Sindey (Australia).- En medio de las celebraciones de Fin de Año, otro sentimiento está presente en las mentes de muchos al acabarse el 2008: alivio.
Sindey (Australia).- En medio de las celebraciones de Fin de Año, otro sentimiento está presente en las mentes de muchos al acabarse el 2008: alivio.
Randolph King, de 63 años y residente en York, Inglaterra, trató de olvidar las pérdidas de su fondo de retiro sentado en una colina junto a la bahía de Sydney y esperando el espectáculo de fuegos artificiales de la ciudad. “Estoy esperando el 2009, porque las cosas no pueden empeorar mucho más”, dijo.
Enfrentando el fin de un año que vio el colapso de los mercados globales —y con ellos el ánimo del mundo—, personas en todo el mundo trataban de olvidar sus problemas en la que se supone sea una noche de fiestas.
En Filipinas, la presidenta Gloria Macapagal Arroyo habló de la esperanza por los días por venir, mientras que en Hong Kong, algunas personas admitieron que estaban demasiado deprimidas por sus problemas monetarios para sumarse a las celebraciones. Y en Malasia, el gobierno decidió no patrocinar ninguna fiesta.
Cuando en la zona este de Argentina daban las 9 de la mañana, en el otro rincón del mundo se escuchaban las doce campanadas. En Sydney, la primera ciudad importante en recibir el Año Nuevo, los fueos artificiales fueron el marco perfecto para una fiesta que le de a la gente un breve respiro de la crisis.
“Hay tanta miseria en todas partes”, dijo el director del espectáculo de fuegos artificiales, Fortunato Foti. “Si podemos lograr que la gente lo olvide todo y piense solamente en los fuegos artificiales por 15 o 20 minutos, nuestro objetivo estará cumplido”.
Armados con mantas, meriendas y sombrillas para protegerse del calcinante sol australiano, decenas de miles de personas esperaron durante horas junto a la bahía de la ciudad por los fuegos artificiales, que volvieron a regalar la clásica postal de fin de año, en la previa de los festejos en Argentina.
En India, mucha gente estaba contenta de ver el fin del 2008, durante el cual el país fue sacudido por ataques terroristas en varias ciudades, culminando con tres días de violencia en Mumbai que dejaron 164 muertos.
El año fue duro además para la economía india. El alza de la inflación y la crisis financiera global frenaron el crecimiento necesario para sacar a millones de personas de la pobreza, al tiempo que las bolsas de valores cayeron, afectando a los ricos y la clase media.
En Tokio, decenas de voluntarios revolvían enormes cazuelas de sopa de arroz, colocaron tiendas de campaña y repartieron mantas para los pobres. (AP)
Por Martín Stoianovich