Cada febrero se viste de color, alegría y festejos, porque febrero es sinónimo de carnaval. Esta fecha pagana se celebra en diferentes partes del mundo desde hace tiempo. En un principio los participantes de los festejos lo hacían con disfraces y máscaras para que no se reconociera su identidad esta época del año era sinónimo de “descontrol” porque "nada estaba prohibido". Poco a poco el carnaval fue mutando y tomando sus formas propias en distintos lugares del mundo.
Carrozas, papel picado, maquillajes extravagantes, es la celebración del pueblo que está en las calles. Algunos en sus cantos y sus bailes dejan entrever las miserias que viven. Es una expresión política sin divisiones entre partidos o religiones, todo el barrio está ahí para festejar más allá de todo lo que pueda estar sucediendo. Pero también existen los carnavales para la alta sociedad, donde se visten de gala bailando canciones tradicionales al compás de la música que toca una orquesta. Sea de una forma u otra, todos tienen en común la veneración hacia un Dios, aunque la Iglesia no lo considera una conmemoración religosa.
Historiadores aseguran que el origen del carnaval se remonta a más de 5000 años atrás cuando los romanos festejaban las Saturnales, grandes fiestas en honor al dios Saturno. Al mismo tiempo, en Grecia adoraban a Dionisio con una celebración en la que no faltaba nada, mucho menos el vino.
Antiguamente las comunidades también celebraban al dios Baco, la diosa Isis, Apis o las Lupercales romanas, entre otros, mientras que actualmente quien se lleva muchas de las oraciones es el Dios Momo o Rey Momo, griego considerado el dios de la ironía, la sátira, el sarcasmo y las burlas, cuya popularidad es mayor en Latinoamérica.
De todas formas, Momo no es una novedad sino que es parte de la historia de la mitología griega, cuando la población tomaba parte en las bacanales y las Dionisias, fiestas que se llevaban a cabo en las calles y en donde se hacían obras teatrales de las que todos disfrutaban y reían.
La noción de “carnaval” llegó recién en la Edad Media, es un nombre que proviene del latín “carnem levare” o “quitar la carne” puesto que, en un lazo con el cristianismo, se festejaba días antes del inicio de la Cuaresma hasta el domingo de resurrección.
Fue justamente por la prohibición de comer carne que las personas comenzaron a disfrazarse o llevar máscaras para no ser reconocidas los días previos en los que todo estaba permitido, generando así ese clima de descontrol y fiesta que caracteriza al carnaval.
Gracias a los antiguos romanos y griegos es que esta tradición se fue expandiendo y llegó a muchos lugares del mundo donde hoy se festeja cada febrero. Estados Unidos, Colombia, Italia, Bolivia, Argentina, Uruguay, España, Brasil y muchos más llenan sus calles de colores, música y alegría para celebrar la fiesta pagana con más festejos alrededor del planeta, que se convirtió en la más esperada y, en algunos países, en la más importante del año.