El escritor Jorge Edwards, premio Cervantes 1999 y actual embajador de Chile en Francia, aseguró que un sacerdote de un prestigioso colegio religioso de Santiago en el que estudiaba abusó sexualmente de él cuando tenía 11 años.
El escritor Jorge Edwards, premio Cervantes 1999 y actual embajador de Chile en Francia, aseguró que un sacerdote de un prestigioso colegio religioso de Santiago en el que estudiaba abusó sexualmente de él cuando tenía 11 años.
"La pedofilia de los curas es un tema que ha salido en Estados Unidos, en Austria, en todos lados. Ha salido lo de Karadima (el sacerdote chileno Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abusos sexuales) acá y me dije ¿por qué no voy a contar esta historia?", confesó en una entrevista difundida ayer por Televisión Nacional de Chile.
Edwards se encuentra en Chile para presentar en la Feria Internacional del Libro de Santiago el primer volumen de sus memorias, "Los círculos morados", donde hace alusión a este episodio. "El cura estaba loco, era un loco sexual", explicó el autor, de 81 años, que indicó que el sacerdote se apellidaba Cádiz y que cuando ocurrieron los hechos él tenía 11 años y estudiaba en el colegio San Ignacio, un exclusivo centro escolar de la capital.
A pesar de que han pasado siete décadas y de que ha intentado superar la cuestión, el autor de "Persona non grata" (basado en su experiencia como embajador del gobierno de Salvador Allende en Cuba, de donde fue expulsado en 1971) admite que los recuerdos siempre vuelven.
"Me han tocado muchas cosas complicadas, lo de Cuba fue complicado y he pasado página. Claro que de repente vuelven, vuelven como fantasmas las cosas", dijo el escritor, que representa en París al gobierno del conservador Sebastián Piñera.
Autor de títulos como "El inútil de la familia" o "La muerte de Montaigne", Edwards contó en esa entrevista que pudo sobrellevar ese capítulo de su vida gracias a la llegada a su colegio de otro jesuita, Alberto Hurtado, declarado santo en 2005.
Según el escritor, el padre Hurtado "suavizó las costumbres" en el colegio e "hizo una cosa bien insólita, porque autorizó a los chicos de cuarto año para arriba a fumar". "No en la clase, pero en el recreo", precisó.
"Me enseñó a mirar la injusticia social en Chile. Yo era un niño pituco, llegaba peinado a la gomina al colegio, pero vi los niños debajo de los puentes. Así que en mi formación hay un elemento social chileno que me lo enseñó Hurtado", relató.
"A lo mejor es un exorcismo. Exorcizo las cosas contándolas. Puede ser. Después de mi educación jesuítica intensa terminé agnóstico. Fui tanto a misa que ya consideré que había cumplido con mi cuota", admitió el autor de "La casa de Dostoievsky".
"Pero no descarto la posibilidad de que me dé susto al final de mi vida, que ya está bien cerca, y que me ponga beato, eso no lo descarto", añadió el escritor, de 81 años y que en 2010 recibió la nacionalidad española por carta de naturaleza.
La Iglesia chilena se ha visto remecida en el último tiempo por más de una veintena de casos de abuso sexual de sacerdotes. El último de ellos involucró al obispo Marco Antonio Ordenes, que debió renunciar a su cargo en el Vaticano. Su caso se sumó a una veintena de clérigos investigados por abusos sexuales y sigue al escándalo que el año pasado sacudió a la jerarquía de la Iglesia chilena por la acusación en contra de dos influyentes religiosos: el sacerdote Fernando Karadima y la madre superiora del colegio Las Ursulinas, Isabel Margarita Lagos o sor Paula Karadima, de 80 años. Karadima, formador de varios obispos, era el pastor de la influyente iglesia y fue acusado de abusar de una serie de jóvenes que buscaban en él refugio espiritual.
Ante los casos, la Iglesia chilena ha pedido en dos ocasiones perdón públicamente a los abusados. l (AFP-NA)