El Tribunal Supremo de China declaró ayer inocente a un hombre que fue ejecutado hace 21 años por violación y asesinato.
El Tribunal Supremo de China declaró ayer inocente a un hombre que fue ejecutado hace 21 años por violación y asesinato.
Nie Shubin, entonces de 21 años, fue sentenciado en 1995 a fusilamiento. La corte tardó 11 años hasta en declararlo inocente pese a que otro hombre confesó ser el autor del crimen.
"La corte popular suprema considera que los hechos mencionados durante el proceso inicial eran inciertos y las pruebas, insuficientes, y modifica así el veredicto inicial declarando la inocencia" de Nie, indicó en un comunicado en su cuenta oficial de una red social.
La tasa de condena de los tribunales chinos es oficialmente del 99,92 por ciento, mientras que las confesiones, a veces fruto de la extorsión de la policía, dan lugar a errores judiciales.
China, el país más poblado del mundo, también está considerado como el que lleva a cabo más ejecuciones. Se calcula que hay varios cientos de ejecuciones al año, pero su número exacto es un secreto de Estado.
Nie Shubin había sido condenado por el violación y el asesinato de una mujer, cuyo cuerpo fue hallado en un campo de maíz cerca de la ciudad de Shijiazhuang (norte). En aquel momento, la hora del crimen, el modus operandi y los motivos del asesino no se esclarecieron. Además, faltaban importantes documentos relativos a los testigos y la declaraciones del acusado, admitió la corte suprema.
"Siguen existiendo dudas sobre la veracidad y la legalidad de las confesiones" de Nie, destacó el tribunal. Su familia solicitaba justicia desde el arresto, en 2005, de un asesino en serie que confesó el asesinato. El caso fue reabierto en 2014.
La alta corte de Hebei, que había condenado y ejecutado a Nie "presentó sus más profundas disculpas" a sus familiares e investigará "eventuales problemas de ilegalidad relativos al proceso", según CCTV.
El caso desató fuertes debates sobre los errores en las condenas y la aplicación masiva de la pena de muerte en China. También causó indignación la lentitud con que se trató el caso. El tribunal consideró ahora que las pruebas eran "incorrectas e insuficientes" y que en ningún caso cumplían las exigencias para una condena.