Donald Trump se retractó de su promesa de deportar a toda la población que vive en Estados Unidos sin permiso de residencia, aunque mantuvo su tono agresivo contra la inmigración irregular y sigue decidido a construir un muro en la frontera con México. El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos prometió que si alcanza la presidencia expulsará a millones de personas que viven en el país sin permiso de residencia, afirmando que no hacerlo pondría en peligro "el bienestar del pueblo estadounidense". "Cualquiera que haya entrado de forma ilegal en Estados Unidos está sujeto a la deportación", afirmó Trump en un discurso muy esperado que se produjo apenas unas horas después de su inesperada visita al presidente de México, Enrique Peña Nieto, en su primer viaje al extranjero como candidato republicano.
Sin embargo, el magnate neoyorquino también dijo que el equipo que ha propuesto para encargarse de la inmigración se centraría en expulsar a delincuentes, personas que han excedido la duración de sus visados y otros que suponen amenazas inmediatas de seguridad. Trump no aclaró qué ocurriría con los que no han cometido delitos más allá de sus infracciones contra las leyes migratorias.
El encendido discurso de Trump, que pretendía poner fin a semanas de confusión sobre su postura en este tema, estaba lleno de frases con gancho para que sus leales simpatizantes aplaudieran. Cualquier persona que viva en el país sin autorización y sea detenida "por cualquier crimen", afirmó, pasará de inmediato a un proceso de deportación. "No habrá amnistía", afirmó, señalando que los inmigrantes que estén en el país sin permiso de residencia y que quieran legalizar su situación u obtener la ciudadanía deben volver a sus países de origen para lograrlo.
Regulación migratoria. En el discurso no hubo ninguna mención directa a una promesa clave de su campaña en las primarias, la creación de una "fuerza de deportación" que expulsaría a todos los 11 millones de inmigrantes que se calcula viven en el país en situación irregular. En cambio, repitió el argumento estándar republicano de que sólo puede iniciarse una conversación sobre esos inmigrantes cuando se hayan asegurado las fronteras, evitando el gran escollo que ha frustrado intentos anteriores de reformar en el Congreso la regulación migratoria.
Las voces críticas, por su parte, afirmaron que el hecho de que Trump eludiera entrar en el destino de los que viven de forma pacífica en Estados Unidos sin permiso de residencia no compensa su estrategia general. "Sigue siendo la posición más extrema de cualquier aspirante moderno a la presidencia", dijo Frank Sharry, destacado activista proinmigración. "Es profundamente impopular entre los votantes y profundamente antiestadounidense".
Aunque se retractó de su promesa anterior de deportar a todos los inmigrantes irregulares del país, el tono agresivo de Trump en Phoenix fue un cambio respecto a la actitud que había mostrado antes el miércoles. De forma mucho más contenida, Trump describió a los mexicanos como "gente increíble" cuando compareció junto a Peña Nieto.
Disputa. Los buenos sentimientos de su primera reunión con un jefe de Estado desde que asumió la candidatura del partido no duraron mucho, y horas después de que abandonara México se abrió una disputa sobre la parte más polémica de los planes de Trump contra la inmigración irregular: su insistencia de que México debe pagar para construir un muro a lo largo de las 2.000 millas de frontera sur de Estados Unidos. Durante su comparecencia por la tarde junto a Peña Nieto, Trump dijo a la prensa que no habían hablado de quién pagaría un proyecto que se estima costaría miles de millones. El presidente de México guardó silencio en ese momento, pero después tuiteó "Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro". La reunión se celebró a puerta cerrada y resultaba imposible saber quién decía la verdad. Trump dijo ante un alborotado público de Arizona que respeta al presidente mexicano. "Estuvimos de acuerdo en la importancia de poner fin al flujo ilegal de drogas, dinero, armas y personas por nuestra frontera y acabar con el negocio de los cárteles", fijo. Sin embargo, ya en territorio estadounidense abordó de forma directa una pregunta que había eludido cuando se le planteó en México. "México pagará el muro, al 100 por ciento", dijo el empresario neoyorquino. "Aún no lo saben, pero van a pagar el muro". Trump fue vitoreado en Arizona, pero su visita provocó descontento y protestas en México. El candidato es muy impopular allí, debido en gran parte a que describió México como una fuente de violadores y delincuentes.
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