El presidente chino, Xi Jinping, admitió la gravedad de la ola de Covid que afecta a su país. Instó a las autoridades a tomar medidas para “proteger eficazmente” a sus compatriotas, en sus primeros comentarios públicos desde que Pekín relajó las restricciones estrictas con las que durante casi tres años enfrentó la pandemia. Ahora hay, según estimaciones no oficiales, hasta 250 millones de contagios en China, la nación más poblada del planeta con 1.410 millones de habitantes. Los hospitales y crematorios están desbordados. Pero las cifras oficiales, que hasta el domingo eran de solo 6 muertes en lo que va de diciembre, se han suspendido, sin dar más datos. Epidemiólogos temen que de China salga una nueva variante de Covid, dadas las condiciones que se han creado.
“Deberíamos lanzar una campaña sanitaria patriótica de manera más afinada”, para fortalecer “la prevención y el control” de la epidemia y “proteger eficazmente la vida, la seguridad y la salud de la gente”, dijo el mandatario chino, citado por el canal estatal CCTV. Las declaraciones del presidente chino se dan en un momento en el que el número de pacientes que llega a los hospitales es cada vez mayor; casi todos son personas mayores y muchos se encuentran muy mal, con síntomas de Covid-19 y neumonía, reveló a la agencia Reuters el médico Howard Bernstein. El brote ha puesto en evidencia que en China hay muchos ancianos y adultos mayores con poco o nula cobertura de vacunas.
El actual es, por lejos, el mayor brote que sufrió el país desde que la pandemia comenzó en la ciudad central de Wuhan hace tres años. Los hospitales y los crematorios de Pekín están desbordados, según han podido comprobar periodistas de medios extranjeros, como las agencias AP, Reuters y AFP, entre otras.
“El hospital está completamente desbordado”, declaró el doctor Bernstein al final de un turno “estresante” en el Beijing United Family Hospital, un sanatorio privado, en el este de la capital. “La UCI está llena”, al igual que el servicio de emergencias, la “clínica de fiebre” y otras salas, detalló. “Muchos ingresaron en el hospital. No mejoran en un día o dos, así que no hay flujo, y, por lo tanto, la gente sigue viniendo a emergencias, pero no pueden subir a las habitaciones del hospital”, añadió. En el último mes, Bernstein pasó de no haber tratado nunca a un paciente de Covid-19 a ver docenas al día.
China solo reconoció oficialmente seis muertos por Covid-19 desde que el 7 de diciembre que se levantaron las restricciones de movilidad y exigencia de testeos diarios. Pero este número claramente no responde a la realidad. Solo en Pekín deben haber fallecido cientos de personas desde el 7 de diciembre, por lo que se observa en salas fúnebres y crematorios. De hecho, el domingo la Comisión Nacional de Salud de China, el organismo a cargo de informar sobre la pandemia, suspendió las estadísticas. Ese día la Comisión anunció que ya no publicará las cifras diarias de casos y de muertes por coronavirus, un recuento que se hacía desde 2020 pero que, admitieron las autoridades, ya no refleja la enorme magnitud del brote iniciado luego de que el gobierno abandonara su política de “Covid-cero” el 7 de diciembre, tras una ola de protestas. Buena parte de las personas mayores no están vacunadas contra el Covid-19 o tienen una sola dosis que se dieron hace más de un año.
“El mayor reto, sinceramente, es que no estábamos preparados para esto”, afirmó Bernstein. Sonia Jutard-Bourreau, de 48 años, jefa médica del hospital privado Raffles de Pekín, indicó que el número de pacientes es entre cinco y seis veces superior al normal, y que la edad media de los pacientes es de 70 años. “Siempre es el mismo perfil”, aseguró. “Es decir, la mayoría de los pacientes no han sido vacunados”. Un dato realmente inquietante, si se tiene en cuenta que los pacientes mayores son los más vulnerables y a su vez en China existe una enorme población de adultos mayores, por el perfil demográfico que tiene la nación más poblada del planeta. Jutard-Bourreau, que al igual que Bernstein, lleva trabajando en China alrededor de una década, y teme que lo peor de esta oleada en Pekín no haya llegado todavía.
En otros lugares de China, el personal médico dijo a Reuters que los recursos ya están al límite en algunos casos, ya que los niveles de Covid entre el personal de salud son particularmente altos. Una enfermera de la ciudad occidental de Xian afirmó que 45 de las 51 enfermeras de su departamento y todo el personal del servicio de emergencias se han contagiado el virus en las últimas semanas. “Hay muchos casos positivos entre mis colegas”, señaló esta enfermera de 22 años de apellido Wang. “Casi todos los médicos están contagiados”. Wang y las enfermeras de otros hospitales revelaron que les habían dicho que se presentaran a trabajar aunque dieran positivo y tuvieran fiebre leve.
Testimonios
Jiang, una enfermera de 29 años que trabaja en un pabellón psiquiátrico de un hospital de la provincia de Hubei, contó que la asistencia del personal ha descendido más del 50% en su pabellón, que ha dejado de aceptar nuevos pacientes. Afirmó que trabaja turnos de más de 16 horas con un apoyo insuficiente. “Si el paciente parece agitado, hay que sujetarlo, pero no es fácil hacerlo sola”, explicó. “No es una buena situación”.
Es probable que más de 5.000 personas mueran cada día de Covid-19 en China, estimó la empresa británica de datos sanitarios Airfinity, ofreciendo un dramático contraste con los datos oficiales de Pekín sobre el brote. La semana pasada, la agencia Bloomberg y el diario Financial Times dieron una noticia abrumadora, que terminó con la política de silencio del gobierno chino: supieron, por un informe interno de la Comisión Nacional de Salud, que había hasta 37 millones de contagios diarios en China y que hasta 248 millones de personas estarían contagiadas. La comisión jamás confirmó ni negó estos datos. Este lunes, la comisión tampoco respondió a una solicitud de Reuters para comentar las preocupaciones planteadas por el personal médico.
China restringió su definición para clasificar las muertes relacionadas con el Covid-19, contando sólo las que implican neumonía o insuficiencia respiratoria causadas por el virus, lo que ha levantado sospechas entre los expertos mundiales en salud. La definición es mucho más amplia en el resto de las naciones. “No es medicina, es política”, afirmó la médica Jutard-Bourreau.