Buenos Aires- La cantidad de mujeres que no se desconectan nunca del
trabajo, no se toman vacaciones y siguen dedicando su energía mental a las cuestiones
laborales es un fenómeno en aumento denominado “Mujeres workaholics”, según
un informe de una consultora especialista en temas laborales.
“Estas mujeres adictas al trabajo no apagan el celular nunca, suelen
estar contestando mails desde su blackberry en la fiesta más divertida y no se pueden ir de
vacaciones a ningún lugar del que no se pueda regresar de inmediato”, afirmó Lía
Alcoba, directora de Working Tools, una consultora de capacitación laboral.
Según la experta, este compromiso excesivo y compulsivo no tiene que ver
con circunstancias externas propias de la tarea que desempeñan, ya que en cualquier actividad
puede haber picos de trabajo en que una se dedica cien por ciento.
“Las workaholics -explicó- no aflojan nunca, su preocupación no
cede, no importa si la empresa lo requiere verdaderamente o no. Ellas piensan en el trabajo,
cuando están trabajando y cuando se van de la oficina”.
En la mayoría de los casos, -indicó la experta- “esta alta
dedicación no redunda en una sensación de haber cumplido.
"Es frecuente la ansiedad e inseguridad, los pensamientos acerca de
la baja calidad del propio trabajo, el miedo a la pérdida o a recibir una evaluación
negativa por parte del jefe”.
Alcoba sostuvo que este proceso funciona alimentando el círculo vicioso,
ya que la única solución que perciben como posible, las adictas al trabajo, es incrementar
aún más sus esfuerzos.
Asimismo, para Gabriela Martínez Castro, Directora del Centro de Estudios
Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), “se trata de mujeres ansiosas, hiper
exigentes, a quienes les es más sencillo cumplir de forma permanente con obligaciones, que
dejar de hacerlo".
“Esto último, en más de una oportunidad, les genera más ansiedad, es
decir, al vacacionar o parar con la actividad, quedan sin el vehículo de descarga habitual,
que es trabajar, lo cual termina provocando más ansiedad y estrés que si continuaran con
la vida cotidiana”, agregó.
Martínez Castro señaló, también, que pareciera que la identidad de estas
chicas sólo se reduce a su puesto o posición en la organización y sus entretenimientos o
actividades recreativas tienen que ver con su profesión.
“Todo lo que hacen fuera del trabajo es vivido con culpa y su
conversación suele girar exclusivamente en torno a su actividad laboral, sintiendo gran
placer cuando hablan de todo lo que trabajan y de lo arduos que son sus días”.
Además, según Alcoba, “la presión de sentirse imprescindibles y el
miedo a dejar de serlo en algún momento, conforman una espiral que atrapa cada vez más y de
la que sólo es posible salir reflexionando sobre las propias necesidades y eligiendo
sin miedos. Es importante comprender que atender equilibradamente a todas las facetas
de nuestra vida no implica renunciar a nuestro éxito profesional”.
Por su parte, Martínez Castro recomendó algunos tips para que las adictas
al trabajo puedan ponerlos en práctica durante las vacaciones como por ejemplo
“colocarse límites a uno mismo y a otros y no ceder frente a las demandas laborales que
no respetan el tiempo vacacional”.
“Buscar actividades placenteras que generen satisfacción personal, y
puedan funcionar como ”vehículo de descarga“ tensional: actividades físicas,
sociales, o hasta mentales como juegos de ingenio”, indicó la experta.
Además, aconsejó delegar en otros, desestimando la falsa creencia de que
“nadie lo hará mejor ni más rápido que yo y no pretender generar cambios radicales en
la personalidad, a partir de ahora, voy a dejar de ser una persona ansiosa y me
transformaré en buda”. (Télam)