Por Marcelo Castaños
Chiara Páez acababa de cumplir 14 años cuando fue ultimada en la casa de su novio.
Los padres siempre sospecharon que había adultos cómplices del crimen, y cuestionaron la resolución de la Corte que ordenó rever la condena.
El reclamo de justicia sigue intacto en Rufino, como cuando la sociedad reaccionó inmediatamente.
Rosario también fue escenario de la marcha del 3 de junio de 2015.
Buenos Aires, frente al Congreso. El 3 de junio de 2015 el país marchó en contra de los femicidios y nacía Ni una Menos.
Macabro. El pozo cavado en el patio de la casa donde fue sepultada la chica.
Chiara Páez acababa de cumplir, dos días antes de su muerte, 14 años. La noche del sábado 9 de mayo de 2015 se reunió con unas amigas. A la medianoche, les dijo que se iba a encontrar con el novio, con quien mantenía una relación desde hacía unos ocho meses, y que volvería antes de la 1.30. Jamás regresó. Ante esta situación, las amigas de la adolescente le mandaron mensajes por el celular, que fueron respondidos con una escritura extraña. Llamaron al novio, pero este les dijo que ya no estaba con ella. Se asustaron y se comunicaron con la mamá de la chica. Así comenzó una búsqueda desesperada que duró todo aquel domingo, hasta que unos perros especialmente adiestrados condujeron a los pesquisas hasta la casa del novio, en bulevar San Martín 818, de Rufino. Una vez adentro, se pararon sobre un montículo de tierra. Allí estaba Chiara, ya sin vida y enterrada.
El 10 de mayo se cumplieron siete años de ese asesinato, que tiene un solo condenado, el novio de Chiara, Manuel Mansilla, cuya sentencia ahora tiene que revisarse por orden de la Corte Suprema de Justicia. A Mansilla, observó el máximo tribunal, lo juzgaron como adulto, cuando en el momento del crimen tenía 17 años. Nadie más recibió condena, pese a que en la fatídica madrugada del 10 de mayo de 2015 había en la casa del chico cuatro adultos.
El caso de Chiara Párez, ocurrido en Rufino (departamento General López, a 260 kilómetros de Rosario), dio inicio dos meses después al movimiento Ni Una Menos, que más tarde se extendería a otros países de América latina como Uruguay, Chile, Brasil, México y Perú, y también cruzó el Atlántico para hacerse fuerte en España.
La primera marcha se celebró el 3 de junio de 2015 en ochenta ciudades de Argentina, reclamando justicia para Chiara y denunciando la violencia de género en Argentina y el asesinato sistemático de mujeres.
Esas marchas movilizaron alrededor de 500 mil personas, permitieron dar mayor visibilidad a reclamos que el movimiento feminista venía sosteniendo desde hacía años, y significaron un punto de inflexión para que la agenda de los feminismos adquiriera un lugar central dentro del debate público. Fue la marcha más multitudinaria contra la violencia de género en la historia de Argentina.
Chiara cursaba un embarazo de ocho semanas, algo que estaba en conocimiento de su mamá, pero no de su padre Fabio, que se enteró que iba a ser abuelo cuando su hija ya había muerto. “¿Cómo no la iba a entender si yo mismo fui papá a los 18 años? Podía haber venido tranquilamente a hablar conmigo por el tema del embarazo, yo no le hubiese negado la ayuda en ningún momento”, lamentaba una semana después en una emotiva entrevista con La Capital.
Un día después del hallazgo del cuerpo, la autopsia reveló que la chica había sido asesinada a golpes y que estaba embarazada.
En agosto de ese año, Carolina G. y Carlos C., madre y padrastro de Manuel, fueron liberados tras la resolución Nº 47 dictada por el presidente de la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto, Fernando Vidal. En una audiencia de apelación celebrada el martes 4 de ese mes, el magistrado revocó así la resolución del 10 de junio por la cual el juez Eduardo Bianchini había impuesto la prisión preventiva a los dos adultos, que ya estaban detenidos al igual que el novio de la adolescente, único autor confeso del crimen.
Ambos eran considerados por la fiscalía coautores del homicidio de Chiara y responsables de una práctica abortiva, algo a lo que el juez Bianchini había hecho lugar. Pero Vidal ordenó la inmediata libertad de los acusados, sin perjuicio de que Fiscalía pudiera continuar investigando el hecho. Los abuelos del joven, único imputado y a la postre condenado, ya habían recuperado la libertad horas después de ser detenidos. Todos los adultos, sin embargo, quedaron vinculados a la causa.
Para los familiares de Chiara, el femicida nunca pudo haber actuado solo, ni en el crimen, ni mucho menos en el ocultamiento del cuerpo. Mansilla fue conminado durante la reconstrucción del asesinato a llevar el mismo procedimiento, pero con una policía viva de una complexión física similar a la de Chiara. No pudo.
El 8 de septiembre de 2017, Manuel Mansilla fue condenado a 21 años y seis meses de prisión por el delito de homicidio agravado por femicidio, cometido cuando tenía 17 años, y "del que fuera encontrado autor materialmente responsable por sentencia del 5 de julio de 2016, y confirmado por la Cámara de Apelación en lo Penal el 3 de abril" de ese año.
Así lo resolvió el juez de Menores Javier Prado, quien tuvo a su cargo la imposición de la pena luego de que el joven fuera declarado culpable del femicidio. Previamente, el juez penal Adrián Godoy había resuelto la situación procesal de Mansilla, al que declaró autor penalmente responsable del delito de homicidio calificado por femicidio, aunque no por el vínculo.
Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe ordenó en febrero de este año que un nuevo tribunal de primera instancia vuelva a calcular a pena que se le aplicó a Manuel Mansilla. Tal como lo publicó oportunamente este diario, fuentes del alto tribunal de Justicia aclararon que no se trataba de una "anulación" del fallo, sino de una revisión, "como corresponde", de la pena impuesta, ya que el joven tenía 17 años cuando ocurrió el crimen del que se confesó culpable, y "fue condenado como si fuera un adulto. No se cuestiona el fallo ni la culpabilidad del joven, sino el monto de la pena impuesta, que debe ser revisto", afirmaron.
La pena de prisión, en esta nueva instancia, podría reducirse a un plazo de entre 10 y 15 años. Mansilla, que al momento de cometer el femicidio de Páez tenía 17 años, podría acceder así en corto tiempo al beneficio de salidas transitorias.
La resolución del alto tribunal de Justicia hizo lugar a un recurso de inconstitucionalidad presentado por la defensora pública general de Menores, Gabriela Del Castillo.
La familia de la víctima no tardó en reaccionar. Fabio Páez consideró "triste y peligroso" el fallo, atento a la cantidad de femicidios y muertes violentas que hay entre los jóvenes. Y Verónica Camargo, la mamá, se refirió al argumento que menciona a la defensa de las infancias: "Aquí la única niña era mi hija", descerrajó. La mujer afirmó que "un niño no actúa con la frialdad que actuó Mansilla, con las atrocidades y aberraciones que le hicieron a Chiari". Y destacó "la frialdad de llamarme a mí para decirme que Chiara no había regresado a su casa, cuando recién la había matado. Eso no es de un niño".
La familia anunció entonces que apelaría todas las instancias, hasta llegar incluso a tribunales internacionales.