La lectura puede ser una experiencia que nos posibilite detenernos, los textos pueden ser un buena opción —más en su clásico formato libro— para evitar desvanecernos y la posibilidad de tomarnos pare evitar el desgarro.
La lectura puede ser una experiencia que nos posibilite detenernos, los textos pueden ser un buena opción —más en su clásico formato libro— para evitar desvanecernos y la posibilidad de tomarnos pare evitar el desgarro.
En tiempos de instantáneas y efectos fugaces, en contextos de desmantelamiento social y en donde tengo —¿vos también?— la sensación de vivir a cada paso un "déjà vu", vuelve a resonar un texto que me ayudó a la comprensión de los efectos del proceso histórico que vivimos hace veinte años: "La subjetividad en riesgo", de Silvia Bleichmar (Topia, 2005).
En esta obra la autora analiza el impacto que la crisis económica y social tiene sobre los sujetos y sus vínculos, y cómo son interpretadas por los analistas pertenecientes a los ámbitos de la investigación y la producción del conocimiento. Propone para la comprensión de los efectos subjetivos y colectivos de momentos de crisis, en donde la exclusión y vulnerabilidad social emergen como realidades permanentes, pensar nuestro tiempo desde el desencanto como una manera de estar vivos. Plantea hacer del dolor de la pérdida por lo que fuimos y del malestar por resignarnos, la posibilidad para la búsqueda colectiva, haciéndonos cargo de ese sufrimiento, del propio y el de los otros, buscando en la propia realidad circundante los medios para la recomposición que solo vendrá de la ayuda colectiva. La lectura de este texto también es una provocación para la acción, de buscar nuevos caminos para salir del riesgo permanente que nos lleva a un lugar de destrucción y crueldad, en donde el otro es visto como un amenaza y no como una posibilidad. Para aquellos que estén buscando en la lectura y la reflexión herramientas para sostener la acción colectiva, recomiendo su lectura.