Jerusalén. — El partido centrista Kadima de la ministra de Relaciones
Exteriores, Tzipi Livni, alcanzó ayer una apretada victoria en las elecciones parlamentarias en
Israel frente al Likud del líder opositor derechista Benjamin Netanyahu, traicionando así a las
previsiones de analistas y encuestas. El comité central electoral indicó hoy que, con 27 por ciento
de los votos contados, el Kadima se encuentra en primer lugar por un margen muy estrecho, con 27 de
los 120 escaños del parlamento. El Likud está detrás por diferencia de una sola banca, con 26.
Previamente, los sondeos a boca de urna difundidos por tres emisoras de
televisión israelíes tras el cierre de los colegios electorales, el Kadima consiguió entre 29 y 30
de los 120 escaños parlamentarios, por lo que podría incluso superar ligeramente los 29 que
consiguió en las elecciones de marzo de 2006.
Por su parte, el Likud se llevó entre 27 y 28 mandatos. El principal partido de
la oposición podría así más que duplicar su presencia en la Knesset frente a sus 12 escaños
actuales. Con ello, aparece recuperado de la crisis en la que cayó en 2005, después de que lo
abandonara el entonces premier Ariel Sharon para fundar el Kadima.
Por el contrario, el Partido Laborista del ministro de Defensa israelí, Ehud
Olmert, se llevó 13 escaños, frente a los 19 actuales que ya eran de por sí los peores resultados
de la historia para la agrupación de líderes como David Ben Gurion o Yitzhak Rabin. El partido
ultranacionalista Israel Beitenu (Nuestra Casa Israel), de Avigdor Lieberman, se llevó según los
sondeos entre 14 y 15 escaños, superando los 11 actuales pero no llegando a conseguir los 20 que
llegaban a pronosticar algunos sondeos. El ultraortoxo Shas habría perdido dos escaños, para
colocarse en 10. Hasta los últimos sondeos preelectorales, emitidos el viernes último, el Likud iba
a la cabeza, ligeramente por delante de Livni.
Ventaja derechista. El triunfo legislativo de Livni, sin embargo, no significa
que Kadima pueda llegar a formar gobierno, ya que para lograrlo debe tener mayoría simple en una
cámara de 120 representantes. De acuerdo con los cálculos de actuales aliados, Livni, de 50 años,
alcanzaría sólo 56. Según las estimaciones, las derechas laicas y confesionales, sumadas en
conjunto, se perfilan con una ventaja, aunque esa hipótesis, capaz de poner a Netanyahu en carrera
para la jefatura de gobierno, no tiene aún características de coalición política. Voceros del
Likud, no obstante, ya hicieron saber que junto a posibles aliados están en mejores condiciones de
conformar gobierno porque, aseguran, contarían con 64 voluntades.
Las elecciones de ayer tuvieron lugar un año antes de lo previsto, después de
que el hasta ahora premier, Ehud Olmert, dimitiera por los escándalos de corrupción, Livni
fracasara entonces en la formación de un nuevo gobierno, y se tuvieran que convocar comicios
parlamentarios anticipados. Livni fracasó debido a la oposición de los ultraortoxos, que se negaron
a permanecer en el gobierno. La lluvia y el alto porcentaje de indecisos, que según los sondeos
preelectorales superó el 20 por ciento, habían hecho temer a los analistas y líderes políticos por
un alto ausentismo electoral.
Sin embargo, dos horas antes del cierre de los colegios, la participación
ciudadana era del 60 por ciento de los 4,8 millones de votantes registrados, superando los valores
de los últimos comicios.
Al depositar su voto, Livni instó a sus electores a no perder la esperanza, pese
a que los sondeos le atribuían de entrada una desventaja frente al Likud de Netanyahu. "El líder
que reciba la confianza del pueblo en las urnas debe ser el elegido para gobernar", dijo.
Por su parte, Netanyahu también clamó victoria y aseguró que los votantes
mostraron una preferencia clara por los partidos con más tendencias belicosas. Dijo que eso lo pone
en la mejor posición para formar un gobierno de coalición. El hasta ahora líder opositor, agregó
que los resultados electorales demuestran que "el rumbo del Likud y el campo nacionalista fue
victorioso".
Formación de gobierno. Después de las elecciones, el presidente israelí, Shimon
Peres, tendrá una semana para consultar a los líderes de los diferentes partidos y determinar cuál
es el más idóneo para encargarle la formación de gobierno. El elegido tendrá entonces 28 días para
formar una coalición. De no lograrlo en ese tiempo, el plazo se podrá prolongar 14 días más.
Los resultados electorales fueron calificados en términos negativos por los
palestinos. "Es evidente que los israelíes han votado a favor de paralizar el proceso de paz", dijo
el jefe negociador de la Autoridad Nacional Palestina, Saeb Erakat. Uno u otro será lo mismo".
Posición crucial
Lieberman dijo que él tiene la llave para formar el próximo gobierno israelí.
Agregó que habló con Netanyahu y Livni, y podría ser convencido para unirse a cualquiera de los
dos. Lieberman ha generado controversia al decir que los árabes-israelíes deberían aprobar un
examen de lealtad o perder la ciudadanía.