El líder de la iglesia mexicana La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, fue sentenciado a más de 16 años en una prisión de California por abusar sexualmente de tres niñas, quienes dijeron que las obligó a ser sus esclavas sexuales.
El líder de la iglesia mexicana La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, fue sentenciado a más de 16 años en una prisión de California por abusar sexualmente de tres niñas, quienes dijeron que las obligó a ser sus esclavas sexuales.
Joaquín García, de 53 años, fue sentenciado en la Corte Superior de Los Ángeles después de declararse culpable de tres delitos graves en la víspera de su juicio.
Considerado el "apóstol" de Jesucristo por sus 5 millones de seguidores a nivel mundial, el líder de La Luz del Mundo se aprovechó de su influencia espiritual para tener relaciones sexuales con niñas y jóvenes a quienes se les dijo que ese era el camino de la salvación, o de la perdición en caso de que se rehusaran.
"Nunca deja de asombrarme lo que las personas hacen en nombre de la religión y la cantidad de vidas que son arruinadas con la excusa de un ser supremo", declaró el juez Ronald Coen, quien calificó a Joaquín García como un depredador sexual.
La sentencia se produjo después de casi tres horas de emotivas declaraciones de cinco de las jóvenes por las que Joaquín García fue acusado de abuso. En algún momento fueron de sus más devotas fieles, incluso después de que comenzaron los abusos. Pero en el tribunal lo llamaron un "monstruo", "un asqueroso desecho humano" y el "anticristo".
"Veneraba a mi abusador", declaró una mujer identificada como Jane Doe 4, quien dijo ser sobrina de Joaquín García. "Me usó una y otra vez como un cordero expiatorio llevado al matadero".
El acusado, vestido con el uniforme naranja de la prisión y con barbijo debajo de sus anteojos, no se dio vuelta a ver a las mujeres. Permaneció sentado, con la vista al frente y con las manos esposadas a la cintura.
Joaquín García se declaró culpable el pasado viernes de dos cargos de copulación oral forzada con menores de edad y un cargo de actos lascivos con una menor que tenía 15 años. A cambio, la fiscalía desechó 16 acusaciones entre las que se incluían la violación de niñas y mujeres, así como tráfico de personas con fines de pornografía infantil.
Las víctimas se opusieron al acuerdo de culpabilidad, asegurando que se enteraron del pacto en el último minuto y no se les consultó al respecto. Le imploraron a Coen que impusiera una sentencia más larga, pero éste aseguró que el acuerdo de culpabilidad le impedía hacerlo.
"El mundo las ha escuchado, eso se los prometo", les dijo a las cinco mujeres que lloraban y a sus simpatizantes.
La iglesia La Luz del Mundo señaló en un comunicado que Joaquín García se declaró culpable porque no creía que fuera a tener un juicio justo después de que la fiscalía retuvo y manipuló evidencia. El acuerdo le permitiría ser liberado más pronto. "El apóstol de Jesucristo no ha tenido más remedio que aceptar con mucho dolor que el acuerdo presentado es el mejor camino para proteger a la Iglesia y a su familia", indicaron.
Patricia Fusco, fiscal supervisora adjunta, elogió entre lágrimas la valentía de las víctimas para enfrentar a Joaquín García y a sus seguidores, quienes le mostraron todo su apoyo y humillaron a las jóvenes. Dijo que su valentía había salvado vidas.
"Cualquier persona que aún crea que él es Dios es cómplice y está apoyando a un violador de niños", sostuvo.
La fiscalía dijo que Joaquín García usó su influencia espiritual para tener relaciones sexuales con feligresas y recibió la ayuda de otras personas dentro de la Iglesia, quienes adiestraron a las jóvenes y facilitaron el abuso. Las mujeres dijeron que se les llamaba ángeles y que se les informó que eran propiedad de Joaquín García.
"Me recordaban que debía servir al Señor sin hacer preguntas", dijo Jane Doe 5, quien describió cómo fue que se le dijo que debía bailar en ropa interior para Joaquín García, y que la situación escaló rápidamente hasta perder su virginidad de forma dolorosa.
Las mujeres declararon que únicamente conocían la vida en la iglesia, rezando tres veces al día. Cuando finalmente acusaron a Joaquín García se encontraron aisladas y sufriendo en silencio. Incluso algunos de sus familiares no les creyeron. "Ser llamada apóstata fue lo peor de lo peor, y que irremediablemente iría al infierno", dijo Jane Doe 2, quien lloró durante su testimonio.
El padre de Joaquín García, Samuel Joaquín Flores, fallecido en 2014, también fue acusado de abuso de menores en 1997, pero las autoridades mexicanas nunca presentaron cargos.
Por Carina Bazzoni