Tenía 83 años. Vivió gran parte de su vida en Los Toldos (Buenos Aires), donde le dio asilo al cura villero un mes antes de su muerte.
El monje Mamerto Menapace
El monje benedictino escritor y referente espiritual nacido en Malabrigo (Santa Fe), Mamerto Menapace, falleció este sábado a los 83 años. Afincado gran parte de su vida en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, mantuvo una estrecha relación con el cura villero Carlos Mugica, a quien le brindó asilo antes de ser asesinado por la Triple A.
Menapace nació un 24 de enero de 1942 en Malabrigo, localidad del departamento General Obligado y parte del chaco santafesino.
Fue el noveno de los trece hijos que tuvieron Antonio y Josefina. A los 10 años ingresó al internado del monasterio benedictino de Santa María de Los Toldos, fundado en 1948.
Ingresó a la Orden de San Benito y estudió teología en el monasterio de Las Condes, en Chile. Años más tarde recibió el título de Maestro Normal Nacional en un colegio administrado por los hermanos Maristas.
Regresó al país para hacerse cargo del monasterio de Los Toldos, en el centro de la Provincia de Buenos Aires.
Menapace reconoció que en 1974 le dio asilo al padre Mugica, quien fue asesinado en Villa Luro por un grupo de paramilitares de la Triple A, luego de recibir constantes amenazas.
Mugica había sido fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del movimiento de Curas villeros.
Sus restos serán sepultados en Los Toldos, en el monasterio que fue su hogar y el centro de su vida espiritual.
“Este año muchos nos encontraremos con Dios”, le dijo Carlos Mugica la última vez que se abrazó con Menapace.
La amistad entre Mugica y Menapace nació a principios de los 70. El benedictino prestó especial atención al tercermundista cuando visitó el norte santafesino.
Tiempo después, los curas villeros comenzaron a ser una opción para la barriada y Mugica tomó preponderancia entre los fieles.
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“Cuando yo conocí a Carlitos Mugica más de cerca, los curas del tercer mundo de la zona de capital, ya habían comenzado a llamarse curas villeros, por su dedicación casi exclusiva a la pastoral en los ambientes de villas miserias de la Capital y Gran Buenos Aires”, recordó Menapace en su libro "En la luz de mi tierra".
Entre 1972 y 1974, Menapace se hizo cargo de acompañar a los curas villeros, entre los cuales se encontraba Mugica, en los retiros espirituales de Los Toldos.
“Dios le había regalado un lindo corazón. Era capaz de amar y apasionarse. Tenía capacidad para ver. Sus ojos siempre miraban a las cosas, y no le costaba vibrar con lo que veía. Por eso las injusticias lo sacudían fuerte”, escribió Menapace sobre el sacerdote tercermundista.
Aunque lo tildó de ingenuo porque no escondía sus sentimientos y se contradecía, destacó su “alma de niño” y su lucha por la búsqueda de la verdad y la justicia.
“Tal vez sin plan, sin proyectos, guiado como por un instinto. Amaba la parte de justicia que encontraba en cada hombre, y pretendió sacudir la vergüenza en cada grupo. Y eso es peligroso. Es peligroso ponerse a plena luz cuando andan sueltas las tinieblas”, detalló en su libro.
“Poco importa el nombre del que lo mató. Conocemos sí, el nombre y apellido del que ha muerto. Lo mató la violencia de las sombras, y su nombre está escrito en el libro de la vida. Un pueblo lo lloró en silencio", añadió en el texto desgarrador redactado horas después de la muerte de Mugica.
Desde sus comienzos se dedicó a escribir cuentos, poesías, ensayos bíblicos y narraciones. Por lo general les hablaba a los jóvenes, debido a su estilo por fuera de los formalismos.
Llegó a escribir varios salmos en lenguaje gauchesco y se inspiraba en los acontecimientos del día a día, por lo que era comparado con José Brochero, el cura gaucho.
En 1976 llegó a publicar libros a través de la Editorial Patria Grande, por lo que se hizo conocido tanto en Argentina como en el extranjero.
En su carrera publicó más de cuarenta libros, nueve de ellos fueron traducidos o editados en Europa, siempre relacionados con Dios y la fe.
También realizó casi 24 obras musicales entre 1985 y 2005. Supo conseguir la colaboración de Luis Landriscina y hasta René Favaloro, en “El milagro y el valor de la vida”, canción que partió del libro homónimo. Menapace fue fiel seguidor del cardiólogo argentino.
En la década del 90 se despachó con 13 películas o videos de producción, algunos de ellos con temáticas como la Navidad, Dios y colaboraciones con el humorista Landriscina