Un grupo de 16 geólogos, hidrólogos, analistas económicos y ambientales, entre otros, comenzarán a trabajar para consolidar las barrancas de las ciudades entrerrianas de Diamante y Santa Elena, que sufrieron desmoronamientos y provocaron desalojos de habitantes de sus hogares, informó ayer el gobierno de Entre Ríos.
El gobernador Gustavo Bordet anunció un acuerdo con el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la entidad de docentes universitarios Fundagro, que realizará "estudios topográficos, geológicos y de calidad de materiales para hacer obras fundamentadas".
Los trabajos "buscan dar sustentabilidad a las barrancas, previsibilidad y seguridad con estabilidad en el tiempo ya que cualquier intervención que se haga sin tener una planificación hecha por especialistas no tiene duración", agregó.
Cada proyecto implica 3,7 millones de pesos y se realizarán durante seis meses. En los primeros tres se presentará el informe de Diamante, que es el más urgente, y en el sexto mes la consultoría debería tener el de la ciudad de Santa Elena.
En esta última localidad existe el peligro que más de seis mil de sus 20 mil habitantes pierdan sus viviendas por la erosión de la tierra y el desmoronamiento de la zona costera a raíz de inundaciones que se produjeron en 2016.
Unas 500 casas, el único hospital público de la ciudad del noroeste entrerriano, una iglesia histórica e instituciones y clubes se encuentran en la zona de riesgo.
El primer estudio sobre el terreno data de 1950, y especialistas advirtieron "un desmoronamiento hasta la Plaza Centenario, en el centro de Santa Elena", dijo a Télam el viceintendente, Amílcar Genre-Bert.
Genre-Bert señaló que si bien trasladaron a más de 200 familias a otra zona, si no se hace un tratamiento especial "en poco tiempo va a llegar a muchas casas y es mucho el daño que puede generarse"
En tanto, en Diamante, ubicada a 40 kilómetros de Paraná, el desmoronamiento en las barrancas en septiembre del año pasado provocó el desalojo de 14 familias y afectó a cerca de 50 familias radicadas en el lugar.
El fenómeno provocó una grieta de más de 30 metros de profundidad, que pone en peligro viviendas y dependencias oficiales, entre las que se cuenta un centro de salud.
El desmoronamiento se produjo en la zona donde se encuentra el Centro San Roque y el Cristo Pescador, a pocas cuadras del casco histórico de Diamante, conocida en Entre Ríos como "ciudad blanca" por una zona muy arcillosa en el perfil de la barranca.