El Cairo.- Tras años de apatía política, los egipcios hicieron ayer largas filas para votar en las primeras elecciones parlamentarias de su nación desde el derrocamiento de Hosni Mubarak, un paso gigantesco hacia lo que esperan sea una democracia después de décadas de dictadura.
Ante numerosos locales electorales en la capital, El Cairo, se formaron largas colas de espera. Algunos votantes acudieron más de una hora antes de que se abrieran los centros.
Para Egipto, donde la participación era muy baja en la era Mubarak, una destacada afluencia es inusual. En los últimos comicios parlamentarios de 2010 la participación se ubicó en el 35 por ciento.
La comisión electoral egipcia decidió ampliar en dos horas el plazo para acudir a las urnas debido a la elevada participación.
Muchos egipcios de mayor edad, que hace años no votaban resignados por la acumulación de poder del partido de Mubarak, hacían fila en el primer día de los comicios. Testigos hablaban de una "atmósfera de seguridad" que no habían sentido antes en las elecciones.
Una celebración. Algunos electores que llevaron a sus hijos a los centros de votación dijeron que querían enseñarles mientras depositaban su voto a ejercer sus derechos en una democracia. Muchos civiles aguardaban este día como una celebración de la libertad después del derrocamiento de Mubarak el 11 de febrero, tras un dramático levantamiento popular que duró 18 días y puso fin a un régimen autoritario que había durado tres décadas.
Estas elecciones parlamentarias se desarrollan en tres fases. Ayer votaban los residentes de El Cairo, Alejandría y otras siete provincias. En diciembre y en enero lo harán las 18 provincias restantes. Para asegurarse de que cada ciudadano podrá ejercer el voto, los centros electorales permanecerán dos días abiertos.
Tras cada cita electoral seguirá una segunda vuelta en los distritos en los que ningún candidato haya conseguido la mayoría absoluta. El resultado definitivo se conocerá el 13 de enero.
La campaña electoral se vio empañada por las protestas contra la cúpula militar que está dirigiendo el proceso de transición, así como por la violencia vivida en esas manifestaciones, que dejaron más de 40 muertos.
Pese a todo, el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, que en febrero se alzó con la tutela de la transición, se negó a aplazar las elecciones. También los Hermanos Musulmanes y los nuevos partidos radicales islámicos se han manifestado en contra de cualquier aplazamiento de los comicios, sobre todo porque ellos cuentan con las mayores posibilidades de alzarse con la victoria, según las encuestas.
El jefe del Consejo, Mohammed Hussein Tantawi, se dio una vuelta ayer por los locales electorales de El Cairo para informarse sobre el transcurso de los comicios, según indicó la televisión estatal.
Relativa calma. Hasta la tarde se había producido sólo un hecho de violencia en un distrito en la provincia de Assiut, en el sur del país, cuando miembros de una tribu destrozaron un local porque su candidato fue excluido.
Observadores informaron que en algunos distritos la votación no comenzó a tiempo porque los jueces que debían controlar no se presentaron en hora o porque las boletas no fueron selladas.
En muchos lugares los miembros de los partidos no cumplieron con la prohibición de hacer propaganda en los locales.
Aproximadamente 50 de los 85 millones de egipcios están llamados a decidir quiénes ocuparán las 498 bancas del Parlamento. Para la primera vuelta de los comicios se han registrado 2.357 candidatos.
En tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo ayer que Israel se esfuerza por mantener los acuerdos de paz con Egipto a pesar de los cambios políticos en el país norafricano.
Desde la caída de Mubarak, uno de sus aliados, Israel teme que un régimen islamista asuma el poder en El Cairo. Egipto fue el primer país árabe en 1979 en firmar un acuerdo de paz con el Estado judío.