La tierra debajo de la ciudad de Nueva York se está hundiendo en parte debido a la enorme masa de todos sus edificios, y no es la única ciudad costera que se enfrenta a este destino. A medida que los niveles del mar aumentan y se encuentran con estas junglas de concreto, ¿hay posibilidades de salvarlas?, se pregunta un informe de BBC Mundo.
La BBC cita que a lo largo y ancho de los 777 km que conforman la ciudad de Nueva York se encuentran aproximadamente 762 millones de toneladas de concreto, vidrio y acero, según estimaciones de investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos (Usgs).
Si bien esta cifra involucra algunas generalizaciones sobre los materiales de construcción, esa prodigiosa carga no incluye los accesorios, los muebles ni el equipamiento de esos millones de edificios. Tampoco incluye la infraestructura de transporte que los conecta, ni a los 8,5 millones de personas que los habitan.
Todo ese peso está teniendo un efecto extraordinario en el terreno.
Según un estudio publicado en mayo, ese suelo se está hundiendo entre 1 y 2 milímetros por año.
Y eso preocupa a los expertos: al sumar el hundimiento del suelo con el aumento de los niveles del mar, la elevación relativa del nivel del mar es de 3 a 4 mm por año.
Puede que no parezca mucho, pero a lo largo de unos pocos años, esto se traduce en problemas significativos para una ciudad costera.
Nueva York ha estado sufriendo hundimientos desde el final de la última era glacial. Al haberse liberado del peso de las capas de hielo, algunas áreas en la costa este se han estado expandiendo, mientras que otras partes del litoral, incluida la zona en la que se encuentra la ciudad de Nueva York, parecen estar asentándose.
“Esa relajación causa el hundimiento”, dice Tom Parsons, geofísico del Usgs en California, y uno de los cuatro autores del estudio.
Pero el enorme peso del entorno construido de la ciudad empeora este hundimiento, afirma Parsons.
La ciudad de Nueva York, según Parsons, “puede considerarse como representante de otras ciudades costeras en EEUU, que experimentan urbanización asociada y se enfrentan al aumento del nivel del mar”.
Existen diversas razones por las cuales las ciudades costeras se están hundiendo, pero el peso de la infraestructura humana sobre el terreno desempeña un papel importante.
La escala de esta infraestructura es vasta: en 2020, la masa de los objetos creados por el ser humano superó a la biomasa viva.
¿Se puede hacer algo para impedir que estas ciudades que, en conjunto, son el hogar de cientos de millones de habitantes, se hundan en el mar?
Algunas ciudades alrededor del mundo, como Yakarta, la capital de Indonesia, se están hundiendo mucho más rápidamente que otras.
“En algunas ciudades, estamos viendo hundimientos de unos pocos centímetros al año”, dice Steven D’Hondt, profesor de Oceanografía en la Universidad de Rhode Island en Narragansett.
Además de ser coautor del estudio sobre Nueva York, D’Hondt es uno de los tres autores de un estudio de 2022 que utilizó imágenes satelitales para medir las tasas de hundimiento en 99 ciudades costeras de todo el mundo.
Aunque no está en la costa, la Ciudad de México se está hundiendo a un ritmo sorprendente de 50 cm al año debido a que los españoles drenaron los acuíferos subyacentes cuando la ocuparon como colonia.
Los primeros efectos de un aumento relativo del nivel del mar, según D’Hondt, ocurren por debajo de la superficie.
“Tienes líneas de servicios públicos enterradas, infraestructura enterrada, cimientos enterrados de edificios, y luego, el agua marina comienza a interactuar con esos elementos mucho antes de que los veas sobre la superficie”.
A medida que esto sucede, las tormentas llevan agua cada vez más dentro de las ciudades.
Aunque gran parte de la ciudad de Nueva York tiene una base rocosa de esquisto, mármol y gneis, estas rocas tienen un grado de elasticidad y fracturas que contribuyen a parte del hundimiento.
Sin embargo, el suelo rico en arcilla y los materiales de relleno artificial que son particularmente frecuentes en el bajo Manhattan pueden causar algunas de las mayores cantidades de hundimiento, señalan Parsons y sus colegas.
Las preparaciones para enfrentar el agua, a veces, terminan siendo arcaicas, requiriendo grandes inversiones de esfuerzo para instalarlas y mantenerlas, sostienen los expertos.