La Tierra necesita un acuerdo duradero sobre el clima, sostuvo ayer en París el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Ese acuerdo debe impulsar la economía y proteger el medio ambiente a la vez, añadió el mandatario en la capital francesa, donde se está celebrando la cumbre sobre cambio climático de la ONU. "Es un imperativo económico y de seguridad que tenemos que afrontar ahora", insistió.
El mandatario estadounidense se sumó a líderes de otros 194 países que asisten a la cumbre que se desarrolló en el campo de aviación Le Bourget, en las afueras de París.
Obama dijo que partes de ese acuerdo deben ser legalmente vinculantes, pero que los países deben poder establecer individualmente los límites que quieren poner a sus emisiones.
El presidente estadounidense señaló que los países deberían adherirse a mecanismos de transparencia para asegurar que están cumpliendo con sus metas establecidas en forma voluntaria.
También dijo que debe haber revisiones periódicas con el fin de ajustar las metas a partir del desarrollo de la ciencia y la tecnología y llamó a ayudar a los países en vías de desarrollo para que puedan crecer de manera sustentable.
La Unión Europea y otros países quieren que los objetivos de cada país sean legalmente vinculantes con el fin de asegurar que se cumplan los compromisos.
Obama saludó que más de 180 países presentaran planes para limitar sus emisiones, pero también reconoció el informe de Naciones Unidas que señala que los planes de acción nacionales presentados sólo alcanzan para limitar el aumento de la temperatura terrestre a 2,7 grados con respecto a la era preindustrial.
"Eso es demasiado. Queremos alcanzar la meta de los dos grados o incluso menos", sostuvo e hizo referencia a las energías renovables en Estados Unidos, que con avances en el sector privado e investigación permitirán alcanzar antes esa meta.
Muchos analistas están pendientes de la posición de Estados Unidos en estas negociaciones sobre el clima, dado que existen temores respecto de que el Congreso estadounidense, dominado por republicanos, rechace un acuerdo internacional.
El Protocolo de Kyoto nunca fue enviado al Congreso para su ratificación por la falta de apoyo.
De hecho, el presidente de la Comisión de Ciencia, Tecnología y Espacio de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Lamar Smith, dijo ayer que el plan de Obama para reducir las emisiones debilitará la economía y no tendrá efecto en el cambio climático.
"El plan de Obama es todo daño y nada de ganancia", sostuvo Smith en una audiencia titulada Obstáculos de las Negociaciones Unilaterales en la Conferencia sobre Clima en París, que coincide con la presencia del presidente estadounidense en la cumbre.
"El presidente debería venir al Congreso con cualquier acuerdo que se alcance en París", dijo Smith. "No lo hará porque sabe que será rechazado".
Estados Unidos, que junto con China es uno de los mayores emisores, se comprometió ante la ONU a reducir hasta 2025 sus emisiones en un 28 por ciento en comparación a los niveles de 2005.
Obama habló en un encuentro con jefes de Estado y de Gobierno de islas y estados insulares como Papúa Nueva Guinea, Barbados, las islas Marshall, Santa Lucía o Kiribati.
El presidente anunció que Estados Unidos participará con 30 millones de dólares en un seguro contra las consecuencias del cambio climático.
"Las pequeñas islas se ven especialmente afectadas por las consecuencias del cambio climático", dijo Obama, que se crió en Hawai y en Indonesia, entre otros lugares. "Soy un chico de isla. Entiendo tanto su belleza como su vulnerabilidad".
"Algunas naciones podrían desaparecer por completo", dijo Obama. "Si cambia el patrón del clima, podríamos vernos enfrentados a decenas de millones de refugiados climáticos", comentó.
Un tramo espinoso. La cumbre inició ayer el camino más escabroso. Representantes de 195 países entraron de lleno en la negociación de un acuerdo con un borrador plagado de obstáculos y forcejeos entre países ricos y en vías de desarrollo.
A pesar de todo, varias naciones industrializadas enviaron ayer señales de buena voluntad a países en vías de desarrollo con promesas de financiación de proyectos de largo alcance. Además de EEUU, Alemania y Francia, a su vez, pondrán a disposición miles de millones para energías renovables en Africa, según anunciaron ambos países. El presidente francés, François Hollande, anunció que París destinará a ese fin 2.000 millones de euros (unos 2.116 millones de dólares) entre 2016 y 2020, el doble que en los últimos cinco años.
Por su parte, el Ministerio de Desarrollo alemán aportará 3.000 millones de euros hasta 2020. Esa aportación es parte del objetivo de Alemania de duplicar las ayudas a los países en desarrollo hasta los 4.000 millones anuales.
Uno de los principales puntos de discordia de las negociaciones climáticas es la exigencia de los países en desarrollo de recibir financiación para impulsar las energías renovables.
La organización alemana anticorrupción Transparencia Alemania, en tanto, reclamó que se establezcan estructuras claras para estas millonarias ayudas. "La corrupción amenaza la meta de las Naciones Unidas de limitar el aumento de la temperatura terrestre a dos grados", advirtió Edda Müller, presidenta de Transparencia Alemania.
En ese contexto, cobra fuerza los postulados de la encíclica del Papa Francisco sobre el medio ambiente, quien este año ha prestado una voz moral poderosa al tema del cambio climático, y en esa cuestión está lejos de estar solo.