Un estímulo supernormal es una versión exagerada de un estímulo al cual hay una tendencia a responder, o dicho de otro modo, aquello que desata una respuesta más fuerte que el estímulo que desató esa respuesta.
Un estímulo supernormal es una versión exagerada de un estímulo al cual hay una tendencia a responder, o dicho de otro modo, aquello que desata una respuesta más fuerte que el estímulo que desató esa respuesta.
Los primeros estudios acerca de los estímulos supernormales, así como esa denominación, se los debemos al etólogo y premio Nobel de Medicina Niko Tinbergen (por cierto, perteneciente a una de las pocas familias con más de un Premio Nobel en sus filas, ya que su hermano Jan Tinbergen fue ganador del primero de Economía en 1969, con Ragnar Frisch; la otra es la familia Curie, con tres premios Nobel).
Sus experimentos demostraron que los animales podían ser engañados por versiones exageradas de los estímulos naturales.
Actualmente, éstos, se pueden encontrar en una amplia gama de contextos. No sólo en el comportamiento animal sino también en la psicología humana, y pueden tener un impacto poderoso en nuestro comportamiento y toma de decisiones.
Los humanos somos probablemente las únicas criaturas que creamos nuestros propios estímulos supernormales, para hacernos mal.
Una de las formas más peligrosas para nuestra salud mental es a través de su impacto en nuestra imagen corporal y autoestima. Las redes sociales, por ejemplo, son consideradas un estímulo supernormal por la cantidad de información a la que podemos acceder, pero más importante, por la validación de un ideal generalizado de belleza.
Ese ideal, que a menudo se basa en imágenes poco realistas y manipuladas por filtros puede crear una percepción distorsionada de lo que se considera atractivo.
Como resultado, muchas personas pueden sentirse inadecuadas o acomplejadas por su propia apariencia.
Nunca antes había sido posible medir y cuantificar el estatus de una manera tan precisa con el número de seguidores, el número de «likes» o el número de “retuits”.
El consumo de pornografía online es otra forma de estímulo supernormal. La exposición prolongada a estímulos sexuales puede provocar la liberación de altos niveles de dopamina, un neurotransmisor asociado con la búsqueda de placer, que puede inducir a la adicción y al comportamiento compulsivo. Debido a la exposición constante a material sexualmente explícito, el cerebro se vuelve insensible a los estímulos sexuales típicos y requiere estímulos más extremos o “supernormales” para provocar la misma respuesta.
Entonces, ¿qué podemos hacer? La idea es reconfigurar el cerebro. Sí. ¿Cómo? Puede ser simplemente suprimiendo la exposición a estos estímulos artificiales y aumentando la exposición a los naturales.
El objetivo es tratar de desarrollar hábitos nuevos y más saludables como el ejercicio, la alimentación libre de tanto proceso industrial, recurrir a la meditación o simplemente retomar la lectura.
Tenemos que tener conciencia de cómo nos afectan los estímulos supernormales a nivel personal en relación a nuestras metas, objetivos, valores y sentido. Volvamos.