La hipertensión pulmonar (HP) es una enfermedad donde las arterias pulmonares tienen mayor presión, por lo que el lado derecho del corazón debe esforzarse más para hacer circular la sangre. Esto causa una insuficiencia cardíaca, y en muchos casos provoca la muerte. Se estima que en el mundo afecta a 25 millones de personas.
Afecta principalmente a mujeres entre 40 y 50 años, aunque también se puede ver en hombres, niños y ancianos. De difícil diagnóstico, tiene una prevalencia mundial aproximada de 360.000 personas, mientras que en nuestro país se estima que hay entre 600 y 2.000 personas con esta patología.
Los síntomas varían en cada individuo. Pero los más comunes se identifican con la falta de aire, mareos, fatiga, desmayos, vértigo, debilidad y dificultad para realizar actividad física. Muchas veces los síntomas se confunden con otras afecciones más frecuentes como el asma.
Existen cinco tipos de HP. Y aunque la enfermedad fue descripta por primera vez en 1852, como no existían tratamientos los médicos le daban poca importancia. Sin embargo, hoy se conoce mucho más y la buena noticia es que hay opciones de tratamiento que permiten una buena calidad de vida.
Dentro de las causas, no se descartan las cuestiones hereditarias, por lo cual los médicos recomiendan controlar a los familiares de personas con HP.
Tratamientos
“Todo empezó a cambiar desde que aparecieron los medicamentos”, explicó Fabián Diez, jefe de cardiología del Hospital Italiano de Rosario, en el marco de las jornadas organizadas por Hipua. Y si bien la HP es una enfermedad incurable, “hoy existen varios tratamientos para que el paciente tenga una buena sobrevida”, destacó.
Toda la medicación que existe hace que el corazón y el pulmón puedan trabajar mejor. Actualmente hay tratamientos con pastillas, con nebulizaciones (entre seis y nueve por día) y la bomba infusora que se coloca sobre la panza. Además, deben someterse a un régimen de comidas.
También se puede hacer un trasplante de corazón y pulmón, pero hoy los médicos ya observan que la medicación da mejores resultados que el trasplante, además de que cuesta mucho conseguir estos órganos.
¿Cuándo consultar?
A pesar de que la enfermedad es más conocida hoy que hace 10 años atrás, todavía “el promedio de diagnóstico va entre tres y cinco años”, subrayó el médico, que recalcó la importancia de consultar antes. “Los pacientes llegan a la consulta muy deteriorados, y cuanta más agitación presentan menor es la sobrevida, por eso tenemos que actuar rápido”, comentó.
“La falta de aire para respirar suele ser el primer síntoma por el que es bueno consultar al médico, y no esperar a estar más grave. De hecho los pacientes que presentan cuadros más avanzados se agitan con sólo moverse de la cama al baño”, dijo Diez.
La HP condiciona la calidad de vida y la persona se ve obligada a cambiar completamente su rutina. Por ejemplo tiene que dejar de trabajar, y esforzarse en tareas que no le requerían esfuerzo. De allí que el apoyo psicológico sea muy importante. “Lo necesitan para aprender a llevar adelante una enfermedad crónica”, apuntó el cardiólogo.
“No es fácil para el paciente recibir el diagnóstico de HP”, señaló Diez, y comentó que lo mejor es que se trate a estas personas con “equipos multidisciplinarios formados por neumonólogos, cardiólogos, reumatólogos, enfermeros y hasta secretarias que se ocupen de ayudarlos en los trámites tales como el de certificado de discapacidad”.
La forma de diagnosticarla mejoró en el último tiempo y hoy con un ecocardiograma convencional se la puede detectar.