En la misma, se abordaron -entre otros asuntos- las consecuencias ambientales de la IA, se suscribió una declaración que contempló estos aspectos y se conformó una Coalición para una IA Sostenible, con la notable reticencia de Estados Unidos (EE.UU.).
Las implicancias de la IA para el ambiente
A pesar de su gran utilidad, la IA conlleva significativos desafíos ambientales, siendo uno de los principales el excesivo consumo de energía que requiere, la mayoría de las veces, proveniente de combustibles fósiles. Por otro lado, la generación de desechos electrónicos, la extracción de minerales críticos requeridos para su producción y operación, así como el gran consumo de agua llevado a cabo por los centros de datos, también resultan problemáticos.
Por todo ello, el auge de la IA exige con urgencia una regulación adecuada que contemple estas circunstancias y tienda a mitigar sus efectos perjudiciales.
Una IA “sostenible para las personas y el planeta”
62 Estados, junto con la Unión Europea y la Comisión de la Unión Africana, suscribieron en París la Declaración sobre Inteligencia Artificial Inclusiva y Sostenible para las Personas y el Planeta, que establece compromisos clave para el futuro de la IA. La misma explicita como dos de sus objetivos “garantizar que la IA sea abierta, inclusiva, transparente, ética, segura, protegida y confiable” y “hacer que la IA sea sostenible para las personas y el planeta”.
Para ello, contempla la realización de acciones concretas, en consonancia con el Acuerdo de París, para acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fundamentadas en los principios de “ciencia, soluciones centradas en modelos abiertos de IA y estándares de políticas alineados con los marcos internacionales”.
En el tema energético, la Declaración procura incentivar “soluciones tecnológicas que contribuyan a un modelo energético más sostenible y eficiente”, “compartir conocimientos para fomentar las inversiones en sistemas de IA sostenibles” y “establecer un observatorio sobre el impacto energético de la IA con la Agencia Internacional de la Energía”.
La Coalición para una IA Sustentable
Durante la Cumbre, también se lanzó la Coalición para una IA Sostenible, integrada por Estados y empresas tecnológicas, unidos con el fin de utilizar la IA para hacer frente a la crisis climática. En este sentido, busca fomentar iniciativas que incluyen la medición de los impactos ambientales de la IA, el análisis integral del ciclo de vida y el establecimiento de una plataforma para coordinar y colaborar en la materia, revirtiendo la ecuación de modo que la IA deje de ser un problema para la crisis ambiental y climática y pase a ser una herramienta a disposición en la lucha contra la misma.
EE.UU., el gran ausente
Según las palabras del vicepresidente J.D. Vance y en congruencia con la postura de la administración Trump con relación al cambio climático, EE.UU. motivó su resistencia a la firma de la Declaración fundándose en que “una regulación excesiva del sector de la IA podría acabar con una industria transformadora que está despegando”, añadiendo que su país “hará todos los esfuerzos posibles para fomentar políticas de IA que favorezcan el crecimiento”. Tal decisión refleja, al mismo tiempo, una postura estratégica en un escenario donde la disputa hegemónica con China se ha trasladado también al plano tecnológico, especialmente con el reciente lanzamiento de DeepSeek, que pretende operar como competencia de los modelos estadounidenses.