El Museo Castagnino cierra el mes con la apertura de tres muestras en femenino. Se trata de una triple inauguración que se llevó adelante este viernes en el tradicional edificio Pellegrini y Oroño que reúne las obras de una decena de artistas plásticas mujeres. "Crónicas abstractas", curada por Mauro Guzmán, "Iluminaciones" y "Mujeres concretas", en ambos con la curaduría de María de la Paz López Carvajal y Romina Garrido, ya pueden verse con entrada libre y gratuita.
De la propia historia y la autopercepción, de posibles diarios o crónicas encriptadas, o incluso de biografías de las propias obras en parte desarrolladas en tiempo de pandemia tratan las "Crónicas abstractas" de Celeste Carnovali, Marcela Duluc, Rosario Farias, Luciana Guerra y Juana Torres que se muestran bajo el trabajo de curaduría de Guzmán.
"Estas piezas habitan cierta impronta de la abstracción desde la reinvención del propio oficio o la práctica de ciertos estados repetitivos del lenguaje. Por las dimensiones en las que se desarrollan, por la manía en el detalle y en la reiteración es que podemos pensarlas como actos performativos", se presentan las piezas de las artistas todas rosarinas, con la excepción de Farías, oriunda de Buenos Aires.
Se trata de en todos los casos de mujeres que vienen de participar en espacios expositivos colectivos e individuales. Carnovali es profesora en Bellas Artes y egresada en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y desde 2015 participa con sus obras a nivel local y desde 2021 a nivel nacional.
Marcela Duluc es rosarina, de madre salvadoreña y padre argentino, lo que la llevó a repartir su su vida entre ambos países. De hecho, en la década del 80 se formó en El Salvador y luego residió en Estados Unidos, mientras que ahora vive y trabaja en Rosario, donde cursa Bellas Artes en la UNR.
Farías es la única nacida fuera de la ciudad, aunque reside en Rosario donde hizo la Bellas Artes en la UNR. Se formó con Emilio Torti, Gabriela Rodi, Aldo Chacal, Fabiana Imola y Silvia Gurfein. En 2020, junto a un colectivo de artistas, creó el espacio cultural El Escaparate y su obra quedó seleccionada en la 7° Edición Internacional de Miniprint Rosario en el Museo Castagnino en 2017 y en 2022 participó en Arteba.
La rosarina Luciana Guerra viene de realizar residencias artísticas en Catamarca, Argentina y Berlín; actualmente, realiza la residencia Vertical Crypto orientada a nuevas tecnologías y criptoarte, y durante los últimos años enfocó su producción artística en el dibujo, la pintura y el arte digital.
Juana Torres, otra rosarina, formada en los talleres de Pintura de Juan Grela y Marina Sábato, Lux Lindner, Marcia Schvartz y Emilio Torti, y en fotografía con Andrea Ostera, Laura Glusman y Gabriela Muzzio, trabaja alrededor de las tensiones entre lo estático y la transmutación, con formas que se acoplan, se replican, se apoyan y se transparentan.
La interpelación del canon
Los feminismos también impulsaron en las últimas décadas a través de nuevas perspectivas la revisión del rol de las mujeres en la historia del arte, lo que conllevó la interpelación del canon, su legitimidad y circulación. En ese contexto, "Mujeres concretas" busca explorar a través de las obras que son parte de la colección del museo historias, historias de mujeres artistas, historias de reconocimiento e invisibilidad, historias sobre diferentes maneras de transitar la abstracción.
"La gestualidad, la liberación del color, la síntesis, el despojo o la espiritualidad fueron algunos de los caminos que permitieron a las artistas consideradas hoy históricas –activas en los 50, 60,70 y 80s– desviarse del rigor de los programas, abrir camino hacia una nueva sensibilidad e insinuar otras revelaciones sobre el arte que desde los márgenes vulneraron las jerarquías", señalan las curadoras de la muestra y afirman que fue así que en todos los casos "crearon lenguajes personalísimos" que en algunos casos fueron reconocidos en premios y exposiciones y, en otros, tuvieron que perseverar en una limitada circulación de su obra.
De hecho, al acervo del Castagino y a ser parte de la colección que ahora se expone solo dos de las obras de estas llegaron a través a través de los llamados "premios adquisición", las demás ingresaron a gracias a donaciones de las mismas artistas, sus familias o la férrea acción de Julio Payró a través del Fondo Nacional de las Artes que permitió acercar a los museos la producción de estas "promesas modernas".
"Este conjunto obliga a reflexionar sobre la posterior musealización de estas piezas y sobre cómo han sido inscriptas o negadas a la historia, vale el ejemplo de Mis Montañas, de Leonor Vassena, destinada hasta hace unas pocas semanas a la parálisis de los depósitos", señalan las curadoras.
Lo cierto es que "Mujeres concretas" reúne un conjunto de obras situadas entre la segunda mitad de los noventa y principios de los 2000, que incluye piezas de Elba Bairon, Lia Martha Baumann, Marta Bugnone, Carolina Cerverizzo, Raquel Forner, Karina Granieri, Graciela Hasper, Fabiana Imola, Magdalena Jitrik, Silvana Lacarra, Michelle Marx, Marta Minujín, Andrea Ostera, Anita Payró, Marta Puebla, Elizabet Sánchez, María Suardi y Yente (Eugenia Crenovich).
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Paisaje, de Lía Baumann, es parte de "Mujeres concretas".
Iluminaciones
La tercera de las muestras que se abrió este viernes reúne bajo el título de "Iluminaciones" parte de la obra de María Suardi, una artista rosarina que desde finales de la década del 60 expone su trabajo individualmente no solo en Argentina y en países de Latinoamérica, como Paraguay, Bolivia, Perú, Uruguay, Chile y Brasil, sino además en Inglaterra, Italia España y Alemania.
Galardonada a través de premios nacionales e internacionales y declarada Artista Distinguida de la ciudad en 2018, Suardi "lleva más de cincuenta años realizando ensayos sobre la abstracción y una investigación sostenida sobre las formas geométricas", señala en el texto de presentación de la muestra Clarisa Appendino.
"En las largas series de derivaciones, deformaciones, parentesco, transformaciones y descripciones sigue explorando las combinaciones entre el círculo, el triángulo y, sobre todo, el cuadrado -continúa-. Este trabajo ininterrumpido, que atiende a la simplicidad en la concepción de las formas, señala la raíz de su mirada. A veces pareciera que lo que llamamos genéricamente obra, para muchos artistas son innumerables e incansables ensayos para llegar, siempre de manera inaproximable, a una forma que transciende las capacidades ópticas y una materialización imaginable. Esa luz dispersa, una lejanía que nunca alcanzaremos, es una forma de las búsquedas en el arte, es una manera de demorar el encuentro para seguir viendo lo profundo".