Creo que la decisión de nuestra presidenta de no concurrir a la asunción de Obama fue políticamente incorrecta, indecorosa, descortés y desafiante a la todavía hoy primera potencia mundial. Casualmente programó una visita de tres días a Cuba (no sabemos bien a qué fue) y luego a Venezuela para visitar a nuestro único y querido amigo Chávez. Amigos, pocos, pero buenos. ¿Qué queremos demostrar con estas actitudes? ¿Que no necesitamos de ciertos países para vivir? ¿Queremos que vean quiénes son nuestros amigos y enemigos? ¿Por qué será que cuando vienen a Sudamérica mandatarios de países serios nunca recalan en nuestro país, ni en Venezuela? Decisiones como estas, tomadas por un "histérico" ex presidente en funciones y fielmente obedecidas por su esposa, me llenan de vergüenza, tristeza y preocupación. El hecho de asistir a la asunción de un presidente es estrictamente protocolar y diplomático, independientemente de si estamos de acuerdo o no con la política de ese país. Es realmente lamentable la imagen que estamos dando al mundo y a nosotros mismos. Pero bueno, debemos tener memoria y ser responsables a la hora de votar en las legislativas de este año.