Considerado uno de los grandes vencedores de las elecciones en Estados Unidos, Ron DeSantis, el gobernador republicano de Florida, fue reelegido por un amplio margen y el 59% de los votos.
Considerado uno de los grandes vencedores de las elecciones en Estados Unidos, Ron DeSantis, el gobernador republicano de Florida, fue reelegido por un amplio margen y el 59% de los votos.
Venció al demócrata Charlie Christ con casi 20 puntos de ventaja y logró aumentar sus electores entre dos grupos que perdió en la pasada elección: las mujeres y los latinos.
Y para agregarle más dinamita a su momentum, el político de 44 años logró la hazaña de teñir en rojo el condado de Miami-Dade, el más poblado de Florida, y en el que hacía 20 años que un republicano no dominaba una elección.
Definido como un Donald Trump 2.0, como le dicen algunos, DeSantis podría recuperar nuevamente la Casa Blanca para los republicanos en 2024. Aunque para ello quizás deba superar primero al propio Trump.
El gobernador saltó a la discusión nacional hace unos años por su fuerte oposición a los controles impuestos durante la pandemia del coronavirus. Comenzó su carrera en 2012 como representante ante el Congreso y con el tiempo ha logrado consolidar al estado sureño como el segundo bastión republicano más poblado en EEUU por detrás de Texas.
Parecería que sus opiniones firmes en temas controversiales, como el género, la enseñanza de temas raciales en las escuelas y el aborto calaron en sus constituyentes, pues se ha reportado que aumentó su base electoral en casi todos los grupos demográficos.
Solo hace cuatro años, DeSantis obtuvo la victoria como gobernador por menos de la mitad de un punto porcentual.
DeSantis ha aprovechado su apabullante victoria para autodeclararse un defensor de la libertad y proyectar su imagen como un político de convicciones fuertes.
Con relación a su éxito en Miami, la ciudad se convirtió en la principal urbe de mayoría latina donde imperan los republicanos.
Cerca del 70% de la población del condado de Miami Dade es de origen latino, y entre ese grupo, cerca de la mitad son cubano-estadounidenses. La urbe es hoy por hoy la señal más clara de un terremoto electoral que está transformando la politica estadounidense: el realineamiento hacia la derecha de una parte importante del electorado latino del país.
En la vereda demócrata, Kathy Hochul alcanzó la gloria al ser la primera mujer electa como gobernadora del estado de Nueva York.
A pesar de que inicialmente no había contienda, dada la prevalencia demócrata en la gran ciudad, en las últimas semanas se recortó la distancia gracias a suculentas inyecciones de dinero, sobre todo del multimillonario Ronald Lauder, a la campaña del republicano Lee Zeldin. Incluso se hablaba de que Nueva York podía volver a tener un gobernador conservador tras veinte años.
En los últimos días de la campaña, Hochul tuvo que solicitar ayuda del propio presidente Joe Biden y a pesos pesados de su partido, tanto del ala derecha (Hillary Clinton) como izquierda (Alexandria Ocasio-Cortez), además de actrices y cantantes como Cher o Cindy Lauper. Con un 94 % de votos escrutados, Hochul tuvo un 52,8 % de apoyos frente al 47,2 % de Zeldin, según las cifras del New York Times.
“Felicidades a Kathy Hochul por su elección”, escribió Zeldin en un comunicado, antes de añadir que su candidatura quedó “a muy estrecho margen en el más azul de los estados”, en referencia a Nueva York, considerado un feudo demócrata en casi todas sus instituciones.
Es más, Zeldin especificó que él ganó en 49 de los 62 condados, es decir los menos poblados y que quedan al norte y al este de la Gran Manzana, y añadió que “los que controlan Albany (la capital política del estado) deben tomar nota de que los neoyorquinos de toda clase están hartos”.
“Hartos de los ataques a su monedero, a su seguridad, a sus libertades o a la calidad de la educación de sus hijos, hasta un punto de ruptura”, advirtió Zeldin.
Nueva York, importante bastión demócrata, puede terminar por ser decisivo para que los republicanos logren el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, después de que el partido conservador lograse varios escaños adicionales en este estado y a pesar de unos resultados por debajo de lo esperado en otras zonas del país.
Con una campaña centrada en la inflación y el supuesto aumento de la criminalidad, los republicanos lograron en Nueva York sus mejores cifras en décadas, que complican las posibilidades demócratas en la Cámara baja del Congreso.