica.
BOLSA4.jpg
"No hay un solo alimento fresco", recalca sobre la calidad de los alimentos la presidenta del Colegio de Profesionales de la Nutrición de Rosario.
Virginia Benedetto
"Más que pensar en el gasto se debería buscar la estrategia correcta en la selección de los alimentos, considerando sobre todo nuestra provincia forma parte del cordón productivo y tiene una amplia producción local, zonal, regional de los alimentos sanos _continúa_. Si bien los de alimentos frescos son perecederos, no hay motivos aparentes para que no se entreguen cuando la distribución es quincenal".
Un aspecto extra que no deja afuera es la educación en los buenos hábitos. “No debemos perder de vista que la selección de los alimentos que se entregan en este tipo de «programas» del Estado son claves para fomentar buenos los hábitos alimentarios, ya que los niños y niñas, por el momento biológico en el que se encuentran, son actores protagónicos de la creación de esos hábitos", concluyó.