La escritora uruguaya Ida Vitale homenajeó ayer el "frenesí poético" que alberga la obra cumbre El Quijote al recibir en la ciudad de Madrid el Premio Cervantes, el máximo reconocimiento a la creación literaria en español.
La escritora uruguaya Ida Vitale homenajeó ayer el "frenesí poético" que alberga la obra cumbre El Quijote al recibir en la ciudad de Madrid el Premio Cervantes, el máximo reconocimiento a la creación literaria en español.
"Muchas veces lo que llamamos locura de El Quijote podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto", dijo la poeta.
Figura destacada del esencialismo poético, Vitale es a sus 95 años la quinta mujer en recibir el galardón. Al anunciarlo, el jurado describió su poesía como "intelectual y popular, universal y personal, transparente y honda".
Ultima sobreviviente la llamada Generación del 45, que integraron figuras como Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Amanda Berenguer y Angel Rama, su primer marido, Vitale ha compaginado la docencia con la publicación de poesía, prosa y traducciones del francés, inglés, italiano y portugués.
Conmemorando la fecha de fallecimiento de Cervantes, el premio dotado con 125 mil euros (140 mil dólares) se entrega cada 23 de abril en la cuna del autor de El Quijote, el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, a 45 kilómetros de Madrid.
Acompañada de su familia, Vitale recibió la medalla y la escultura de manos del rey Felipe VI, ante la mirada de la reina, Letizia. ``Ahora no me saldría leer el discurso, sino abrazar y decir cosas absurdas, pero que me saldrían del alma", dijo la escritora tras subir a lo alto de un atril que se eleva sobre la sala.
Después comenzó a leer, y durante más de 15 minutos reflexionó sobre la obra cumbre del Siglo de Oro de la literatura en español."No sé por qué atribuí a ese libro la capacidad de precipitar hacia mí la buena voluntad del azar", afirmó la escritora. "Quizás simplemente buscaba una ocasión de dicha dispersiva, de claridad sin reserva, cuando el disfrute viene sin proponérselo a veces, acompañado de una sensación de penuria de gracia en la vida diaria y necesidad de gusto satisfecho".
Reflexionar sobre la obra cervantina se convirtió en una tradición por parte de los galardonados desde 1976, que incluyen al nicaragüense Sergio Ramírez (2017) o al barcelonés Eduardo Mendoza (2016), entre los más recientes. Sólo cuatro mujeres antes de Vitale habían logrado el reconocimiento: las españolas María Zambrano y Ana María Matute, en 1988 y 2010 respectivamente, la cubana Dulce María Loynaz en 1992 y la mexicana Elena Poniatowska en 2013.