Hablar de pedagogía freireana es algo muy rico y muy amplio. Siempre que vayamos a hablar de ella, es necesario adoptar una perspectiva, puntos o elementos, algunas ideas que nos vengan a decir algo significativo.
Hablar de pedagogía freireana es algo muy rico y muy amplio. Siempre que vayamos a hablar de ella, es necesario adoptar una perspectiva, puntos o elementos, algunas ideas que nos vengan a decir algo significativo.
La perspectiva que quisiera abordar aquí es hablar de la pedagogía freireana, mirando algunos rasgos de la persona del maestro Paulo Freire.
En verdad, en educación no hay pedagogía que pueda permanecer separada de las personas que las encarnan, las sostienen, las reflexionan, las viven en lo cotidiano de sus prácticas. Porque el definitiva, cada pedagogía tiene que ver con el modo en que vivimos, habitamos, transmutamos, construimos el hecho educativo o la escuela.
En el mundo que nos toca vivir en esta segunda década del siglo XXI, con tendencia a la fragmentación, al encierro, a la automatización y a la desconexión, la historia, las miradas, las palabras, los escritos y las opciones de Paulo Freire tienen mucho para decirnos, problematizarnos, cuestionarnos y enriquecernos en nuestro modo de ser educadores. Por eso, es importante que recordemos que la pedagogía que asumamos tendrá que ver con el estilo de vida que encarnemos, con las posiciones que nos coloquemos, en las opciones vitales, con lo que podamos y queramos ser con nosotros mismos y para otros. Pablo Freire empatizó, comprendió y tematizó junto a otros. Fue un hombre en actitud de escucha y diálogo, con sí mismo, con el mundo, con los otros: “Nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a si mismo, los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador”. Leyendo sus textos, uno entiende el marco desde donde Paulo Freire caracteriza a la pedagogía liberadora como problematizadora, dialógica y concientizadora. Educadores y estudiantes somos hoy hijos de este mundo, conyunturalmente en tiempos de pandemia donde los problemas y situaciones reales muchas veces “nos abruman”. Y ¿cómo ser educadores en este tiempo? Destaco algunas claves de la pedagogía freireana para poner en práctica hoy:
• El diálogo profundo con todo lo que somos y vivimos, con nuestro yo y todo lo que nos rodea.
• La capacidad de hacer del acontecer nuestro y de los otros, experiencia significativa.
• El desarrollar la capacidad de asombro, de curiosidad, de estupor, de dejarnos conmover, de abrirnos al cuestionamiento de los otros y de los mismos acontecimientos.
• El sabernos parte de la cultura que se está educando y sabernos parte del mismo proceso educativo transformador.
• El posicionarnos en un realismo crítico, no huyendo del terrible dramatismo de la existencia humana. Sobre todo, de los que viven desheredados de la historia.
• La profunda capacidad de diálogo, empatía, escucha con todo otro, sobre todo a los más invisibilizados, acallados, desprotegidos.
Pablo Freire escuchó, empatizó, enraizó. Esas podemos decir que son las notas claves de la pedagogía freireana imprescindibles a través de nuestro tiempo. Un proceso educativo que parta de un educando y un colectivo de educadores que sepan escuchar, empatizar, enraizarse en la historia, en la cultura, en la sociedad.
La pedagogía freireana es una invitación a ser educadores de un determinado modo. Es una invitación a tematizar nuestro acercamiento y escucha de un currículum de saberes que construimos juntos para un logro común de libertad y de mayor capacidad de amar.
Notas por el centenario
1.- Paulo Freire y el camino hacia una pedagogía liberadora
2.- Frei Betto: "Freire llevó a los oprimidos a conquistar su autoestima política y su protagonismo"
3.- Leonardo Boff: "Para Freire todos son portadores de algún saber y deben ser escuchados"
4.- Adriana Puiggrós: pistas para leer a Paulo Freire
5.- Las huellas del maestro en los barrios populares