Los científicos han hallado nuevas pruebas de que los cometas albergan los elementos básicos de la vida y han recolectado los primeros datos que les ayudará a comprender cómo se desarrollan estos cuerpos celestes mientras se dirigen hacia el Sol.
Los científicos han hallado nuevas pruebas de que los cometas albergan los elementos básicos de la vida y han recolectado los primeros datos que les ayudará a comprender cómo se desarrollan estos cuerpos celestes mientras se dirigen hacia el Sol.
El descubrimiento es resultado de meses de observación con el instrumental de la sonda espacial europea Rosetta, que desde agosto vuela a la par del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, separada por una distancia de seis kilómetros.
Por estos días, el cometa está a más de 600 millones de kilómetros del Sol, y ya ha desarrollado una cola de casi 20.000 kilómetros.
Los hallazgos se detallan en siete informes publicados ayer en la revista Science.
"Estos informes recolectan los primeros resultados, nuestros primeros análisis científicos del cometa y nos orientan para el próximo año a la sombra del cometa", dijo el científico Matt Taylor.
Mientras gran parte de la atención pública se ha concentrado en el destino del módulo de aterrizaje que se posó en noviembre sobre la superficie del cometa hasta que se silenció, los científicos dicen que la mayor parte de los datos serán recopilados por Rosetta.
La misión consiste en acompañar al cometa a medida que traza una curva alrededor del Sol y se va calentando debido a la creciente radiación solar.
Entre los primeros descubrimientos se halló que el cometa tiene estructuras similares a dunas a causa del polvo que despide y un centro más poroso de lo que se suponía.
El 67P también parece estar perdiendo agua por el "cuello" que conecta sus dos extremos redondeados y contiene menos hielo en la superficie de lo anticipado.
Uno de los descubrimientos más interesantes es el de una superficie cubierta por mezclas complejas de material orgánico que contiene posiblemente ácidos carboxílicos, que también aparecen en los aminoácidos, componente esencial de la vida.
Aunque se han detectado antes ácidos carboxílicos en material de cometas, es la primera vez que se encuentran en la superficie del núcleo de un cometa, dijo Fabrizio Capaccioni, científico del Instituto Nacional Astrofísico en Roma.
Según el equipo de Capaccioni, esos compuestos orgánicos estaban presentes cuando el cometa se formó con materia primordial hace más de 4.000 millones de años.
El 67P tiene cuatro kilómetros de largo y pesa 10.000 millones de toneladas, pero los nuevos datos de Rosetta muestran que este coloso es menos denso que el corcho o la madera, es decir, flotaría en el mar como un iceberg. De hecho es muy poroso y su interior está vacío en un 80 por ciento, como si fuera una esponja o una piedra pómez, según indican las imágenes tomadas por el instrumento Osiris, uno de los once a bordo de Rosetta. Es la primera vez que se consigue medir la densidad de un cometa de forma directa.
Las más de 15.000 imágenes tomadas por Osiris han permitido clasificar los diferentes terrenos que hay en la superficie del 67P, explica Luisa M. Lara, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y coautora de tres de los estudios publicados ayer en Science. Se pueden encontrar grandes extensiones de polvo con dunas que recuerdan a los desiertos de la Tierra, zonas con cráteres y también partes más abruptas que recuerdan a los volcanes de lodo de Chile, resalta Lara.
Buena parte de los paisajes fotografiados en el 67P desaparecerán o cambiarán pronto. El cometa está ahora aproximándose hacia el punto de su órbita más cercano al Sol. Rosetta será la primera nave humana que presencie cómo la actividad en el cometa se disparará a medida que aumenta su temperatura, haciendo que su superficie se vuelva más "explosiva" con chorros de gas.
"Rosetta seguirá al cometa hasta finales de este año y posiblemente más allá", explica Matt Taylor, jefe científico de Rosetta. "Vamos a observar la actividad del cometa hasta que llegue a su máximo para luego bajar y ver de nuevo los cambios en el núcleo e incluso medir cuánto ha cambiado el volumen total", señala. Hasta ahora, las misiones espaciales a cometas se habían limitado a hacer breves pasadas de largo, nunca deteniéndose para orbitar en torno al núcleo.
Los expertos también esperan que Philae, el módulo que aterrizó en el cometa en noviembre, vuelva a activarse en unos meses.
El 67P evidencia abundantes compuestos orgánicos hechos de carbono, hidrógeno y oxígeno. "La superficie del cometa parece no tener nada de hielo, pero está cargada de material orgánico y esto sugiere que se formó a bajas temperaturas, lejos del Sol", explicó Matt Taylor. El 67P proviene del Cinturón de Kuiper, en las afueras del Sistema Solar.