Asia conmemoró los 15 años del tsunami que causó 230.000 muertos en 2004. Las ceremonias se multiplicaron por la vasta región afectada aquel fatídico 26 de diciembre de 2004. Pero en Indonesia, el país más afectado, el costoso sistema de alarma con boyas conectadas a satélites que se instaló en 2008 ha dejado de funcionar hace años por acción del vandalismo y el mal mantenimiento. Asimismo, la preparación de las comunidades costeras para enfrentar una emergencia similar sigue siendo deficiente después de tantos años.
En 2008 Indonesia inauguró un sistema de alerta con 22 boyas con sensores satelitales que daban aviso de irregularidades como las causadas por un tsunami. Pero estos equipos dejaron de funcionar apenas cuatro años más tarde debido al generalizado vandalismo y el mal mantenimiento. Actualmente, el archipiélago cuenta con sismógrafos para detectar terremotos y tsunamis, como todos los países con riesgo de este tipo de catástrofes, aunque su eficiencia es mucho menor que las boyas con conexión satelital, en especial en cuanto a dar una alerta temprana, que es la única que puede salvar vidas. La única alternativa es lanzar una alerta de tsunami cuando los geólogos consideran que puede producirse luego de un movimiento sísmico. Pero esto significa movilizar a cientos de miles de personas en base a una información insuficiente.
Las deficiencias del sistema indonesio quedaron patentes en septiembre del año pasado, durante un terremoto y tsunami en la isla de Célebes, donde murieron 4.300 personas. Como solución a esta grave deficiencia, la Agencia de Evaluación y Aplicación de la Tecnología (BPPT), que se encarga de la instalación de las boyas y mareógrafos, comenzó a instalar este año las primeras cuatro boyas de una nueva red que contará con 12 dispositivos operativos para 2021. Las autoridades también instalarán dos cables sumergidos de fibra óptica para la trasmisión en tiempo real de las mediciones de los sensores flotantes.
Cada boya cuesta más de 5.000 millones de rupias (unos 355.000 dólares), incluido el mantenimiento, mientras que los 1.000 kilómetros de fibra óptica planeados pueden llegar a tener un valor de más de un billón de rupias (unos 71 millones de dólares o 65 millones de euros). Son sumas ridículas si se las comparan con los costos humanos de un tsunami como el de 2004.
Pero el programa tiene sus críticos. "¿Por qué más boyas ahora? Es un montón de dinero para nada", consideró el geofísico del Instituto Indonesio de Ciencias (LIPI) Danny Hilman Natawidjaja. El experto consideró que hay otras alternativas menos carasm, como los dispositivos de medición del nivel del mar (IDSL, en inglés), desarrollados por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.
Además, algunos residentes de Aceh, región que resultó totalmente destruida en 2004, siguen sintiéndose inseguros ante la escasez de programas de concientización y de los simulacros realizados por las autoridades en uno de lugares más propensos del mundo a sufrir sismos, tsunamis y erupciones volcánicas. "Las comunidades, especialmente en las zonas urbanas, deberían haber recibido formación para afrontar desastres naturales dentro de los programas de mitigación, no solo la gente de la costa", dijo Fitri, una residente de Banda Aceh, la capital de la provincia.
La mujer afirmó además que la mayoría de las veces los simulacros y la formación en respuesta a desastres naturales se imparten solo en los centros educativos sin tener en cuenta al resto de la comunidad. Lo mismo opina Nazli Ismail, profesor de Geofísica de la Universidad Syiah Kuala de Aceh, quien criticó la falta de normas específicas en los planes de evacuación del Gobierno y la escasa preparación de la población ante el riesgo ante un eventual tsunami.
En la mañana después del día de Navidad (ya era 26 de diciembre en Occidente), un terremoto de magnitud 9,3 frente a la isla de Sumatra del norte desencadenó un tsunami con olas de hasta 17,4 metros que se extendió por las zonas costeras vulnerables de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y otros nueve países.Se realizaron programas de conmemoración en Aceh, donde fueron arrasadas ciudades enteras y más de 125.000 personas perecieron. Grupos de ciudadanos indonesios acudieron a rezar ante las fosas comunes donde hay enterradas decenas de miles de personas. Desde el suceso, el área se ha reconstruido en gran medida, con unos 25.600 edificios residenciales, comerciales, gubernamentales y escolares construidos dentro de una zona de alto riesgo, que había sufrido una devastación prácticamente total en 2004.
En Tailandia, donde murieron más de 5.300 personas, incluidos los turistas que visitan las islas turísticas en el mar de Andaman, los funcionarios celebraron una ceremonia conmemorativa y pidieron más conciencia y preparación para los desastres.
Tras el desastre, los países del Indico, incluidos Tailandia, Sri Lanka, India, Yemen y Tanzania además de Indonesia, crearon un sistema de alerta temprana. "El gobierno quiere elevar los estándares de seguridad y crear conciencia en todos los sectores en la preparación y protección de las personas contra los desastres", dijo el viceministro del Interior indonesio, Nipon Bunyamanee, en una ceremonia. Agregó que el 26 de diciembre había sido designado día nacional de prevención de accidentes.
oraciones. En Banda Aceh, Indonesia, se rezó frente a fosas comunes con decenas de miles de cuerpos.
Indonesia está instalando nuevas boyas conectadas por más de mil km de fibra óptica para dar la alerta a tiempo