Dos hombres cayeron con drogas y armas en el marco de la pesquisa por una volanteada de la semana pasada en la que se increpaba a fiscales alegando que favorecían a un grupo criminal en perjuicio de otro. Una huella dactilar detectada en uno de los panfletos permitió identificar a un sospechoso de 26 años que fue apresado ayer al mediodía junto con un joven de 19 en un asentamiento cerca de Molino Blanco, en zona sur.
Según la información preliminar al menos uno de los detenidos integraría una gavilla cuyo liderazgo se atribuye a Matías César, condenado con otros miembros de Los Monos por las balaceras contra del Poder Judicial instigadas por Ariel “Guille” Cantero. Así se confirmaría una de las teorías que vinculaba la volanteada con las imputaciones formuladas el día anterior contra la banda de Mauro Gerez, sospechada de fogonear la violencia en Ludueña.
Marketing tumbero
“Fiscal Socca, dejá de vender humo con gente de que Fran Riquelme te apunta. Y el otro fiscal, Matías Edery, hacen meter presos y hacen causa a la gente que René Ungaro, los Funes y los Riquelme le apuntan para arreglar las condenas, abreviados y estadías en pabellones comunes”, decía un volante arrojado el jueves pasado en una suerte de operación de prensa tumbera cuyo carácter anónimo no dejó en claro otra cosa que su carácter mafioso.
No obstante, de las lecturas posibles surgía la posible vinculación con la masiva imputación que el día anterior había realizado el fiscal de Balaceras Pablo Socca contra un gavilla polirrubro que, con órdenes emanadas de la cárcel de Piñero, fogoneó casi un año la violencia en Ludueña con el objetivo de copar el barrio para monopolizar la venta de droga. A esa teoría abonaban los nombres de los supuestos presos favorecidos que, según los portavoces del peculiar reclamo, orientaban las investigaciones de los fiscales: Ungaro, Funes y Fran Riquelme, todos vinculados de alguna forma con Esteban Alvarado y enemistados con Los Monos.
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Mientras la Fiscalía intentaba bajarle el perfil al suceso, esa volanteada pareció tener una respuesta desde la vereda contraria cuando el lunes a la madrugada dejaron unos panfletos en la puerta del Centro Municipal de Distrito Sur, los cuales fueron acompañados por cuatro balazos en el frente vidriado. Esta vez las alusiones eran directamente a “Guille” Cantero y Matías César.
Más allá del carácter anónimo de los volantes, una huella dactilar en uno de los cartelitos arrojados el jueves aportó la identidad de Juan Manuel S.C. La Fiscalía requirió allanar su domicilio de barrio Magnano pero no estaba. Entonces una brigada de Inteligencia de la AIC se dispuso a caminar la zona hasta que se pudo saber que el sospechoso había sido visto por ahí junto con un joven con muletas.
“Jefe, tengo un fierro”
Así, sobre el mediodía los agentes que patrullaban las inmediaciones de Hungría y Ayacucho vieron a un joven con muletas acompañado por otro parecido al buscado que llevaba un bolso negro. Les dieron la voz de alto pero los hombres siguieron su marcha. Sólo por unos metros hasta que fueron aprehendidos.
“Jefe, tengo un fierro”, les gritó Juan Manuel S.C. a los policías que entonces esposaron a ambos y procedieron a requisarlos. En poder del buscado hallaron una pistola Hi Power calibre 9 milímetros cargada y con la numeración suprimida, un revólver Magnum 357 también cargado y un celular con la pantalla tactil rota y astillada.
También estaba armado su compañero Leonel D., con una pistola Browning caibre nueve milímetros cargada y con numeración limada. Este joven de 19 años también llevaba un teléfono con la pantalla.
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La requisa continuó con el bolso donde se halló un cargador de pistola, municiones varias, casi 80 mil pesos y algo de droga: 22 bochitas de cocaína, dos trozos compactos de la misma droga y otro pedazo de marihuana. En el bolso también había un papel con anotaciones, una bolsa con bolsitas y precintos como para armar bochitas, así como una planchita para el pelo.