Las personas gordas sufren una violencia estructural en todo el mundo y también en Argentina. El tamaño de sus corporalidades es cuestionado en todos los ámbitos que habitan y está sometido al escrutinio constante. Ante este comportamiento sistemático y sostenido, buscan responder con organización colectiva para poder transformar la realidad y poder acceder, de una vez, a todos los derechos y oportunidades que se les han negado históricamente. En este marco, Rosario será sede este 27 de noviembre del Encuentro Plurinacional de Activismo Gordo. Con el antecedente de los Encuentros de Mujeres y Disidencias, “gordas, gordos y gordes” se reunirán en el Centro de la Juventud para debatir sobre sus principales demandas. Aunque la invitación también está abierta a quienes quieran acercarse para sumarse a la lucha.
Los feminismos vienen poniendo sobre la mesa desde hace tiempo que los estándares de belleza hegemónica son una forma de violencia. Sin embargo, no debe confundirse esta imposición que recae sobre todas las feminidades con el gordo odio o gordofobia. “La violencia estética se ejerce sobre todas las corporalidades, exigiéndoles que sean de una determinada forma. Pero más allá de eso, también existe la gordofobia que es esta violencia que se ejerce específicamente sobre las corporalidades gordas”, explicó a La Capital Brenda Mato, activista, modelo plus size y una de las organizadoras del colectivo Gordes Activando. Y agregó: “Entonces no es lo mismo habitar este mundo recibiendo solamente violencia estética que recibiendo violencia estética y gordofobia”.
En ese sentido, aseguró que sabe que es un punto que toca “fibras sensibles” y aclara que enfocarse en la urgencia de la lucha contra la gordofobia no implica desestimar el dolor que sienten las mujeres de otras corporalidades respecto a su imagen. “No es lo mismo pararse frente al espejo y que tu cuerpo te genere incomodidad por sensaciones generadas desde el afuera que la violencia de ir a un médico y que no me atienda o ir a un trabajo y que no me tomen porque no tengo buena presencia, o no entrar a un cine o molestar en un colectivo. Es necesario ejercer un poco la empatía”, pidió.
Por eso mismo, es necesario contar con “personas aliadas”. Mato sostuvo que el activismo gordo no es “solo cosa de personas gordas” sino que el compromiso tiene que ser de todas las personas, independientemente de la corporalidad que tengan. Es justo ahí donde se ponen en juego varias discusiones dentro de los feminismos.
La famosa frase “Mi cuerpo, mi decisión”, que se convirtió en bandera en la lucha por la legalización del aborto, pareciera no aplicar para las personas gordas, que muchas veces son cuestionadas también dentro de los movimientos. “Incluso en los lugares en los que se habla sobre feminismo, de visibilidad, siguen estando mujeres en general jóvenes, académicas, blancas, heterosexuales, delgadas. Hay una cuestión de esas jerarquizaciones que sigue existiendo incluso dentro de los mismos movimientos que habitamos. Para nosotras sigue siendo difícil pedir casi por favor que nos den lugar en esos espacios como las marchas o las organizaciones”, argumentó. El compromiso con su lucha y la representatividad sigue siendo una de las deudas de los feminismos con el activismo gordo.
Las principales demandas
El primer encuentro fue en 2021 en el partido de Morón en la provincia de Buenos Aires y este año se decidió trasladarlo a Rosario para dar señales de federalización. La activista y referente en redes sociales explicó a este medio que las principales demandas son “la posibilidad de vivir en nuestros cuerpos de forma autónoma, la despatologización y que se ponga en funcionamiento la ley de talles”, entre otras.
“Las personas gordas, lamentablemente hoy en día no tenemos asegurados los derechos básicos. Todo el tiempo somos hostigadas y violentadas simplemente por el tamaño de nuestra corporalidad. Se nos hostiga y se nos ataca todo el tiempo, se opina sobre nuestras corporalidades, se nos expulsa de los lugares simplemente por cómo nos vemos. Lo primero que venimos a reclamar es la autonomía corporal, el derecho a poder decidir sobre nuestros cuerpos sin que nadie esté desde afuera diciéndonos qué hacer”, explicó.
Otro de los grandes reclamos del movimiento es “la despatologización de nuestras corporalidades”. Piden que se deje de asumir que por ser personas gordas están enfermas, cuando ya está comprobado que no siempre el peso es un indicador de mala salud. Denuncian que muchos profesionales de la salud desestiman sus síntomas y antes de examinarlos directamente les indican realizar una dieta. “Está esta violencia doble. Nos sobreexigen salud y al momento de atenderse también me rechazan porque no me toman en serio”, cuestionó Mato.
Además, también piden la implementación real de la ley de talles, sancionada en 2019 y que todavía duerme en algún cajón. Si bien ya se realizó el estudio antropométrico, aún no hay novedades de cuándo entraría en vigencia. El derecho a vestirse, otro derecho vulnerado a las personas gordas. En ese sentido, la activista resaltó: “La sociedad nos pone en un lugar como si fuéramos ciudadanos de segunda. Venimos a reivindicar que somos personas que merecemos el mismo respeto y el mismo trato que cualquier otro”.
Body positive y activismo gordo, ¿son lo mismo?
Es habitual cruzarse en las redes sociales con contenido que llama a ejercer “el amor propio” y reforzar la autoestima de manera individual. En este punto Mato es contundente: “Ningún amor propio va a salvar el mundo, sino la organización colectiva. Con el compromiso de que esto no es una cuestión individual y no tiene que ver conmigo ni con mi cuerpo en particular, sino que es una cuestión estructural y necesitamos que sea un cambio completo en todos los estratos. Si no, siempre individualizamos los problemas colectivos creyendo que son solo nuestros, pero es todo lo contrario”, argumentó.
En la misma línea, aseguró que no desprecia el activismo en redes, pero sí admite que muchas veces “se queda corto”. Considera que son herramientas valiosas para posicionarse de una manera distinta frente a las cosas, pero no hace que esa violencia cese. “Obviamente que lo puedo tomar distinto, voy a pararme frente a estas cosas de otra forma, pero esas cosas no van a dejar de pasar”, remató.
Por eso llamó a que quienes quieran se sumen a la actividad. “Cuando nos podemos encontrar con otras personas que están atravesadas por las mismas cosas, el dolor empieza a ser compartido y esa forma de luchar también empieza a cambiar”, concluyó.
El Encuentro Plurinacional de Activismo Gordo será el próximo domingo 27 de noviembre desde las 10 en el Centro de la Juventud, en avenida Belgrano 950 bis. La participación es gratuita y abierta y quienes quieran asistir se pueden inscribir en este link.