Armando Chaguaceda es un politólogo cubano. Opositor y crítico del régimen castrista, vive en México desde 2008, donde dicta clases en la Universidad de Veracruz. Pero Chaguaceda, hombre de izquierda, no cuadra en la tipología del típico "disidente cubano". Y destaca algo poco conocido fuera de Cuba: la sociedad civil que, como él hasta que partió a México, no "rompe" con el sistema pero lo critica dentro de sus márgenes. Ahora, ya liberado de esas restricciones y desde su lugar de hombre inequivocablemente de izquierda, le reclama a su sector en América latina que deje de encubrir los abusos del castrismo contra el pueblo cubano. Chaguaceda estuvo en Buenos Aires invitado a dar una conferencia, "Cuba: escenarios políticos y repercusiones mediáticas" por CADAL, Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina. Habla con esa fluidez acelerada que es común en muchos cubanos y juega en esa zona, doblemente incómoda, de ser de izquierda y a la vez un crítico del mito castrista.
—La primera pregunta es obligada: ¿qué pasará ahora, luego de la muerte de Fidel? Se habla de nueva etapa, pero estaba jubilado y enfermo...
— Exacto. Se puede calificar como nueva etapa por ser un símbolo, pero no en términos de que ya no estaba al frente del Estado desde hace muchos años. Segundo, hay continuidad en cuanto a la naturaleza del régimen político. Más allá del proceso de duelo no creo que tenga otra implicación práctica. Si él hubiera muerto en 2006 activo, dando discursos, hubiera sido diferente, pero no fue así.
EM_DASHHay discusión sobre la apertura de Obama. Se señala el desbalance entre las concesiones hechas mientras el régimen se mantiene en su rol de parte ofendida...
— Pongamos esto en perspectiva. Primero, EEUU había quedado aislado en su política exterior y en términos simbólicos. La oposición cubana, la misma que es perseguida y reprimida y la mayor organización opositora, Unión Patriótica de Cuba, han saludado la apertura. Hay grupos del exilio y la oposición que han estado en contra, pero el acercamiento ha tenido un apoyo abrumador. Sí se puede criticar tal vez que no se haya tejido una estrategia más multilateral de parte de EEUU. Decirle a América latina: ya normalizamos relaciones, ahora contamos con ustedes para que Cuba se normalice dentro del modelo regional. Hay cosas naif, como creer que más trabajo por cuenta propia traerá más democracia, pero creo que la estrategia es correcta. De hecho, el gobierno cubano reaccionó con mucho miedo al magnífico manejo que hizo Obama después de la visita. Pero ahora con Trump todo se complica. No sé si se rompen relaciones, pero va a haber una situación que no sabemos qué puede implicar. Habrá que ver.
EM_DASHSe ha hablado mucho del modelo chino, de capitalismo autoritario de Estado...
—No necesariamente tiene que ser un proceso chino. Lo que tiene en común es el partido único y la ideología comunista. Pero es un modelo que en el caso chino tiene milenios detrás, la tradición confunciana, el culto a la autoridad. No tiene que ver con el modelo cubano, que va a parecerse más a autocracias del mundo subdesarrollado, como el modelo sirio, con las FFAA y un clan familiar y una burguesía chica y mediana que coexiste con una economía estatizada. Este puede ser un modelo más afín al cubano que el chino.
EM_DASHVos sos de izquierda. La izquierda latinoamericana mostró una involución a partir del chavismo. Hubo antes, desde los 80, una evolución hacia la socialdemocracia y luego volvió a sus instintos autoritarios.
—Efectivamente, si rastreas los 80 y 90 aparece una evolución socialdemócrata; luego, la aparición del bolivarianismo y este rescate de lo "nacional-popular 2.0", digamos, ha sido un oxígeno (para el régimen cubano). Argentina, con los K, nunca pasó de una democracia delegativa, y con Cristina, más alegativa. Se podía sobrevivir y la vida intelectual de acá lo indicaba. Una cosa diferente a lo que pasa en Venezuela o Cuba. Son grados de cierre y autoritarismo. Sí hay un substrato que tiene que ver con la idea del caudillo, del líder y la supuesta redención por vía de un proyecto nacional-popular que borra o disminuye todo espacio de liberación. Una idea no confesada de que el fin justifica los medios, que hay que denunciar sólo al enemigo y nunca a los nuestros, porque eso es darle armas al enemigo. Es la lógica a lo Karl Schmitt, amigo-enemigo. Si yo hubiera vivido acá hubiera sido tal vez kirchnerista, porque tengo sensibilidad por los derechos humanos y los derechos sociales. Pero en Cuba no hubiera podido ser kirchnerista, allá no existen Página / 12, ni las Madres de Plaza de Mayo, ni un Partido Obrero que puede criticar al gobierno.
—¿Y qué importancia tiene la aparición de un nuevo periodismo online disidente, como 14 y medio? ¿O simplemente no se puede leer?
—Claro, está bloqueado y hay que llegar por un "proxy". La penetración de Internet en Cuba es muy inferior a China y Rusia y además tiene este tema de los proxies, de barreras y censuras. De todas maneras hay un movimiento muy interesante de medios alternativos, muy plurales. Está por ejemplo el Havana Times, donde tienes desde personas que defienden el pensamiento tradicional de Fidel a personas muy críticas.
EM_DASHVos hablás de una sociedad civil crítica pero que se mantiene dentro de los aparatos del Estado e institucionales. ¿Que importancia política puede tener este sector, poco conocido fuera de Cuba?
—Tiene mucha. Es una suerte de esfera "Ni-ni" en la cual muchos estuvimos. Este sector es el que más ha crecido, no el de Yoani Sánchez. Siempre digo: ojo, no absoluticen el factor Yoani, ni compren el mérito de los medios alternativos e invisibilicen los otros. Esa sociedad civil intermedia que no ha sido puesta fuera, sobrevive en la tensión. Y ofrece una ventana a gente que no iría a ver o leer otra cosa. Puedo atestiguar que es un mezcla de factores de protección, pero también de cuestiones ideológicas y de formación. Hay que entender lo que es vivir allá adentro. En mi caso, mi familia perteneció al movimiento revolucionario. Estuve frente a una cátedra de historia de las ideas sin militar en el Partido Comunista. Hay muchas personas que están en esa frontera a las que les cuesta romper.
EM_DASH Mientras, afuera, hay una mirada benigna hacia la Cuba del castrismo...
— Pesan el factor Fidel y la revolución. Pero esto ya se está acabando. Ese mito se acaba. Antes, el mito coincidía hasta cierto punto con la realidad, ya no es así. El embargo es cada vez más débil, Fidel murió, hay relaciones capitalistas in crescendo. Y quienes tenemos el capital intelectual y el acceso a los medios, debemos decirles a nuestro compañeros latinoamericanos: suscribo sus luchas y protestas, pero tengo toda la legitimidad, no para pedirles sino exigirles, que hagan lo mismo con la causa cubana. Cuba seduce, tiene "soft power", es un país occidental. Ha entendido que la diplomacia es fundamental para su sobrevivencia. Por esto es importante que los sudamericanos tengan claro que Cuba puede ser fuente de preocupaciones en sus países. Eso se demostró en Venezuela. Creer que es un régimen inofensivo es un error grande. Hay que acompañar activamente para que haya una transición, para que cambie, porque de la suerte de Cuba depende en buena medida la de la izquierda y la democracia en América latina. No se puede dejar la opción del silencio. Hay que decirles a los compañeros latinoamericanos: ustedes no pueden callarse. Su silencio es no procesar un fracaso, le hace daño a la izquierda, en la medida que no procesa su principal mito seguimos metiendo la pata. Esto es por la salud democrática del resto de América latina y por responsabilidad moral con los ideales de la izquierda. Lo mismo vale con los organismos de derechos humanos. Tienen que procesarlo. Lo que para ellos es un trauma con el psicoanalista para un pueblo entero es una situación de la que no pueden escapar. Por lo menos que alcen la voz. Y si Amnistía Internacional es un referente para las denuncias en tu país, no puede ser un agente de la CIA en el caso de Cuba.
analista. Chaguaceda rescata a "la sociedad civil intermedia que sobrevive en la tensión".