Pilar Chávez, la joven de 19 años que padecía glucogenosis y que fue retrasplantada de hígado
hace dos semanas tendrá “una muy buena calidad de vida”, muy distinta a la que llevaba
antes del implante a la que fue sometida, opinaron los médicos del Hospital Italiano porteño, de
donde ayer fue dada de alta.
El mayor agradecimiento por parte de los profesionales que realizaron el
trasplante de Pilar fue dirigido a “las personas que donan los órganos para que otros sigan
viviendo”, durante una conferencia de prensa que se realizó en el hospital del barrio porteño
de Almagro.
“La vida que llevaba Pilar antes del implante de hígado quedó
atrás. Ahora vivirá de una forma muy distinta. Su calidad de vida será muy buena”, aseguró
Adrián Gadano, jefe de Hepatología del Italiano.
El médico explicó que antes del trasplante la joven de 19 años no podía
dormir de corrido, ni ir a la facultad, o a un cine, ni hacer nada sin ser interrumpida cada hora
para inyectarle soluciones de glucosa, una sustancia que el hígado no podía liberar por sí solo.
“Pilar es muy hermosa y muy luchadora. Estamos orgullosos de que
esto sea así”, señaló Gadano en referencia al cambio de vida que le espera a la joven de
ahora en más.
Gadano insistió en que el principal agradecimiento es para el donante y
enfatizó: “Pilar vive gracias a eso”.
Según el subjefe de Cirugía General del Italiano, Juan Pekolj, la joven
“podrá ser deportista, ser mamá, podrá comer y dormir como antes no lo hacía”.
El especialista señaló, además, que el trasplante fue posible debido al
“sistema de plena justicia y transparencia que tenemos en el país como no había antes”,
y agradeció por esa razón al Incucai.
La joven superó un retrasplante de hígado el pasado 19 de noviembre,
tras el rechazo de un primer implante realizado el 14, que fracasó durante las primeras 24 horas
por una complicación vascular grave que determinó un deterioro agudo de la función del órgano
implantado.
La insuficiencia hepática severa y el coma determinaron que el día 15
fuera incluida en lista de emergencia para un retrasplante hepático, que llegó el día 19.
Ese día, Germán Chávez, antes de separarse de su hija en la entrada del
quirófano, dijo que esta operación era lo que ella más quería pero que “si salía mal, quería
que sus órganos se donaran”.
La joven, según informó ayer Gadano “vivió toda su vida con una
enfermedad que era potencialmente mortal”, y conoció en carne propia lo que ocurre con las
personas que no pueden superar su enfermedad por falta de donantes.
En ese sentido, el subjefe de Trasplante Hepático del Hospital Italiano,
Miguel Ciardullo, sostuvo que “se debe revalorizar la donación de órganos”.
“Hay cinco mil personas en lista de espera para trasplantes en el
país. Y son entre 11 o 12 los donantes por millón de personas, pero lo ideal es que haya 20
donantes por millón”, precisó Ciardullo.
El médico explicó que “a Pilar la podríamos haber trasplantado
hace cinco años o antes pero ella no tuvo esa posibilidad porque no estaba tan grave”.
Ciardullo explicó que los receptores se miden por la gravedad de la
enfermedad de acuerdo a una escala aceptada internacionalmente, por lo que cuantos más donantes
haya los pacientes podrán ser trasplantados más precozmente y con mejores resultados.
Mientras transcurría la conferencia de prensa, Pilar dejó el hospital
acompañada por sus padres.
Un rato antes había confesado: “Estoy ansiosa por ver a mis
hermanos, estoy despierta desde las 5.30 y no me puedo dormir. Hay seis mil chicos que siguen
sufriendo y esperando un órgano, así que hay que donar. Hay que donar”, reiteró. l (Télam y
DyN)