El cumplirse un año de la muerte del pequeño refugiado sirio Aylan Kurdi, cuya fotografía, tirado boca abajo en una playa turca, conmocionó al mundo, su padre denunció el fracaso mundial para detener el derramamiento de sangre en Siria, donde "la gente sigue muriendo y nadie hace nada".
En una entrevista publicada por el diario alemán Bild, Abudllah Kurdi, de 41 años, que también perdió a su esposa y a otro hijo de cinco años en el mismo naufragio en el que murió Aylan, dijo que vive sin consuelo desde aquel fatídico intento de llegar a las costas de Grecia desde Turquía para refugiarse en Europa. "Los políticos dijeron después de las muertes en mi familia: '¡Nunca más!'", contó el kurdo-sirio, pero ninguna de esas promesas se cumplieron y la crisis humanitaria se agravó en el último año. "Todo el mundo afirmaba que querían hacer algo porque la foto los tocó tanto. Pero, ¿qué está pasando ahora? La gente sigue muriendo y nadie está haciendo nada al respecto", remarcó el hombre que vive solo en un departamento en Erbil, en el norteño Kurdistán iraquí, en un complejo vigilado por fuerzas kurdas.
El 2 de septiembre de 2015, la foto del pequeño Aylan, sin vida y con su cara hundida en la arena de una playa de la ciudad turca de Bodrum, se viralizó como una de las imágenes más lacerantes y simbólicas de la crisis humanitaria de inmigrantes y refugiados, revelando la inacción política de Europa. Para el padre de Aylan, oriundo de la comunidad kurda de Siria y uno de los dos sobrevivientes de la tragedia del mar Egeo, estuvo bien que la foto de su hijo se publicara en todo el mundo. "Estas cosas deben ser mostradas para mostrarle a la gente lo que pasa", y agregó: "Pero al final, el panorama no cambió mucho. El horror en Siria, finalmente, debe parar."
Sin justicia. Con lágrimas en sus ojos, Abdullah admitió: "Ahora probablemente estoy más seguro de lo que lo he estado en mi vida, pero ¿para qué?". En marzo, un tribunal de Bodrum condenó a cuatro años de prisión a un sirio de 35 años y a otro de 36 por tráfico de personas en relación con la muerte de Aylan, su madre, un hermano y otros dos refugiados en el naufragio. Sin embargo, la Justicia los absolvió de la acusación de homicidio involuntario.
Un año después de la muerte de Aylan, al menos 423 menores han muerto ahogados en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa, según Save The Children. La familia oriunda de Kobani, ciudad kurda del norte de Siria, pagó 4.000 euros a traficantes para la travesía a la isla griega de Kos, en la que embarcaron en un bote con otras nueve personas desde la zona del balneario turco de Bodrum.
"Cundía el pánico". La imagen del cadáver ahogado de Aylan en la costa, y en la que se ve a un agente de la policía turca transportándolo fue tomada por la fotógrafa turca Nilüfer Demir, y se convirtió en un símbolo del drama de los refugiados. Días después del naufragio, Abdullah relató la tragedia: "Después de alejarnos 500 metros de la costa, en el bote empezó a entrar agua y se nos mojaron los pies. A medida que subía el agua, cundía el pánico. Algunos se pusieron de pie y el bote volcó. Yo sostenía a mi mujer de la mano". Y recordó en llanto: "Las manos de mis dos niños se escaparon de las mías, intentamos quedarnos en el bote, pero el aire disminuía. Todo el mundo gritaba en la oscuridad. No lograba que mi esposa y mis hijos oyeran mi voz".
Antes de iniciar su fátidica travesía, Abdullah y su familia querían ir a Canadá, donde vivía una de las hermanas del hombre, Teema. Habían realizado una solicitud de asilo con apoyo privado ante las autoridades canadienses, pero fue rechazada en junio por complicaciones con las solicitudes desde Turquía. Incluso, en una ocasión Teema declaró: "Yo estaba intentando patrocinarles, y mis amigos y vecinos me ayudaron con los depósitos bancarios, pero no pudimos conseguir sacarlos y por eso se subieron en un bote. Incluso les pagaba el alquiler en Turquía, pero es horrible el modo en que tratan a los sirios allí".