Por Lucas Ameriso
Virginia Benedetto
El gobernador Omar Perotti visitó ayer el barrio Madre de la Esperanza, ubicado en Empalme Graneros, en su primera visita como mandatario provincial a un barrio rosarino. "Se ha hecho mucho, pero todavía hay situaciones infrahumanas, basta con recorrer las calles hacia el fondo", indicó a LaCapital la hermana María Jordán, al alma mater de una urbanización que en 1995 transformó un enorme basural en una zona urbana.
Perotti recorrió ayer por la mañana la zona noroeste junto al senador departamental Marcelo Lewandowsky y un equipo de colaboradores. "Fue una visita para ver la obra de la hermana Jordán, nos planteó la problemática en torno a la necesidades lógicas de un barrio muy habitado de Rosario. El gobernador la escuchó para ir viendo cómo se van resolviendo los problemas, tanto de infraestructura y otras cuestiones de funcionamiento de la escuela y el jardín de infantes junto al centro de capacitación laboral", repasó el senador.
En diálogo con LaCapital, la religiosa se mostró "muy honrada" con la primera visita oficial a Rosario de Perotti a una barriada. "Todos estamos convencidos de que las dos herramientas principales para sacar a la gente de la pobreza es la educación y el trabajo. Y que haya continuidad en el Estado, donde cada uno pone su parte. La gestión anterior puso asfalto y el acceso a la gente. Perotti se mostró dispuesto en colaborar para que este barrio tenga todos los servicios que los ciudadanos se merecen", resumió.
María Madre de la Esperanza cumple este año 25 años de existencia (ver aparte) y hoy cuenta con una población aproximada de 17 mil vecinos en su inmensa mayoría argentinos en condiciones extremas de pobreza y exclusión que migraron desde del norte argentino y provenientes de la comunidad Quom, también los denominados "criollos", y hace unos años es cada vez más marcada la presencia de inmigrantes paraguayos.
"Al gobernador le pedimos si podía colaborar con la educación (la escuela tiene jardín de infantes hasta segundo grado con 82 alumnos que reciben desayuno y almuerzo y ahora buscan ampliar el proyecto) y una mano con los capacitadores de los talleres en oficios y en computación, que son voluntarios. Hay mucha droga y delincuencia porque falta ofrecer la oportunidad a cada vez más gente para que se capacite y busque un trabajo como albañil, panadero o otro oficio", enumeró la hermana Jordán.
"Perotti me dijo que seguramente regresará. Ojalá que ya estén los talleres armados y la escuela con más aulas. Además el fortalecimiento del deporte, fundamental para la contención de los jóvenes", se esperanzó.
Vulnerables
María Madre de la Esperanza fue evolucionando a lo largo de las décadas. Los ranchos de madera, tela y nylon fueron reemplazados en gran parte de la zona de San José entre Olavarría y Cabal por casitas de material. Sin embargo, subsisten las necesidades más urgentes.
"La pobreza no se niega, hay todavía situaciones infrahumanas. En la última calle, que se llama Ceferino Namuncurá, se ve una realidad paupérrima. Es sobre los fondos del barrio. En la Argentina no puede haber hambre y desnutridos, sin embargo tenemos una situación muy difícil. Se lo dije a Perotti", remarcó la hermana misionera.
La violencia también llegó a estas latitudes de Rosario desde hace décadas. El predio del centro comunitario ubicado a la altura de Génova al 5600 está completamente cercado por tapiales y rejas desde 2014.
El año anterior, el terreno había quedado en medio de una disputa cuando un grupo de vecinos intentó ocuparlo. Unas 30 familias de la zona ingresaron por los fondos y comenzaron a lotear el espacio, donde desde hace muchos años se proyecta construir un centro de salud.
La toma se desactivó tras una orden judicial de desalojo, con un nutrido operativo policial e incluso disparos, pero puso en evidencia algunas fisuras entre el trabajo de la misión y quienes viven en el barrio.
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