“Nuestros hallazgos sugieren que la separación del iPhone puede afectar negativamente al rendimiento de las tareas mentales”, dice Russell Clayton autor principal del estudio. “Adicionalmente, los resultados de nuestro estudio sugieren que los iPhone son capaces de convertirse en una extensión de nosotros mismos de tal manera que cuando nos separamos, experimentamos una disminución del ‘yo’ y un estado fisiológicamente negativo”.
Para poder llegar a estas conclusiones los autores del estudio engañaron a los sujetos que participaron en él. Le dijeron que estaban probando un sistema inalámbrico para medir la presión arterial. Para ello los sujetos tuvieron que realizar puzzles con y sin su iPhone. El estudio hace alusión al iPhone porque sus 40 participantes eran usuarios de este dispositivo.
Para separarlos de sus teléfonos, les explicaron que estos causaban interferencia por el Bluetooth. Y los investigadores llamaron por teléfono a los sujetos mientras estaban separados de sus iPhone para comprobar el nivel de estrés que les generaba el no poder contestar mientras realizaba los puzzles.
Y debido a esto, los investigadores encontraron un aumento significativo de la ansiedad, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Además de una disminución significativa en el rendimiento cuando no se estaba cerca del teléfono.